El Emperador 국민 ♣Kookmin♣

☯• XIV

"Inicio del caos"

Se encontraba siendo escoltado hacía "La Jaula de Cristal", allí era donde se encontraban los omegas del Emperador, buen nombre para esa prisión de la cual nadie podía salir, si no era por el capricho de un animal sin sentimientos.
Jimin arrastraba sus pies mientras los guardias prácticamente lo llevaban a rastras hacía el lugar.

Jimin se sentía como un muñeco sucio, o como un jarrón roto como el mismo Jeon lo había llamado.  Y Jeon no se había equivocado, tenía toda la razón.

Había fallado, le había fallado a Seokjin, le había fallado a su difunta familia, le había fallado a los omegas y se había fallado él mismo.
El emperador ya lo había usado, y lo había desechado como una servilleta.
¿Volvería a tener otra oportunidad? No, por supuesto que no.

Aunque su parte animal no tuviera ningún problema con lo ocurrido, Jimin se sentía lastimado, herido por dentro, no era solo el dolor físico que la rudeza del alfa le causó, si no el horrible sentimiento que crecía en su interior. Se sentía tan decepcionado, ¿Que haría ahora?
Las lagrimas resbalaban por sus mejillas, los escoltas se habían marchado volviendo a dejarlo allí solo. Se sintió tan desolado.
Tocó la puerta sin ánimo, se sentía débil, se sentía tan vulnerable.
Sus ojos nublados por las lagrimas se encontraban perdidos entre la madera de la puerta en frente suyo, quería escapar de aquella horrible pesadilla.
Y a pesar de todo, su lobo aún anhelaba a aquel monstruo.

La puerta se abrió, e inmediatamente le recibió la silueta de Taehyung.
Taehyung se topó con el rubio en un completo shock, se encontraba temblando y de sus ojos caían dolorosas lagrimas.
No dudo más y lo rodeó con sus brazos, dejó que hundiera su cabeza en su hombro y se permitiera llorar.

Taehyung se sintió tan mal, quiso llorar al igual que Jimin, quiso matar al emperador y encerrar al menor en una burbuja de felicidad y esperanza.
Pero ahora, Jimin se encontraba destrozado.

Inmediatamente llevó a Jimin a su habitación permitiéndose recostarse, todo aquello en un silencio absoluto en donde solo le acompañaba el doloroso llanto del rubio.
Salió tan rápido como pudo por agua tibia y un paño, cuando regresó encontró a Jimin en la misma posición, mirando el techo fijamente perdido, parecía que apenas respiraba.

Sintió tanto miedo, temía que la risa del rubio fuera reemplazada por aquel llanto desgarrador, que su sonrisa fuera apagada por las heridas, que la fuerza y la esperanza que le caracterizaba se esfumara.

Se acercó al omega a pasos rápidos acariciando su cabeza, Jimin se mostró esquivo a su tacto y Taehyung no pudo evitar sentir ganas de echarse al suelo a llorar.

Se encontró con los rastros de semen en la ropa y cuerpo del omega y sintió su sangre hervir, ¡ni siquiera lo habían dejado limpiarse! no era una animal era una persona, quién sabe qué perversidades había hecho ese monstruo con su amigo. Se sintió tan mal, habían profanado del cuerpo de Jimin y Taehyung no pudo evitarlo.
Si tal vez hubiera corrido, hubiera gritado, hubiera rezado en su mente lo suficiente.

Limpió las repugnantes manchas con el paño cambio sus ropas rotas, sintió algunas lágrimas bajar por sus mejillas, pero necesitaba ser fuerte para su amigo, Taehyung necesitaba ser quién le devolviera su sonrisa.

Limpió sus lágrimas y observó el rostro ahora dormido de su amigo, sus expresiones se habían suavizado y su respiración ahora era tranquila. Taehyung sonrió ligeramente acariciando su cabello con dulzura.














Todo le parecía tan lejano, las voz de su padre, las palabras del emperador tailandés, la alianza, los planes estratégicos bélicos y comerciales. Nada le importaba en ese momento.