Viernes 16:04 - Lo que no se ve

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Yoongi llegó hasta la mesa donde habían estado trabajando una hora atrás. Se sentó en la mesa del escritorio, dejando la mochila sobre la mesa. ¿Por qué demonios le había gritado a Jimin de esa manera? Él era la persona más buena que había conocido en mucho tiempo. No merecía ese trato. Sin embargo, tenía miedo. Se arrepentía de haber confesado. Ahora no podía volver atrás. Probablemente pensaría que era un idiota, un desesperado, capaz de tener sexo con una chica que no conocía aunque fuese gay sólo para conseguir algo de dinero. ¿Por qué lo había dicho? ¿Por qué no podía callarse y olvidar ese asunto? ¿Por qué preocupaba a todos? ¿Por qué mierda el pelirrosa no había llegado aún?

Giró hacia el pasillo por el que había llegado para percibir la hermosa y tenue voz de Park llamándolo a la distancia. ¿Se había perdido? A lo mejor sólo se lo estaba imaginado, y el chico ya se había marchado por algún lado. Tal vez Hoseok había ido a buscarlo y Jimin le habría contado la historia. Entre los dos habrían decidido irse sin él y no le volverían a dirigir la palabra. ¿O tal vez estaba exagerando? Ya se estaba pareciendo a su compañero, improvisando teorías paranoícas y murmurando. Porque sí, él no se daba cuenta, pero susurraba lo que pensaba cuando se ponía nervioso.

Sus pensamientos se esfumaron cuando escuchó un golpe en algún lugar entre las estanterías. Asustado, se dirigió hacia el lugar del que provenía el ruido, para encontrarse con su amigo tirado en el suelo frotándose la cabeza y una estantería tirada detrás. Preocupado, se acercó a él, olvidando todo lo que había ocurrido minutos antes.

– ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? –Preguntó. El otro sólo lo miraba, pero Yoongi no lo notó. Estaba revisando el lugar en el que se encontraba la mano de su compañero– ¿Te golpeaste?

– Sí... –Murmuró él. Cerró los ojos con fuerza cuando el chico pálido tocó el golpe– Me perdí.

– ¡Me di cuenta! ¡Sólo tenías que doblar a la derecha en el primer pasillo desde donde te dejé...! –Cuando terminó de decir eso se sintió culpable. Lo había dejado solo.

– Lo siento, creí que estábamos perdidos... ¡Auch! –Gimió Jimin cuando si compañero tocó accidentalmente otro golpe, en la frente.

– No, yo te dejé, es mi... –Min suspiró. ¿De qué estaba hablando? Probablemente el menor quería que se alejara cuanto antes. Optó por no molestarlo más y dejó un poco de espacio entre ellos, esperando que el otro se levantará y se fuera. Pero eso nunca ocurrió. Pasaron unos segundos que se hicieron eternos hasta que Park rompió el silencio.

– ¿Quieres hablar? –Preguntó suavemente. El otro se sorprendió.

– ¿Tú quieres hablar? –Repitió. El menor asintió– ¿No estás...? Es... –Tartamudeó. Se cubrió la cara con las manos. No sabía cómo explicarse.

– No estás obligado. –Susurró el pelirrosa. Dudó un poco antes de poner su mano sobre el brazo izquierdo del contrario. Éste se sorprendió por el contacto, pero no lo apartó.

– Es sólo... –Suspiró– Si crees que soy un... Idiota... Está bien, no te culpo...

– No –Jimin habló con firmeza, pero sin perder la tranquilidad–. No pienso eso. Pienso que eres... Min Yoongi, sólo que él tiene una vida más complicada de lo que el resto cree –Lo miró sin juzgarlo, sin odiarlo, sin burlarse. Sólo lo miró. Y el chico pálido habría jurado que vió algo de aprecio en sus ojos–. No te pregunté si querías hablar para juzgarte. Te lo pregunté para conocer la historia completa antes de hacerlo. –El mayor volvió a suspirar. De nuevo, Park Jimin era una de las cosas personas más buenas que conocía.

– Gracias... –Masculló. Su amigo le sonrió con dulzura. Tomó aire y empezó a contar– Bueno, cuando estaba con Sook él me ayudaba con el alquiler del departamento. Yo trabajo los fines de semana. En ese momento no lo hacía, excepto los viernes. Estaba todo bien. Pero cuando él... –Calló rápidamente. Jimin notó que había una parte que aún no estaba preparado para contar– Cuando nos distanciamos, tuve que buscar la mejor manera de mantenerme. Trabajaba todos los días, incluso vendía respuestas de exámenes –Min sonrió, dándole permiso a su amigo para reír–. Admito que no es algo para estar orgulloso, pero me daba algunos ingresos. Aun así, no alcanzaba, y esta chica se enteró por culpa de mi ex de... Bueno, le dijo cosas sobre mí que... No debía saber –Las mejillas del chico pasaron de blancas a rojas tras pronunciar las últimas palabras–. Es una fetichista, desagradable y asquerosa, pero pagaba bien, muy bien, y yo estaba desesperado. Aunque me arrepentí enseguida, no podía volver atrás.

Yoongi suspiró. Lo había dicho. Rezó internamente para que Jimin no se fuera ni reaccionara mal. Y, para su suerte, no lo hizo. Se quedó allí, a su lado.

– ¿Y ahora? –Preguntó Park– ¿Tus padres te ayudan con el alquiler?

– No, no. Ellos tienen otros problemas –Contestó mirándolo, más tranquilo–. Un amigo suyo necesitaba un lugar donde vivir, y le ofrecieron ocupar la otra habitación de mi departamento. Él paga la mitad.

El pelirrosa no preguntó más, pero creyó percibir algo de miedo en la voz del mayor cuando nombró a su compañero de piso, como si temiera que pudiese oírlo. Sin más, luego de unos minutos, él propuso seguir con el trabajo. Esta vez, Jimin iba a intentar ayudarlo. Tal vez así acabarían más rápido y podrían ponerse a buscar una salida pronto.

Cuando se sentaban juntos frente a una computadora, por algún motivo que ambos desconocían, olvidaba toda la tensión que habían pasado antes, y se concentraban en disfrutar el tiempo de trabajo. El mundo alrededor de ellos desaparecía. Volvían a bromear y conversar como lo hacían mucho antes de que cualquier pelea comenzara. Volvían a ser sólo dos amigos perdiendo el tiempo, como si no se hubieran reunido ahí para completar una tarea, si no por gusto. Aunque, si se ponían a pensarlo, ambos notaban un cambio en el ambiente. No era totalmente igual a la época en la que eran amigos. Había otro tipo de aprecio. Tal vez, porque ahora se conocían más.

~16:40~

– ¿Habrá algún baño por aquí? –Murmuró el chico pálido.

– Hay uno en el primer piso, ¿quieres que te lleve? –Propuso Park, pero el otro negó con la cabeza.

– Tú intenta seguir, así podremos terminarlo más rápido. Enseguida vuelvo.

Tras esas palabras, el mayor se retiró, dejando a Jimin solo con su computadora. Mala idea, considerando que el chico no se destacaba por su habilidad con la tecnología. Consciente de esto, y por si llegase a cometer algún error, decidió guardar los avances que habían hecho. Luego de eso, instintivamente, cerró el programa. Mierda. Ni siquiera había comenzado a trabajar solo y ya se había equivocado.

Trató de recordar dónde lo había guardado su compañero, y comenzó a buscar en "Documentos", donde le pareció más probable hallarlo. Por desgracia, allí mismo habían aproximadamente unas cuarenta carpetas. La mayoría no tenían nombre, sino fechas, y las que sí, eran confusas para el chico. Suspiró y abrió la primera, dentro de la cual habían otras tres carpetas más. Ya comenzando a exasperarse, decidió buscar en todas, aunque le llevará tiempo. Revisando los archivos llegó a una carpeta en especial (para entonces, se había perdido entre ellas y no sabía dónde estaba) que le llamó la atención, con el nombre de "Letras". Dentro, encontró una infinidad de archivos de texto. Algunos eran notas, otros estaban en formato PDF o Word. Los habían enumerados, no tenían nombres. A Jimin lo superó la curiosidad y decidió abrir el que decía "3" (si no recordaba mal, era el número favorito de su amigo), y comenzó a leer. Abrió los ojos como platos cuando se encontró con lo que, como el título de la carpeta decía, parecía la letra de una canción. ¿La había escrito Yoongi?

– ¿Qué estás haciendo? –El chico pálido apareció detrás de él. Casi muere de un infarto al ver a su compañero leyendo en la pantalla la letra de una canción que había compuesto para él.

Entre pasillos [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora