El Emperador 국민 ♣Kookmin♣

☯ • XVIII

Sus ojos verdes escaneaban cada paso que el omega daba en compañía de los molestos guardias que vigilaban cada paso y agarraban sus brazos con brusquedad acelerando su caminar hacia el aposento del emperador. Tenía claro lo que haría, su mente repasaba su improvisado plan una y otra vez, luego de asesinar al cruel hombre sería un arduo trabajo su fuga del palacio, de verdad que esperaba encontrar la forma de sacar a Jimin de aquel repugnante lugar pero si no lo lograba tendría que escapar dejando una parte de su corazón allí.

Su cuerpo tembloroso quedó a escasos centímetros de distancia de la puerta dorada que significaba el suplicio que se avecinaba, las puertas fueron abiertas y en cuestión de segundos la figura del imponente monarca apareció frente a sus ojos, sus hombros anchos eran cubiertos por las sedas de una túnica con estampados dorados cubriendo su cuerpo, su expresión era un enigma, sus ojos parecían desnudar su alma y conocer sus pensamientos. Taehyung no dudó en acercarse a paso lento, con un ligero movimiento de caderas observando al emperador a los ojos.

La piel del omega se veía apetitosa para cualquier hombre, sus hombros descubiertos bañados en aceites afrodisíacos eran una clara invitación a besarles, sus largas piernas se movían con elegancia haciendo una reverencia frente a su señor, el alfa sonrió de lado ante la sumisión del omega procediendo a acercarlo sin disimulo, las piernas del omega reposaron en el regazo del monarca mientras las manos de este recorrían su espalda y sus labios exploraban su pecho, los movimientos de Taehyung eran sutiles, sus dedos palpaban el lujoso jarrón que se encontraba detrás del alfa. Taehyung ladeó el cuello soltando feromonas para distraer al alfa, mala idea.

El alfa lo tiró al suelo, el aroma a enojo se esparció por toda la habitación, el omega chilló por el impacto contra el suelo, Jungkook se encontraba desesperado por el aroma que emanaba el omega, era repugnante mezclado con aquellos aceites, en cualquier momento vomitaría con ese omega allí.

-¡Sáquenlo de aquí ahora mismo! -Gritó el alfa con su dominante voz de mando, en cuestión de segundos los guardias sacaron del aposento al joven que se encontraba nervioso gracias a la furia del alfa.

Y es que aquel había sido su último detonante, aquella había sido la gota que rebasó el vaso, porque su lobo estaba en descontrol y su corazón latía a mil por horas llamando a aquel omega ojiazul, la ansiedad hormigueaba en su estómago subiendo a su pecho y transformando su garganta en un nudo. Sus pasos fuertes resonaron por el pasillo cubierto por la alfombra color vino tinto que era testigo de su desesperada busca, sus pasos se convirtieron en un largo camino del desesperado emperador corriendo siguiendo los aullidos que resonaban en su mente llamando al alfa, bajó las escaleras de los calabozos como si se tratasen de sus últimos minutos de vida, el guardia tembló de inmediato haciendo una referencia.

-¿¡Dónde está el omega!?-.Gritó desesperado, el hombre tardó en procesar la inesperada pregunta del soberano en frente suyo emanando un fuerte aroma a furia y ansiedad.

-N-no entiendo a qué se refiere, su majestad-La paciencia del alfa ya se había agotado, para cuando el hombre terminó de formular la oración el emperador le había tomado del cuello enviándolo al suelo advirtiendo que ya era hombre muerto. Tomó la llave forcejeando la cerradura resonando por todo el lugar, apenas se abrió corrió hasta el fondo llevado por el aroma de tristeza y muerte.

...

De vuelta en la jaula de cristal su cuerpo fue arrojado al suelo como si de un pedazo de excremento se tratase, su piel era un desastre entre aceites y el aroma a miedo que se había impregnado en su piel alarmando a los omegas del harén que se encontraban murmurando con expresiones de terror rogando a la luna no ser los próximos en conocer la furia del emperador. Taehyung se levantó del suelo ignorando lo que sucedía a su alrededor, aquel vacío en su pecho no parecía querer abandonarlo, pues su mente se encontraba revuelta en pensamientos que no hacían más que mortificarlo en la incertidumbre de no saber qué ocurriría que ahora en adelante y la del único omega que le había motivado a seguirse sumergiendo en aquella tortura llevado por el sentimiento de protección hacía el jovenJimin. Y lo más alarmante, era que aún con aquella angustia y el sabor a fracaso que aquel encuentro le provocó, no se rendiría hasta que el omega saliera del asqueroso calabozo, pues aquel pequeño joven era su única razón para sonreír.