Cinco

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El primer impulso del dios fue dar la vuelta e irse. No era algo en lo que él, tuviera motivo para interferir. Bien o mal, no era asunto suyo así que dió la espalda a lo acontecia más allá de la ventana y dió unos pasos para retirarse,mas el sonido de un golpe lo hizo mirar a tras otra vez.

Fue producto de la rabia y la desesperación lo que lo hizo,a Shin,morder la mano de Daishikan al punto de perforarle la piel y la carne con los dientes, logrando de así que el Gran Sacerdote, le quitara las manos de encima,pero obtuvo como respuesta una bofetada que le torció el rostro hacia un costado,dejándole en la mejilla una marca carmesí producto de la herida que el supremo le había provocado en la mano a su agresor.

La respiración del joven shin-jin, era un resoplido furioso como el de una bestia colérica.Su mirada era salvaje y por la tensa mueca de su boca escapaban restos de sangre que había extraído en esa mordida. Ni siquiera sintió el dolor de aquel golpe,no era capaz de sentir nada en ese momento,
nada salvó la enorme furia que lo invadía.

-Quien diría que detrás de esa frágil y dócil fachada se esconde un ser tan indomable-le dijo el Gran Sacerdote, mientras miraba la herida en su mano.

-¿Cuanto tiempo más piensa extender todo esto?-le pregunto el supremo-¿Cuanto tiempo más tendré que soporta este acoso infernal? ¡¿cuanto tiempo más?!-le gritó incorporandose.

Daishikan no respondió,se le quedó viendo con una sonrisa burlona.

-¿Por qué  simplemente me toma de una vez?-le dijo después de unos minutos y limpiándose la boca con el dorso de la mano.

-Porque sería demasiado sencillo-le respondío el Gran Sacerdote y chasqueo los dedos.

Al instante el Supremo Kaiosama,sintió su cuerpo entero paralizado. Con un segundo ademán de la mano de Daishikan término boca abajo sobre la cama sintiendo una fuerte presión sobre él,ni siquiera era capaz de hablar o parpadear.

-Vez lo fácil que seria-le dijo mientras se recostaba sobre él-De este modo no tiene ningún valor llegar a poseerte mi querido shin-jin-agrego mientras le peinaba el cabello con los dedos.

Desde afuera, cuidando no ser visto,el dios destructor observaba la escena.Para él,el Supremo Kaiosama era un sujeto débil,distraído y de carácter muy blando;en pocas palabras un ser insignificante al que muchas veces vilipendio,pero tras lo que presencio término por sentirse él como un ser débil e incapaz. Se encogia de miedo ante una mirada de Daishikan,mientras que ese muchacho era capaz de enfrentarlo aún sabiendo que no tenía posibilidad de escapar.
Pocas cosas provocaban en el dios la repulsión y lo que presenciaba,desde la oscuridad, era una de ellas. Cierto era que en su calidad de dios había recibido toda clase de ofertas en busca de sus favores y si bien, sin remordimientos aceptó muchas,
jamas obligó a alguien a aceptar sus caricias,pues aquel acto le era detestable por razones en un pasado casi olvidado.Sentía la imperiosa necesidad de intervenir,pero ¿Cómo? Daishikan no era un enemigo al que él,pudiera vencer,de modo que tuvo que recurrir a otra táctica esperando que fuera suficiente.

-El mayor placer no es tenerlos, es doblegarlos-le dijo el Gran Sacerdote al oído del Supremo-Es hacer que se entreguen a mi,por propia voluntad,pero contra sus deseos.Por eso la idea de simplemente tomarte no me resulta atractiva ¿lo entiendes ahora Shin?

Lo entendía y eso sólo aumentaba su ira.

-¡Supremo Kaiosama!-grito desde afuera el ,dios mientras golpeaba la puerta.

-¿que hace Bills aquí?-le pregunto Daishikan,a Shin.

La mismo se preguntó él,en su mente,pero nunca antes se sintió más aliviado de oír la voz del dios.

-¡Supremo Kaiosama!! Sal de ahí.Whiss me abandonó aquí y quiero irme a casa-le gritaba-Sal de ahí o voy a entrar por ti-vociferaba  esperando que la interrupción fuera suficiente para disuadir al Gran Sacerdote y que se marchara.

Desde la habitación de Shin,
Daishikan oía el escándalo del dios. Dió un suspiro entre resignado y fastidiado para luego apartarse del Supremo.

-Ese Bills siempre dando problemas-comento tranquilamente-Bueno será en otra ocasión. Hasta pronto,Shin.

Desapareció tal y como llego,algo que alivio al Supremo y al dios fuera del templo.

Una vez que Bills,estuvo seguro de que el Gran Sacerdote se había ido,entro al santuario a buscar al Supremo quien venía corriendo a su encuentro.No sabía siquiera si preguntarle si estaba bien,pero no fue necesario. Shin se arrojó a sus brazos como un náufrago a una tabla que le permitiria mantenerse a flote. Y allí en ese pequeño y tibio espacio que eran los brazos del dios de la destrucción,el Supremo Kaiosama rompió en un llanto caliente, que le subía desde las entrañas.Un llanto patético que rompió finalmente la siempre tranquila fachada que mostraba al mundo.

El dios en otra ocasión,lo hubiera apartado de inmediato;pero en esa oportunidad no se atrevió a hacerlo.Con la torpeza y frialdad que caracterizaba sus contadas muestras de afecto,le frotó el cabello a Shin, que de pronto se fue hacia un costado y por poco cae al suelo sino es porque él lo sostuvo. El Dios trato de hacerlo reaccionar,pero fue inútil estaba inconsciente. Dejarlo solo alli no le pareció una buena idea así que lo cargo bajo el brazo y presiono el botón que le dió Whis,para volver a su templo. Una vez allí entro volando a la sala por la ventana y al no ver al ángel comenzó a llamarlo.

-¡Oye Whis! ¡¡Whis!!

-Señor Bills no grite sino estoy sordo-le dijo el ángel apareciendo por el pasillo-¿Acaso ocurrió algo malo con la pizza?-le pregunto antes de notar que el Bills, traia al Supremo Kaiosama con él.

-Se desmayo-le dijo-¿Por qué no vez si puedes hacer algo por él-le dijo y le depositó al Supremo en los brazos.

La mirada del ángel se tornó sería y su semblante adquirió gravedad mientras contemplaba al inconsciente shin-jin.

  "No"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora