Yoongi se estiró sobre los almohadones. Se sorprendió al notar que su amigo se había ido en algún momento de la noche. Aún le dolía un poco la cabeza, y estaba haciendo un enorme esfuerzo por recordar qué había pasado luego de haber bajado las escaleras con la intención de comer algo. Bueno, sabía que había bebido y se había emborrachado. Rogaba que no le hubiera dicho ninguna idiotez de la que debiera arrepentirse al otro chico. O peor, ¿le habría hecho algo? Negó con la cabeza. Él no era Kyan. Podría haberse acabado todas las latas del minibar, pero nunca le haría daño a Jimin. Nunca.
Se sentó con cuidado, para soportar mejor las punzadas de dolor en la cabeza, y continuó su reflexión. Estaba seguro de que su amigo estaría esperando una explicación por lo ocurrido, al menos. Primero le explicaba que esas bebidas tenían el alcohol suficiente como para intoxicar a una persona si bebía toda una lata, y luego aparecía borracho, con una cosa de esas en la mano. ¿Cómo se suponía que le iba a explicar eso sin quedar como un imbécil?
Decidió levantarse, de todas maneras debía hacerlo, e ir al baño para lavarse la cara. Luego bajó para encontrarse a su compañero sentado en una mesa cercana al mostrador, peleando cuerpo a cuerpo con una lata de duraznos. A su lado, sobre la mesa, de encontraban un par de tenedores de plástico y un vaso, cuyo compañero había terminado en el piso. El chico pálido lo tomó y lo colocó de nuevo junto al otro.
– Hola. –Saludó para luego sentarse frente al otro.
– Hola, –Respondió Park, aún concentrado en su lata– ¿te sientes mejor?
– Sí... ¿Y tú? –El menor se sonrojó de la vergüenza recordando la escena de hacía unas horas. Asintió con la cabeza– ¿Necesitas ayuda? –Preguntó el mayor señalando el abrelatas que su amigo tenía en la mano.
– Sí... –Min tomó la lata de duraznos y comenzó a abrirla– Yoongi, creo que tenemos que hablar.
– Lo sé –Respondió el otro en un suspiro–. ¿Qué te dije anoche?
– Te pregunté por qué habías bajado a beber y me dijiste que querías desahogarte como... No recuerdo el nombre... –Contó el menor.
– Kyan... –Murmuró el chico pálido con asco.
– Sí... –Su amigo aguardó un rato, esperando una descripción de el tal "Kyan" que nunca llegó. El mayor seguía concentrado en abrir la lata– También mencionaste unos videos... –Ante la última palabra, Yoongi se congeló por unos segundos, para luego continuar su trabajo.
– ¿Algo más? –Masculló con sarcasmo. Se asustó cuando el contrario asintió.
– Me confesate que yo... –Empezó a decir Park.
– ¡Mierda!
Min se cortó accidentalmente un dedo con con la lata, soltando su herramienta. Pero le daba igual. Se tapó el rostro con las manos. Eso no era lo que se había imaginado cuando pensaba en cómo se confesaría.
– ¿Estás bien?
No, no estaba bien. Había arruinado todo. Se suponía que no iba a meter a Jimin en el asunto de los videos, muchísimo menos iba a confesarle que le gustaba, que se estaba enamorado. Seguramente, el momento en el que lo había consolado tras la pesadilla había sido sólo un sueño. El chico se había marchado luego de dejarlo borracho, luego de sentir pena por él.
– ¿Sabes? Yo... Creo que también... Hyung, ¿me estás escuchando...? –El chico pálido lo miró. No había escuchado nada de lo que le había dicho, y tampoco quería hacerlo.
– Sólo olvídalo, ¿sí? –Lo interrumpió el mayor bruscamente– No debía decirte nada de eso...
– Pero lo hiciste... –Remarcó el menor.
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Entre pasillos [Yoonmin]
Hayran KurguPark Jimin y Min Yoongi ya no son tan amigos como antes, pero intentan disimularlo frente a sus amigos. O al menos eso hacían, hasta que un proyecto de Biología los saca de su zona de confort, y los invita a descubrir otro tipo de tensión que hay en...