Sábado 20:32 - El momento ideal [+18]

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Jimin miró a su compañero, nervioso. Pero el otro no continuó con sus caricias. Se quedó unos minutos pensando antes de mirar al suelo.

– No, lo siento. Si es tu primera vez no debería... –Comenzó a disculparse el chico pálido, pero se vio interrumpido por los labios del contrario, que atraparon los suyos velozmente. El beso del menor era acalorado, pero cariñoso y tímido a la vez. El mayor lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia él.

– Hazlo. –Le ordenó el otro al oído, provocando que al primero lo recorriera un escalofrío. Se separaron, y éste lo miró, analizando su rostro en busca de algún rastro de rechazo, pero no lo encontró.

Entonces lo tomó de la mano y lo llevó hacia el lugar en el que habían amontonado los almohadones, para que estuvieran más cómodos. Yoongi comenzó a besarlo, mientras acariciaba su espalda. De repente se detuvo, y se acercó a su chaqueta, que colgaba de una silla, junto a la de Jimin. De uno de los bolsillos interiores sacó un paquete plateado y un frasquito de plástico blanco. El menor soltó una risita.

– Tenías todo perfectamente calculado –Bromeó–. ¿Caí en tu trampa?

– ¡Claro que no! Es una larga historia que incluye una apuesta con Hoseok y... ¡Da igual! –A todo esto, el menor contenía unas cuantas burlas– Ya te lo contaré luego, ¡no arruines el momento!

Dejó lo que había sacado a un lado de su cama improvisada y gateó hasta el otro chico, quien lo tomó por el cuello de la camisa y volvió a besarlo, siempre con un poco de timidez. Min deslizó ágilmente sus grandes manos hacia el dobladillo de la remera del contrario, levantándola. Cortaron el beso para poder quitarla, dejando expuestos los brazos y el torso de Park por completo. El chico pálido bajó los besos hacia su cuello, sumándoles pequeñas mordidas. El menor soltaba suspiros casi inaudibles cada tanto, que intentaba reprimir. Sus intentos se arruinaron por completo cuando el otro comenzó repartir caricias entre su pecho desnudo y sus muslos.

En un minuto de seguridad, Jimin intentó tomar el control de la situación, dirigiendo sus gruesos labios a la mandíbula del mayor, tomándolo por sorpresa, y empezó a desabrochar los botones de su camisa. Luego la deslizó por los hombros del contrario y la lanzó lejos, para comenzar a recorrer cada rincón de la piel que acababa de descubrir. Mientras tanto, Yoongi lo tomó de la barbilla, apartándolo de su mandíbula, para llevarlo a sus labios, en un beso hambriento.

Luego, el mayor le quitó las zapatillas y las medias al otro, para después desabrochar sus pantalones, que ahora le quedaban muy ajustados en la zona de su entrepierna, y quitarlos. El menor gimió bajó al sentir sus dedos acariciando dicha zona a través de la tela de sus bóxers. Quiso terminar de desnudar al contrario, pero éste se lo impidió, tomando sus muñecas e incitándolo a recostarse en los almohadones. Luego llevó sus besos al pecho de Park y fue trazando un recorrido hasta llegar a la prenda restante, que sacó rápidamente de su camino. Regresó sus labios a los del otro chico y comenzó a masturbarlo lentamente, arrancándole gemidos que éste intentó callar en vano. Sus mejillas ardían.

– Hyung... Ya casi... –Le susurró unos minutos después.

El mencionado frenó sus movimientos, provocando algo de frustración en el menor. Pero ésta se disipó al notar que el chico pálido se quitaba la ropa que le faltaba, dejando a la vista su erección. Éste estaba a punto de abrir el paquete plateado cuando Jimin, con un poco de vergüenza, se acercó a él, sorprendiéndolo otra vez. Dejó besos suaves en sus finos labios, en su cuello, su clavícula, luego en el pecho, y por último en su sexo, haciendo que su amante soltara un gemido ronco y cerrara los ojos.

La duda en el menor cuando comenzó a darle algunas lamidas le pareció adorable, y habría sonreído si no fuera por la excitación del momento. Arqueó la espalda a la vez que sentía como si una corriente eléctrica le recorriera el cuerpo cuando el menor lo introdujo en su boca. Lo apartó suavemente para evitar acabar antes de tiempo. Él lo miró preocupado, pero el mayor lo tranquilizó con un dulce beso en la mejilla. Luego lo recostó suavemente otra vez. Abrió el preservativo e intentó colocárselo. Accidentalmente lo rompió con una uña. Park lo miró con miedo. Min lo notó.

– Tranquilo –Le susurró tomando otro condón de su chaqueta–. Este pudo venir fallado, son buenos. Sé lo que estoy haciendo –El otro asintió con la cabeza en forma de respuesta–. Este también es bueno, no te preocupes. –Le indicó el frasquito, que el menor supuso que sería lubricante.

– ¿Alguna vez te han...? –Preguntó avergonzado mientras el chico pálido se acomodaba sobre él. Tal vez debió haber preguntado antes, pero en fin, allí estaban.

– Sí –No porque yo quisiera agregó en su cabeza–. Así que no te preocupes. De todos modos, –Agregó acariciándole la mejilla izquierda– si quieres parar, sólo dímelo, ¿está bien?

Jimin asintió y suspiró mientras el otro le dejaba un beso en la frente. Después de eso, lo preparó con sus dedos utilizando el lubricante. Luego ubicó su erección en la entrada del otro chico. Se introdujo lentamente en él, acompañado por sus quejidos y su expresión de dolor. Se mantuvo un rato así, esperando que el menor le indicara que podía moverse. Cuando lo hizo, comenzó las embestidas.

Al rato, el dolor cesó lo suficiente, y Park disfrutó de la sensación. Continuaron unos minutos más, entre besos y caricias, hasta que ambos alcanzaron el clímax. El de abajo cerró los ojos por unos segundos, mientras el otro buscaba toallas húmedas para limpiar y tiraba el preservativo usado. Luego de que ambos volvieran a ponerse su ropa interior, Yoongi tomó una toalla grande, que estaba escondida en un estante encima del botiquín, para cubrir al otro. Hacía de masiado frío como para que durmiera en ropa interior, pero tampoco quería que se vistiera. Él se colocó la camisa abierta y se recostó a su lado. Jimin insistió en compartir la manta improvisada hasta que su compañero accedió. Se acurrucó nuevamente en el pecho del chico pálido. Éste le acariciaba la espalda.

– Oye, ¿no te sientes observado? –Bromeó. Park siguió su mirada para encontrarse con un estante repleto de libros idénticos al que él había sacado para utilizar en el trabajo. Los niños animados de las tapas los observaban. No pudo contener una carcajada.

Se quedaron así un rato, quietos, pero sin dormirse. Hasta que en un momento, el menor recorrió con la vista las zonas de piel pálida que la luz de afuera alumbraba, y descubrió una marca roja un poco más abajo del cuello que no había visto. No era el tipo de marca  que se hacía sin querer, alguien lo había golpeado con mucha fuerza. Acarició la zona con el pulgar y, efectivamente, su compañero se estremeció. Min lo miró con temor.

– Yoonie, ¿podrías voltearte? –Le pidió. Él suspiró. Si lo llamaba así no podía negarse. Además, ya era hora de que supiera toda la verdad. Le dió la espalda y se bajó la camisa, dejándole ver al menor marcas y heridas que él recorrió con sus dedos, como si quisiera asegurarse de que eran reales– ¿Quién...? ¿Cómo...? –El mayor se dió vuelta para verlo de frente. Abrió la boca para soltar alguna excusa, pero no se le ocurrió ninguna. Suspiró otra vez. Su vista comenzaba a borronearse, por culpa de las lágrimas que comenzaban a asomarse. Se sentó, apoyando la espalda contra la fría pared y se abrochó la camisa, ocultando las marcas. El otro se le unió– ¿Quieres que hablemos mañana? –Trató de darle espacio, pero él negó con la cabeza. Pasó saliva e intento nuevamente comenzar a hablar, pero se le quebró la voz, y en su lugar soltó un quejido. Jimin lo abrazó para consolarlo y le acarició el cabello por unos minutos. Pero Yoongi no quería llorar. Quería hablar, quejarse, desquitarse. Era hora de ponerle un fin a todo eso. Así que tomó aire y comenzó de nuevo.

– ¿Recuerdas el nombre que murmuraba cuando estaba ebrio? –Le preguntó. El otro chico asintió desde su hombro.

– Kyan... –Murmuró. El chico pálido asintió también.

–Él es mi co-compañero de piso. Él... A ve-veces llega borracho a casa y... –Comenzó a contar.

– Cálmate –Susurró Park con suavidad–. Respira y empieza desde el principio cuando estés listo, ¿sí? –El chico pálido asintió.

~N/A~

Esta es la primera vez que escribo lemon, y definitivamente no es mi fuerte >.<

Pero bueno, lo intenté, y le puse mucho esfuerzo, así que espero que no haya quedado tan mal.

Entre pasillos [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora