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- no lo aceptamos- dijo uno de los ancianos.

Albafica frunció el ceño, eso no era lo que queria escuchar, necesitaba que el consejo aceptará que el duelo se hiciera para que su hermano pueda retar a ese chico.

- joven Albafica, debe entender que un trío es una blasfemia- dijo otro, mientras que los demás le apoyaban.

Albafica apreto sus nudillos, conteniendose de no explotar, tenia que convencerlos a toda costa.

- a menos que...Este dispuesto a comprometerse usted, eso dejará que su hermano de el duelo, pero nada mas- dictó otro.

Albafica trago grueso, de nuevo estaba esa sensación que tuvo hace tiempo, cuando lo comprometieron con el príncipe de CAPRICORNIO, al cual nunca llegó a conocer.

- lo que sea para que mi hermano sea feliz- dijo, con seguridad, mientras el consejo escribía una carta al consejo de CAPRICORNIO y CÁNCER.

- ¿con quien será? - quizo saber.

- es para salvar a un juez de una blasfemia, igual que él caso de su hermano- dijo otro mientras seguía escribiendo.

Albafica sintió pena por ese hombre, pero no era momento para eso, tenia que hacer todo por su hermano, no importaba que.

- ¡maldita bruja! - gritó, mientras tiraba los papeles del escritorio.

- calmese señor Minos- dijo otro, mientras trataba de tranquilizar a su superior.

- ¡¿como quieres que me calme, si esa maldita zorra me hizo esto?!- gritó, mientras aún sostenía esa carta que decía que se iba comprometer.

En ese lugar donde reinaba la oscuridad, donde no se veía ni una pizca de luz, gobernaba una mujer que era cruel con todos, ya que después de la muerte de su señor ella había quedado a mando, dictando las nuevas reglas que se conllevarian.

1_ ella era la única que decidía las relaciones entre ellos.

2_ no habría ninguna relación de trío.

3_ el que rompía las dos reglas anteriores, lo pagaba con cualquier castigo que ella imponga.

Y ese fue su caso, el y sus compañeros habían roto todas las reglas, como consecuencia ahora tendrían que enfrentarse al castigo de esa mujer.

Pero como podían contenerse.

Desde que se vieron, la pasión y el deseo se instalaron en ellos, siempre se amaron y cuando se confesaron no les importó nada, estaban listos para el castigo que les imponiesen.

Pensaron que seria la muerte.

Preferían eso antes de lo que dictó aquella mujer.

El se casaría con un rey de afuera, mandandolo lejos de sus amados.

Aiacos, uno de sus amados, estaba en prisión, ya que se había revelado contra ella al enterarse que uno de ellos se iría.

Y Radamanthys, había tenido la mala suerte de ser la obsesión de aquella bruja, como castigo, permanecía encerrado en su habitación con estricta vigilancia.

Se maldecía por nunca a verse dado cuenta del deseo de esa mujer por el rubio, maldecía a todo el mundo aún a su señor por haberlos dejado.

- ¿donde esta Radamanthys? - preguntó.

- esta en su habitación, preparándose para juzgar a los prisioneros que llegaron- dijo.

Minos asintió, necesitaba verlo, para armar un plan para sacar a Aiacos de ese calabozo encerrado. Minos caminó hacia la salida para ir rumbo a la habitación de su amante, pero fue detenido por el otro.

HIELO Y FUEGO JAMAS ( Pausada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora