-sabes que al querer matar tu sufrimiento, te matas a ti? –pregunte-
-a veces para matar al enemigo, hay que hacer sacrificios –respondió-
-Ally, estoy contigo -le dije-
-Emi, tienes que alejarte de mi
-porque? -pregunte-
-porque no quiero que sufras por mi culpa, eres muy sensible -respondió-
-de que hablas? -no podía entender-
-no se cuánto tiempo estaré en esta tierra, con suerte, algún día mi corazón dejara de latir, y se que ese día no estarás bien. Por eso quiero que te alejes de mi
-Ally, eres mi mejor amiga, no te dejare ni aunque me eches¡ -exclame-
Ally se me quedo mirando, le pedí que se quedara en mi casa ese día. Accedió.
Fuimos caminando, y en el camino se me hiso difícil no mirar sus brazos.
Al llegar a casa, la lleve a mi habitación y empezamos a charlar.
-Ally, dime, como te sientes el día de hoy? -pregunte-
-gorda -contesto-
-bien, como te sentías ayer?
-gorda -repitió-
-Bueno -pequeña pausa- como te sentiste en la semana?
-triplemente gorda -dijo, la verdad, no se por qué, pero esperaba que me dijera otra cosa-
-Ally, sinceramente -pausa- te gustaría volver al colegio? -pregunte, ya que era la única pregunta donde esperaba que no me respondiera “gorda”-
-cómo?¡ -exclamo-
-si quieres volver al colegio? -volví a preguntar-
-Emi -pausa- yo quiero volver a mi hogar en el cielo, no a mi tortura en el infierno.
Luego de eso, nos fuimos a acostar, la Sra. Alice iba a ir por ella en la mañana.