☯ • VI

1.9K 233 9
                                    

"Luz de Luna y Melancolía"

—¡No! No quiero nada que venga de imperios desconocidos, ni mucho menos sus limosnas. No somos un Imperio desdichado. —Sostuvo con firmeza el Emperador Min a su fiel consejero. El cuál anunciaba que el Imperio Koguryõ había ofrecido un acuerdo diplomático, donde le prometía una tregua y protección bélica ante las crecientes guerras por el dominio territorial.

Pero el emperador no pensaba aceptar tal acuerdo, su reino se había mantenido neutral ante las guerras por el dominio territorial, no quería ver a su pueblo involucrado en sangrientas muertes y exponer a los niños y mujeres a ser abusados si en algún momento perdía la guerra, su nación era próspera tenía grandes minas de oro y plata además de una gran abundancia gracias a las tierras fértiles que poseía los campos.

Cuando se encontró totalmente solo dió pasos apresurados hasta sus aposentos, abriéndose camino al palco entre las finas cortinas y observando el paisaje que su Imperio le ofrecía, podía escuchar las risas de los niños que corrían por las calles de la ciudad, podía ver los rostros alegres de sus súbditos mientras caminaban sin preocupación, cuando alzó su mirada podía ver hermosos campos de cultivo todos verdes y rebosantes de vida.

Su Imperio había llegado al ideal que su padre el emperador Min Yoon Jun había anhelado y trabajado por crear.

El emperador Min recordó la frase que su padre siempre le repetía cuando de pequeño lo alzaba en sus brazos para mostrarle la magnitud de sus dominios "Un pueblo feliz y lleno de vida es la fuerza y dicha de su emperador", con esas palabras siempre presentes y bajo el juramento hecho ante el lecho de muerte de su padre, el emperador Min no permitiría que su imperio cayera en las manos de una dinastía manchada de sangre inocente, podrida, fría e indiferente al sufrimiento de su pueblo como era la dinastía Jeon.

Apoyó sus manos en la barandilla tallada en piedra inclinándose ligeramente, en su mente acechaba la cruel idea que su Imperio fuera afectado por una invasión si declinaba ante el tratado que le proponía el Imperio vecino, pero no quería que esa lacra entrara a sus dominios, el emperador Min sabia de lo que el emperador Jeon Hoseok era capaz, a él no le temblaba la mano en blandir una espada y clavarla en el pecho de su enemigo o aliado si este lo desobedecía, pero confiaba menos en el nuevo sucesor al trono, un muchacho hermoso de tés clara ligeramente bronceada pero con una mirada fría igual a un abismo, no tenía expresiones de amor ni de odio siempre impecable y perfecto, ¿qué diferenciaría a este muchacho de su cruel padre?, a sus oídos habían llegado rumores del pequeño y frívolo príncipe los cuáles afirmaban más la idea que este era peor que su progenitor, ¿quién sería capaz de aceptar un harén como regalo por su coronación? ¿acaso no valoraba la vida de los demás, para tratarlos como sus juguetes personales? En efecto ante los ojos de Min, el muchacho era mucho peor, era más cruel y despiadado.

Las cosas parecían transcurrir de manera lenta y tortuosa, sintiéndose desolado al no tener el futuro deseado a su alcance. Su plan empezaba a marchar dándole las más satisfactorias esperanzas de salir vencedor en el peligroso juego  el cual se había afrontado en tantos años.

Sus intenciones aparentemente ambiciosas, también traía muchos beneficios al pueblo y asegurarían que el deseo de su padre siguiera vivo.  Sus pensamientos no eran del todo egoístas, el entendía los riesgos que tomaba y como estos afectarían en el futuro, él no quería herir a nadie, pero por la paz de su Imperio podría volverse un hombre despiadado.

Sabía que la confianza del pueblo siempre sería la clave, podía usar aquellos puntos en contra de sus principales rivales, y lamentándose por las decisiones tomadas con tanta frivolidad. Pero él debía precautelar el bien mayor que era su amado imperio, aunque en el camino deba dejar una parte de su humanidad.









El Emperador 국민 ♣Kookmin♣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora