Sana era una chica misteriosa que le encantaba vestir con abrigos aún en verano, su forma de ser era un tanto misteriosa. Dahyun sabía que le traería problemas en su vida y no se equivoco.
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El tiempo pasaba más rápido de lo que se imaginaba, un día no volvió a saber de su querida japones y ahora estaba durmiendo a su lado. Lo que siempre le encanto de sana es que a pesar de ser como era, nunca en ningún momento le falto al respetó y siempre respetaba su espacio personal.
Eran distintas en muchas cosas y habían cosas que no entendían una de la otra por las diferentes vidas que tuvieron en el pasado, mientras una tenía una madre que la quisiera, la otra sufría maltratos pero eso Dahyun no lo sabía del todo. Nada podía compararse a los abrazos, besos y cariños de ambas, nacieron para estar juntas aún con todas sus diferencias. En verdad se sentían agradecidas por permitirles amarse de esa manera en la que lo hacían ahora.
Una mañana alumbraba la habitación, no había un rayo de sol por que el clima era nublado y fresco. Su cuerpo estaba un poco frió, por que sana le había quitado toda la sábana que cubría parte de su cuerpo, pero fuera de estar molesta, estaba muy feliz. El resfriado que la atormentaba el día anterior ahora no estaba más, se sentía mucho mejor y la gripe solo quedaba un poco y se refería a los mocos que aún querían salir de su nariz.
Aún era día de escuela, de hecho era el último por que ya era viernes pero no quería ir, se quería dar un día más de descanso. Tenía que ir de compras, por que su comida se había disminuido y de seguir así pronto se quedaría sin nada.
Estaba por levantarse pero un sonido proviniendo de Sana la alerto, parecía estar teniendo un mal sueño. Era la pesadilla como la que la ultima vez escucho, para que la hiciera llorar en sueños debió ser un mal recuerdo que aún la perseguía. Dahyun sujeto su mano y con cuidado le dejo un tierno beso en su frente.
—Todo es un mal sueño, todo estará bien. Nunca dejaré que te sientas sola de nuevo—Le susurro a su oído.
Sana pareció calmarse por que de un momento a otro se había calmado, seguía durmiendo pero no se escuchaban esas quejas más. Dahyun sonrió y con mucho cuidado se bajo de su cama para ir a la cocina y tomar un poco de café, reviso su refrigerador y no habían muchas cosas para que pudiera preparar algo, tendrían que ir hacer las compras primero y luego desayunar.
Subió de nuevo a su habitación para mirar la hora y eran las 10 de la mañana. Antes de despertar a Sana primero quería ir a cambiarse y cepillarse los dientes, así que eso hizo y luego volvió a su habitación.
—Sana, sana, sana—Dahyun la sacudió con cuidado a Sana para que despertará—Sana, despierta... iré a comprar algunas cosas—Volvió a sacudirla.
—Déjame dormir otro rato—Pidió soñolienta.
—Si, solo quería avisarte que iré a comprar—Volvió a repetir.
Sana cuándo escucho mejor, se levanto de manera rápida y mirando a Dahyun.
—Yo iré contigo, no dejaré que vayas sola—Dijo animada Sana—Solo iré a lavarme la cara y acomodar mi ropa—Antes de que saliera la menor saco un cepillo de dientes de uno de sus cajones y se lo entrego—¡Muchas gracias—Hablo de manera apenada.