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Camus había despertado en una habitación que no era la suya, recordando lo que había ocurrido el día anterior.

Unas grandes ganas de ver a su hermano se instalaron  en el, aunque sabía que en ese momento estaba durmiendo, aun así quería verlo.

Pero debía dejarlo descansar, su hermano estuvo muy estresado esos últimos días, así que tenia un merecido descanso.

- todo este problema no hubiera pasado por el.

Dijo recordando el día en que conoció a ese maldito que lo proclamó como suyo.

~~~~~~~~~Flash back~~~~~~~~~~

Camus se encontraba en el jardín en el cual su hermano siempre lo acompañaba, pero ahora se encontraba sólo, su padre estaba en sus últimas horas y el ahí, en ese lugar, en vez de estar con su padre.

Pero no era su culpa, el consejo había dado orden de que nadie entrará a la habitación de su padre, inclusive él.

Frustrado y decaído había decidido ir al jardín, extrañando a su hermano, deseando que estuviera hay con el.

- príncipe Camus- habló un guardia.

El nombrado levantó su vista mientras que el guardia la bajo.

- ¿que pasa?- preguntó.

- príncipe Camus, hay alguien que solicita la precencia del rey- habló.

Camus  se levantó, su padre estaba emfermo y el consejo ocupado, así que le tocaba a el atender a los invitados.

- ¿donde esta?- preguntó.

El soldado lo guió hasta donde se encontraba ese intruso que venia a ese reino exigiendo cosas como si fuera el rey de su hogar.

Cuando llegó, vio la figura de un chico que era mayor que el, de cabellera roja corta, con una capa blanca larga y una espada en su costado.

Aquel chico se volteo quedando estático al verlo, jamás había visto aún chico tan bonito, con semejante belleza, se podía decir que se había quedado prendido de su belleza a penas lo vio.

Camus se sintió algo incómodo cuando este lo recorrió con la mirada cada centímetro de su cuerpo, desnudandolo con la mirada.

- eres hermoso - dijo.

Camus no sabia si había escuchado bien, mirando confundido al pelirrojo, quien, con una sonrisa que se podía decir coqueta, se acercaba a el como un depredador a su presa.

Camus de pronto se sintió vulnerable ante esta persona, teniendo ganas de salir corriendo, pero no era el momento para esos comportamientos, se dijo.

Cuando el pelirrojo se acercó a el lo suficiente como quedar sólo a unos centímetros, este tomo uno de sus mechones de cabello para olerlo, algo que tenso a Camus.

- hueles bien- susurro en su oído.

Camus se estremeció al sentir la respiración del otro en cuello, dejándolo perplejo por unos instantes reaccionando cuando este paso sus manos por su cintura.

- serás mio- susurro.

Camus al escucharlo trato de empujarlo pero este lo sujeto de los brazos y lo beso, en eso aparecieron el consejo, que al verlos, el pelirrojo se alejo un poco pero aún sosteniendo a Camus.

- desde hoy, yo lo proclamó como mi prometido, así este reino no decaera sin protección.

Dicho esto lo beso por segunda vez, frente al consejo, que en ese momento que venían trayendo una mala noticia llegó una buena.

HIELO Y FUEGO JAMAS ( Pausada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora