El Emperador 국민 ♣Kookmin♣

☯ • IV

"Piezas en el tablero"

El cielo empezaba a oscurecer, la hermosa luna adornaba el cielo que poco a poco se tornaba más oscuro dando paso a la noche. Los comerciantes empezaban a recoger sus cosas y marcharse del lugar.

Jimin caminaba detrás de el mayor sin rumbo alguno, dejando que éste lo guiase. Sus pies le dolían, hoy había sido un día largo, caminaron por las mejores tiendas en busca de prendas hermosas y muy costosas.

El día había estado rodeado de lujos a los que Jimin no tenia acceso antes, recibieron elogios por parte de los vendedores y algunos colegas del beta por la belleza del omega que lo acompañaba, pero no todo era tan bueno como parecía, ya que Jimin pudo ver como un soldado a caballo destrozaba el puesto de una mujer omega que tenia dos niños pequeños con ella, aunque la mujer le suplicara al soldado para que no rompiera las pocas piezas de porcelana que tenia para vender con lo cual podía alimentar a sus hijos, pero al soldado no le importaron las suplicas desesperadas ni el llanto de los niños, tiró todo al suelo rompiendo cada pieza en pedazos.

¿Acaso el reino había cambiado? NO, para los omegas de clase baja como aquella pobre mujer la vida seguía siendo igual de cruel, personas como ella vivían en la incertidumbre a cada momento ya que el actual emperador era elitista, corrupto y arrogante, no le importaba el bienestar ni sufrimiento de ellos los consideraba una plaga, esto no tenia que ser así. repetía Jimin en sus pensamientos.

Ya que la herida de Jimin la cuál nunca pudo sanar, una vez más fue reabierta al ver en aquella mujer omega el reflejo de su madre.

Decir que no quiso correr a defender a la omega sería mentir, Jin tuvo que batallar con el omega rubio para impedir que su registro estuviese manchado y no poder ingresar al harén del emperador.
¿Pero es que acaso todo era así aquí?, a nadie le importaba el dolor que otras personas sufrían ni lo que pudiese pasar mientras ellos no se vieran involucrados. Le había replicado Jimin.

"Si la ayudas no podrás estar en el harén, no puedes ayudar a nadie" Le advirtió el beta en un tono amenazador, Jimin se sintió intimidado por la voz con la que le hablaba Jin, pensó profundamente que solo servia para ser el hermoso muñeco que formaría parte de la decoración del dichoso harén para el emperador.

Había disfrutado de los lujos y privilegios por primera vez en su vida, vivir de la manera en la que un omega de alto estirpe estaba acostumbrado. Pero no había olvidado de donde venía.

Sintió rencor, sintió miedo de lo que el destino le tenía preparado.

Ni Jimin, ni Jin, había cruzado palabra alguna desde hace horas. Los pies del omega solo seguían a Jin por pura inercia, su mente estaba en otro lado.

En cambio, el beta estaba hecho un manojo de nervios. Se sentía culpable y frustrado ya que sabía que Jimin se había sentido como un simple objeto parte de un plan.
Se dió la vuelta observando las orbes del menor, y soltó un suspiro.

-Lo siento, reconozco que he cruzado el límite. No fue mi intención, te prometo que cuando la dinastía caiga al suelo, ningún omega volverá a sufrir. Al menos no por la corrupción.- Habló el beta pausadamente con una voz mas suave y calmada.

Jimin sintió calidez en su pecho al escuchar aquellas palabras, se sintió tranquilo.
Un mundo donde reinara la justicia, con un emperador justo que fomentara la igualdad. Donde los omegas no sintieran miedo de nuevo, los niños crecieran felices con su familia y vivieran en un ambiente sano lleno de amor.