☯ • I

2.3K 314 41
                                    

"Un Encuentro Fortuito"


—¿Ya ha anunciado sobre el harén para mi hijo? —Preguntó el emperador tomando una Copa de vino mientras observaba con sugestión a su consejero.

—Ya hemos anunciado que se buscan jóvenes Gisaeng de clase alta, su majestad—Respondió rápidamente el consejero. El emperador sonrió con suficiencia.

—Me alegra que sea rápido y sencillo, no quiero problemas ni jovencitos nerviosos. Mi hijo es muy exigente—Habló el emperador Hoseok, el consejero tragó saliva. —Quiero ver a los candidatos cuanto antes.











El clima era cálido en las mañanas, al comienzo del día la plaza era circulada por la mayoría de los habitantes del Imperio.
Los mercaderes se encontraban apurados por atender a sus clientes matutinos, al igual que los clientes se encontraban en apuros a conseguir sus alimentos antes de que estos se acabaran.

Y Jimin esa mañana no fué la excepción, la tienda de tela estaba llena de mujeres y hombres indicando las telas que buscaban o pidiendo recomendaciones para sus trajes preparándose para la gran celebración que habría en el Imperio. Jimin se sentía totalmente ajeno al apuro de los habitantes.

—¿Ya escuchaste sobre el harén del emperador?—Preguntó una mujer mayor al lado del Omega Jimin. Este se giró a sus costados verificando si la pregunta venía dirigida para él.

—¿Un harén para el Emperador?—Preguntó con tímidez, la mujer asintió.

—Si muchacho, un harén de Omegas Gisaeng. De la clase más alta y fina—Dijo la mujer. A menudo hablaban sobre trivialidades de vez en cuando.—Conozco a un comerciante, que tiene un amigo carpintero,  que tiene un hermano de la alta sociedad, el cual tiene una hija llamada Hee y planea que haga parte del harén.

—¿Hee? ¿Que acaso no es la hija del vendedor de joyas? Esa muchacha asiste a la gyoband cerca al Palacio. Estoy segura que será la afortunada—Se unió una mujer a la charla. Ambas mujeres siguieron charlando, Jimin solo escuchaba atentamente cuando las mujeres de vez en cuando ponían en aprietos al pequeño omega con preguntas complicadas para Jimin, el cual era ajeno a las noticias sobre el Imperio.

El rubio sintió un tirón a su bolso donde llevaba las monedas de cobre, giró su rostro encontrando un bandido escabulliendose entre la gente con sus pertenencias.

—¡Mi bolso!—Gritó intentando ir detrás. Las viejas se acumularon gritando armando un escándalo.

—¡Un malhandro! ¡Atrapenlo!—Gritaba la vieja despavorida. Jimin intentaba hacerse paso entre la gente.

Mientras que un beta miraba maravillado aquellas figuras en porcelana tan bellas, aquella muñeca tan delicada y pequeña con textura suave le había conquistado por completo.

—Porcelanas importadas desde China—Añadió el comerciante, Jin siguió mirando la muñeca con una sonrisa. Juró que a través de aquella muñeca podía ver a su pequeña Sumin de nuevo.
Los gritos de las viejas diciendo "¡Un bandido!" Le alertaron y a lo lejos divisó como un hombre corría entre el tumulto de gente.

El hombre corría con velocidad, pero no se percató de la pierna del beta estirada y llevándolo al suelo con una zancadilla maestra, en un ágil movimiento el beta tomó entre sus brazos el bolso alejándose entre la gente. No le importó saber que había ocurrido con el ladrón, simplemente caminó hasta una cabellera rubia, aquel chico respiraba agitadamente con una mano en su pecho recuperando el aliento luego de una persecución.

El Rubio alzó su rostro y el beta se encontró con unos bellos ojos azules oscuros y profundos, una piel tersa y mejillas regordetas, nariz de botón y labios rojizos.
¿Acaso aquel joven era la respuesta a sus oraciones?

—¡Muchísimas gracias! No se que hubiera pasado si usted no me hubiera ayudado.—Habló el rubio con una sonrisa de alivio mientras recibía en sus brazos el bolso mientras los gritos se silenciaban y la gente volvía a la normalidad.

—Debería ser más atento, Omega. ¿Cual es su nombre?—Preguntó el beta observando de pies a cabeza al joven en frente suyo.

—Park Jimin—Respondió el Omega un tanto desconfiado.

—Kim SeokJin—El beta le extendó su mano al Omega, este la estrechó repentinamente desorientado por la amabilidad del Beta.

—Gracias por lo del bolso pero... Tengo que conseguir unas telas—Respondió el rubio. El beta sonrió amplio mientras de su costal sacaba la tela que había comprado hacía unas horas.

—Es un obsequio de mi parte Jimin—Ofreció con una sonrisa—Es lo suficiente para dos vestidos.

—Lo lamento pero no puedo aceptarlo. Por favor, es suyo—Respondió el Omega negando con su cabeza.

—Insisto, tengo más en casa—Habló el beta permitiéndole al rubio observar la seda fina de colores diversos y estampados hermosos.

—Pagaré por las telas.

—No, por favor quedeselas.

Al Omega le pareció un tanto sospechoso la manera tan servicial de tratarle, pero poco le importó. Aquel joven era muy bondadoso y sin duda Jimin lo agradecía.

Aquella tarde ambos caminaron por las calles hablando sobre temas triviales y compartiendo sonrisas.

Y aquella vez no fué la última, el beta castaño visitó un par de veces el burdel, donde el Omega Jimin sobresalía en aquel lugar. Jimin se acostumbró a recibir atenciones por parte del beta y obsequios de vez en cuando.










♠♣





Entre un mar de chillidos de alfas eufóricos, apenas se podía escuchar:

—¡Veinte sacos de monedas de cobre!.

—¡Veinticinco sacos de monedas de cobre!.

Aquel salón era un completo mar de gruñidos y gritos por parte de alfas que luchaban por ser el ganador triunfal que llevaría al hermoso Omega a su casa, o específicamente a sus aposentos entre sus ropas de cama para gozar de la inocencia del Omega.

Las cifras cada vez aumentaban más y los tres alfas que acababan de llegar a los treinta sacos no parecían querer dar su brazo a torcer.
En la cifra treinta y cinco el segundo alfa se dió por vencido al verse sin más saco, el tercero no alcanzó a las cuarenta y tres así que se dió por vencido.

—¡Cuarenta y tres sacos de monedas de cobre a la una, a las dos y a..!

—¡Ofrezco cincuenta sacos de monedas de cobre! —Gritó el beta SeokJin desde el fondo. Los presentes se miraron extrañados, y Jimin soltó el aire que tenía retenido.

El Omega había sido un mar de nervios durante toda la subasta, SeokJin no había dado señales de estar participando en la subasta, por lo que Jimin quedó estático de la sorpresa.
Sus ojos se abrieron de par en par y los alfas miraron al beta con recelo,  los gisaeng del burdel murmuraban entre ellos sobre la gran suma de dinero.

—¡Cincuenta sacos de monedas de cobre a la una, a las dos y... —El Salón quedó en un silencio sepulcral—¡A las tres!. Felicidades, disfrute de su gisaeng.














┏○)) ━━━━━━━━!

Hola! Nos leemos de nuevo, me alegro que hayan caído por casualidad en esta historia.
Ya sea porque vienen de la secta, recomendación mía o simplemente cayeron aquí por casualidad.
Las actualizaciones de esta historia serán un poco lentas y lo lamento por ello, ya que manejo más historias en transcurso e intento sobrellevarlo.

Espero que le brinden amor a esta historia y un bonito comentario ❤ lo apreciaría mucho.

También quiero aclarar que si alguno de ustedes tiene alguna duda respecto a algún término que utilice en esta historia por favor lo diga en los comentarios.
Así mi beta reader Dalet-Pedrazay yo resolveremos su duda.

El Emperador 국민 ♣Kookmin♣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora