Ally se quedó sentada en una silla frente a la ventana. La luz del sol, hacia que en su sombra se reflejara su esquelético cuerpo, no era una sombra normal, era una sombra triste y con tanta bulimia como la persona que la reflejaba.
Senté a Ally en su camilla, me quede sentada en la camilla con ella, mientras tanto la abrazaba. Le salió una sonrisa verdadera. Mateo y yo sonreímos, y el no tardo en decir: “Abrazo grupal¡”, con la alegría de siempre.
-que sensación tan cálida -dijo Ally sonriente-
-si, es verdad, un abrazo en un momento así, da una sensación de calidez -conteste con alegría-
-cállense de una vez, quiero un abrazo tranquilo y silencioso¡ -exclamo Mateo bromeando-
Nos reímos, y Mateo y yo salimos del cuarto, no porque queríamos, sino porque nos obligaron.
No habíamos almorzado nada, así que nos dirigimos a la cafetería.
Mateo se comió cinco platos de pollo frito con mayonesa, no se en donde le entraba tanta comida.
Yo comí dos pequeños sándwiches de jamón y queso, y ya con eso me llene, creo que no era muy buen momento para comer. Luego nos fuimos a la sala de espera.
Allí se encontraba un chico, que había preguntado por Allison Whitehouse.
-oye, como te llamas? -le pregunte-
-Lucas -contesto mirando al suelo-
-cuántos años tienes -pregunte-
-18 -me contesto- eres amiga de Allison, verdad?
-si, como lo sabes?
-porque viniste a hacerme estas preguntas cuando pregunte por ella -me contesto con una sonrisa-
-y tu?, que eres de Ally? -pregunte-
-nada, no soy nada, ella nunca me dio una respuesta -respondió con cara larga-
-respuesta?¡ -exclame-
-me le declare hace ya varios meses -respondió-
Me sorprendí mucho, Ally nunca me lo había contado.