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Después de pasar tiempo con su hermano y ser regañado por el consejo, Dohko decidió ir a ver a su hermano, ya que igualmente que el, fue regañado por el consejo.

Tuvo que salir con cuidado para no ser visto por los guardias, ya que tenían la estricta orden de no dejarlo salir de su habitación.

Con cautela camino sin hacer ruido hacia la habitación de su hermano en silencio para que no lo descubrieran y lo vuelvan a meter a su habitación y después no dejarlo salir es día entero.

Al llegar tocó un par de veces para que le abriera, pero no hubo respuesta alguna, solo silencio. Dohko algo preocupado toca con más rudeza pero con la misma respuesta

Desesperado, abre la puerta de una patada, provocando un fuerte sonido, llamándo la atención de los guardias, pero en ese memento no le importó, solo le importaba encontrar a su hermano menor.

Cuando estro la habitación estaba vacía, no había nadie allí, pero lo que mas lo alarmó fue que la ropa de su hermano no estaba.

A toda prisa Dohko salió corriendo encontrándose con los guardias, que al escuchar tremendo ruido proveniente del príncipe fueron hacia allí, pero Dohko no tenia tiempo para esto y sin más empujó a cada uno que se metía en su camino.

Los guardias intentaron detenerlo pero se les fue inútil, Dohko siguió corriendo hasta bajar las escaleras y buscar los lugares que siempre frecuentaban los dos, pero no estaba.

Desesperado busco a los guardias y les ordenó buscar a su hermano, pero uno de estos se armó de valor y se animó a decirle que a su hermano se lo habían llevado a otro lugar.

- ¡¿quien dio esa orden?!- gritó, sujetando del cuello al soldado.

- fue...fueron...los...ancianos- dijo, a duras penas.

Dohko al oír su respuesta lo soltó, pidiendo disculpas y gracias, y después retirarse, caminando hacia donde estaba el consejo de esos ancianos.

Al llegar, los dos guardias que cuidaban aquel lugar le dieron paso, abriendo la puerta para que el entrará. Dohko les agradeció y siguió caminando hasta entrar completamente en aquella habitación.

Era tanto el silencio, que hasta el más minucioso susurro sería escuchado. Dohko camino firme hacia la mesa donde estaban tres ancianos escribiendo con suma concentración.

Para llamar su atención, Dohko tiro una de las copas de vidrio que estaba cerca, estrellandola contra el piso, causando un estruendoso sonido, llamándo la atención de todos los presentes.

Los tres ancianos levantaron sus cabezas lentamente hasta que sus ojos se posaron en los del mas joven, que estaban llenos de ira contenida.

- salgan todos - dijo uno de los ancianos.

El sonido que causaban las sillas al ser movidas se escuchó por todo el lugar, pero luego de que todos se fueran el silencio volvió en esa habitación.

- ¿donde esta mi hermano?- preguntó.

- ¿tu hermano?, lo mandamos hacia otro reino - dijo uno de los ancianos, como si no le interesará.

- ¿con que propósito? - preguntó con la poca paciencia que le quedaba.

- para casarse - dijo otro.

Dohko no aguanto más y se acercó a uno de esos ancianos tomándolo del cuello sacudiendolo un buen rato, hasta que llegaron los guardias y lo llevaron hacia su habitación.

- ¡maldita sea!...Te falle...rompí nuestra promesa - dijo esto último, cayendo de rodillas junto a la cama.

Tanto Shura como Aioros se sobresaltaron al escuchar los gritos de el anciano que acababa de entrar. Por alguna razón Aioros sintió que debía proteger a Shura, así que se puso frente a este.

HIELO Y FUEGO JAMAS ( Pausada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora