Capítulo 11

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OᖇᖇY, O Gᑌᗩᑎà, TEI ᑫᑌE ᑭᑌᗷᒪIᑕᗩᖇᒪO.
ᗩᔕí ᑫᑌE...IᔕᖴᖇᑌTEᑎᒪO.





-Noah-

Por alguna razón estoy muy emocionado, tan solo pensar en la idea de pasar toda la tarde en mi lugar favorito con Dylan, me pone feliz.

Corremos hacía el área de combate con pistolas de agua, y obvio llegué primero que el.

El niño es un enclenque, pobre chico.

Un encargado del área tenía las pistolitas, antes de que me entregara una o siquiera decir algo, se le arrebate.

Salí corriendo y me escondí detrás de una pared.
Dylan llegó, pidió una pistolita y comenzó a buscarme.
Cuando pasó por el lado contrario de donde estaba escondido, Le disparé.

El voltea asustado hacía mi dirección, levanta el arma y apunta.

Levanto mis manos en señal de rendición, el sonríe, y le vuelvo a disparar.

Su cara fue todo un poema, parecía sorprendido, pero al mismo tiempo divertido.
Además de que estaba mojada.

JAJAJAJA, me amo.

—¡Hey!— gritó y salí corriendo.—¡No huyas cobarde!.

—¡Atrápame!, si puedes.— y comencé a reír, al igual que el.

Corríamos como si nuestras vidas dependiesen de ello, me detuve un momento a descansar, veo cómo viene corriendo (de una manera muy extraña por cierto) detrás de mí, casi me alcanza.

Di la vuelta y tomé vuelo para correr cuando un niño se atravesó en mi camino, frené para no lastimarlo, y pues...con el impulso que llevaba terminé con la cara en el piso.

—Auch...— comienzo a escuchar una delicada risa, muevo mi cabeza (qué está aun en el piso) para ver.

Dylan está muerto de la risa, cuando ve que lo estuve observando se limpia las lágrimas y me apunta con su pistola, y ahora si me dispara.

—Si, estoy bien; gracias por preguntar. —dije sarcástico, a lo que el se acercó y me extendió su mano, la tomé y me incorporé.

Cuando estuve ya de pie me disparó, una y otra vez, sin cambiar de expresión.
Estuvo así hasta que se le acabó el agua.

—Ya no tiene— hizo un puchero.

—Pero yo si.—sonrío y antes de que haga algún movimiento comienzo a dispararle.

Corre rápidamente y lo sigo, aunque tengo miedo de que se caiga en cualquier momento, parece que se está tambaleando.

—¡Dylan!— voltea y se aleja un poco más— tranquilo, mira— lanzo mi arma por al suelo hasta que llegó a sus pies.—¿Puedes venir?.— básicamente estoy gritando, está a una distancia bastante larga como para que me escuche si hablo normal.

Toma la pistolita del suelo y la pone en su pantalón, comienza a caminar hacia mí.

—¿Estás bien?— pregunto.

—Claro, ¿porque no debería de estarlo?

—Porque caminas..., olvídalo.— el asiente.

— el asiente

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A V A L A N C H E [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora