Cap 5

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Luego de casi dos horas de lucha, pude calmar a Ally, y la hice acostarse, tenía que dormir, y hasta que no durmió, no me moví de su lado. Yo dormí casi a las 5 A.M, por suerte ya era sábado.

Ally durmió por horas, en lo dormilona, para mí no tenía competencia.

La madre había llegado, se ve que le hicieron varios estudios a Tati, y para colmo, la niña solo fingía estar enferma para faltar a un examen de matemáticas, tenía diez años, pero era una gran actriz, casi profesional.

La madre de Ally, me pregunto por su hija, y yo quería contar todo, pero no, solo me calle.

-mmm –pequeña pausa- ya conoce a su hija, que estaría haciendo a esta hora un sábado?

-ella rio- siendo mi hija mayor, y que ya son las doce del mediodía, está durmiendo

-correcto ¡-dije con una sonrisa falsa-

Fui a ver a Ally, estaba dormida, tan tranquila, como si no hubiese estado vomitando. Tome su

mano, la mire, y recosté mi cabeza al lado de su brazo, y dormí un poco.

Al despertarme, eran las dos de la tarde, Ally estaba tomando fuertemente mi mano, me miraba con cara de tristeza.

-buenas tardes Emi-dijo Ally con una voz baja y tranquila-

-espero que sean buenas tardes, porque la verdad, no tuve una buena noche-dije con firmeza-

-tu –segundo de silencio- tú le has dicho a mama? –  pregunto con miedo-

-qué cosa? , Que te metiste los dedos hasta la garganta para bajar de peso? –pregunte aún más firme-

-Emi, n-no quise que veas eso, y no sé porque lo hic..

-la interrumpí- lo hiciste por hacerle caso a la maldita sociedad¡, podre entender que no quieras comer, o que te excedas con el ejercicio, pero no esperaba eso de ti¡-dije un tanto alterada-

-por favor Emi, cálmate, y responde la pregunta que te hice, le dijiste o no a mama? –pregunto Ally-

-la mire- no, no se lo dije, pero no me siento bien por eso, es tu madre, tiene que saberlo

-mira, primero, cálmate, segundo, ella lo tiene que saber, si, pero lo tiene que saber por mi, pero se lo quiero decir cuando este con mi padre

Le dije a Ally que después hablaría con ella. Me fui de su casa, y corriendo fui a la mía.

El peor enemigo: el espejismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora