veinteseis

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Cuando Vados se dió la vuelta para irse,Bills pasó por su costado disparado hacia el bosquecillo y se estrelló allí causando un gran estruendo. Un segundo después vio al dios levantarse y lanzar un ataque hacia la ventana por la que él había sido lanzado,pero Merlot salió y lanzó la energía lejos con un mínimo movimiento de sus dedos. Sin proponérselo,Vados quedó en medio de ambos que al verla allí se quedaron inmóviles.

-no es mi intención interrumpirlos,pero hay algo que quiera discutir con el señor Bills-dijo ella tranquilamente.

-¿conmigo?-dijo el dios algo confundido.

-los dejare solos y volveré al planeta supremo-señalo Merlot.

-aguarda un momento por favor-le dijo Vados girandose hacia el ángel-tambien hay algo que tengo que hablar contigo,Merlot.
Descuida,será muy breve
¿podrías aguardar un momento?

-claro-le dijo Merlot con una expresión algo ingenua.

Vados le señaló a Bills seguirla hacia los árboles y él,un tanto intrigado, fue tras ella. Cinco minutos después ambos regresaron y Vados fue hacia Merlot con mucha naturalidad,
mientras el dios se quedó atrás, con una excelente sería y tranquila.

Fue en menos de lo que dura un parpadeo que Vados, se paro tras Merlot y lo rodeo con sus brazos para retenerlo y una milésima de segundo después el dios le hundió el puño en el abdomen del ángel.Bills llevaba puesto un guante luminoso que le permitió penetrar en el interior de Merlot y ver lo que había allí.

Para el Supremo Kaiosama, no tener la constante presencia de Zamasu a su lado,era lo único de lo que estaba feliz en toda esa historia. Se hacia de ánimos para lo que vendría esa noche o tal vez la siguiente,Él dijo que vendría por un beso,con toda certeza,lo haría y él, aguardaba.
Por primera vez estaba ansioso de ver al Gran Sacerdote,pues desesperadamente necesitaba ese beso,no sabía cuánto podía resistir sin que el asco lo dominará,pero tenía que aguantar lo suficiente. Entre más rápido lo consiguiera más rápido terminaría con su pesadilla.

La noche llegó y las horas avanzaban,mas él no aparecía. Por un lado se sintió aliviado por otro frustrado.Se levantó de la cama para ir a darse una ducha,
pues tampoco sentía que lo estuviera observabando cuando él apareció delante suyo.

-buenas noches,Shin-le dijo el Gran Sacerdote, con esa sonrisa indescifrable.

Shin no respondío,nunca lo hacía. El Gran Sacerdote se sentó en una silla de respaldo alto que estaba junto a la cama y se quedó allí mirándolo un rato. El supremo no se movia,
simplemente estaba ahí tan quieto que parecía una estatua.

-que tímido estas-comento Daishinkan-ven... acércate.

El Supremo apretó ligeramente los puños,respiro profundo y luego avanzo lentamente,como si cada paso lo diera con botas de plomo. Llego por fin un paso adelante del Gran Sacerdote y cuando esté noto que no tenía intención de avanzar más lo tomo de la muñeca jalandolo hacia delante,tan subitamente que lo hizo caer de rodillas entre sus piernas. Ni un quejido escapo de su boca sólo sus ojos negros chispeantes de esa rabia contenida delataron que ese movimiento y esa posición le disgustaban enormemente.

-que mirada tan insolente tienes-le dijo mientras le levantaba el rostro sosteniendole la barbilla con los dedos-nunca,ni por una vez has dejado de mirarme a los ojos ¿por que lo haces eh? dime.No imaginas lo que eres capaz de provocar cuando me miras así,Shin...

No tenía que imaginarlo,podia ver las sucias ideas de Daishinkan.Podia oírlas y hasta olerlas de tan nítidas que eran.

Aún lo retenía por la muñeca y le jalo un poco más hacia él para luego acariciarle los labios con los dedos y lentamente,
obteniendo algo de resistencia introducir uno de ellos,el índice, en la boca del shin-jin que no dejaba de verlo a los ojos con la rabia al borde de escapar de los -suyos.

Las ganas de morder esa falange y arrancarselo de la mano estaban ahi,a punto de dominarlo,pero él las contenía con igual ímpetu. Su mente trato de huir un momento para tolerar el disgusto que le causaba sentir ese dedo contra su lengua,un preludio inmundo de algo aún más repudiable que se avecinaba,pero que tenía que saber soportar.

Lentamente,con ese oscuro deleite que se reflejaba en su mirada saco su dedo de la boca trémula del Supremo y tomándolo por el cuello lo obligó a ponerse de pie junto con él.

-¿y bien?...sabes a que vine ¿no?
Quiero que repitas lo de esa noche-le dijo-¿es que acaso te estás retractando de nuestro trato?

-no recuerdo que eso hiciera parte del trato-replico Shin.

-es un extra-le dijo-a diferencia de los otros,tú aún conservas tú pureza,de modo que hay cosas que debo trabajar contigo antes de ese día...

Shin no pudo evitar sentir repugnancia,al oír esas palabras.
Pero haciendo a un lado eso y con su objetivo en mente se lanzó a esos labios que tanta aversión le causaban,como quien salta al vacío esperando llegar a la ribera opuesta. Aquel beso era una contienda,pues si Daishinkan era un demonio de oscuras pasiones,él era otro de odio y sed de venganza y ese ósculo era la guerra desatada en que esas dos fuerzas buscaban la victoria.

Daishinkan sentía esa pasión del odio en Shin y le fascinaba,sus brazos se cerraron entorno a la cintura del shin-jin y cerro los ojos para deleitar sus sentidos,
los  cerro mientras que él los abría en señal de desprecio a ese ser al que se aferró en busca de una simple respuesta de la que pendía todo su plan,para finalmente terminar con todo.

Pero por desgracia en esa oportunidad el asco pudo más y cuando Daishinkan lo derribo sobre la cama y sus manos comenzaron a buscar la forma de quitarle ese atuendo acartonado, ya no pudo soportarlo y desesperadamente comenzó a tratar de apartar al Gran Sacerdote de él,pero este no se detenía lo que lo llevo a gritar tan fuerte como sus pulmones se lo permitieron: ¡YA BASTA!

Y contra todo pronóstico Daishinkan se apartó tan desconcertado como el shin-jin de que él,haya retrocedido.
La respiración del Gran Sacerdote era casi un jadeo y su mirada la de alguien que salió de un sueño al que no quería abandonar. Se levantó le sonrió como siempre y se fue.

-¡maldición! ¡maldición!-exclamó el Supremo -ya casi lo tenia,sólo tenía que aguantar un poco más.Un poco más y ya-se decía y de rabia golpeaba su cama.

Con disgusto escupió tratando de quitarse el sabor de Daishinkan, de la boca y se quitó la chaqueta para arrojarla al suelo. Quería llorar,pero se contuvo.

Pese a todo no podía evitar sentirse sucio y reprocharse su deseo de dañar al Gran Sacerdote.Se sentó en la cama abrazando sus piernas cuando una mano en su hombro lo hizo mirar a su lado.

-buenas noches,Supremo Kaiosama ¿desea usted algo?-le dijo.

-Merlot ¿que estas haciendo aquí?-le pregunto el Supremo con una sonrisa dulce y triste a la vez.

Horas después Daishinkan salía a recibir a Kai,en el templo de zen oh sama. Lo había llamado por que le resultó el más parecido a él. Una vez en su habitación sólo le peino el cabello hacia delante y así le encontro más similitud,
pero este shin-jin temblaba de miedo ante él,su sumisa mirada y la inexistencia de cualquier intento de impedir lo que iba a pasar,convirtió el deseó que le agito Shin con ese beso en desprecio uno que Kai tuvo que recibir.

No lejos de allí,en su celda,Whis
había logrado liberar su mano derecha del grillete y esvosaba una sonrisa de triunfo.

  "No"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora