treinta.

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En el palacio del dios, esté estaba algo fastidiado con la presencia de Merlot,pero desde que vio en su interior no se atrevía a decirle nada.El ángel,habia convertido su palacio en su hotel. Iba y venía a su antojo y a veces sólo se sentaba ahí en silencio,
meditando respecto a quien sabe que. En una de esas oportunidades,mientras él leía uno de sus mangas el ángel, le hizo una pregunta que lo hizo escupir la bebida que estaba bebiendo.

-¿por qué demonios me preguntas eso?!-exclamó Bills tosiendo.

-¿qué tiene de malo?-le pregunto el ángel con cara inocente-¿como se llama ese gesto?

-no es eso,es sólo que ese tipo de cosas,pues...-no dijo más y se quedó pensando en eso un rato-¿por qué quieres saberlo en primer lugar?

-porque me gustaría que lo hiciera otra vez-le dijo Merlot.

-bueno,pues a eso se le llama beso,besar. Lo hacen las parejas que se aman,aunque...no siempre porque se amen,a veces sólo es por quieren...y empiezan a... ¡¿bueno como demonios no sabes eso?!

La cara del ángel quedó con una expresión dulce de duda.

-¿por cierto,has estado llendo a ver al Supremo Kaiosama como te lo pedí?-le pregunto Merlot, luego de un rato.

-cada día a la misma hora,tal y como me lo pediste-le dijo Bills.

-¿y Vados? ¿Vino por ese artefacto?-le pregunto el ángel.

-hace dos días-le dijo el dios, algo molesto por tantas preguntas.

Bills no acababa de entender  cómo ese ángel, se había enterado del plan de Whis y Vados,en el que ahora él estaba involucrado también. Merlot regreso del planeta supremo y le pidió detalles de aquel asunto sin más explicaciones.

Otra cosa es que cada vez que él, demostraba estar preocupado por Whis,Merlot le decía que él estaba bien,pero no nada más.

"Hasta cuándo va a andar de misterioso"

Pensaba el dios con fastidio, mientras veía a ese ángel estar sentado allí en silencio.

Una semana y media después de que el Supremo hizo el trato con el Gran Sacerdote,este apareció en la habitación del Shin-jin,pero este no estaba ahí. Por supuesto que eso no le vino en gracia,pero no tardó en localizarlo a una distancia bastante considerable del templo. Hacia allá se dirigió rápidamente.

Shin estaba sentado frente a un estanque,abrazando sus rodillas,pensando en todo lo que lo afligia y últimamente Whis estaba bastante presente en sus pensamientos.

Nunca le prestó atención alguna,
ni siquiera antes de que todo el asunto comenzara,aun que en aquel entonces le resultaba un sujeto bastante agradable,amable y con una parsimonia que a veces lo irritaba,pero bueno él, tendía a sobre reaccionar a veces (o eso le decía el antepasado).

Pequeños detalles de sus atenciones ahora aparecían en su memoria,como esa sonrisa gentil que le daba cada vez que aparecían ante él,una sonrisa con los ojos fijos en él nada más.Muchas otras pequeñas cosas ahora cobraban significado y eso aumentaban su culpa y algo más que no estaba seguro de que era. Mientras la figura de Whis de enaltecia la de Bills, se volvía más remota.

Cavilaba en esas cosas cuando unas manos le rodearon los hombros y el suave toque de un aliento,le acarició el lóbulo de la oreja.

-Merlot-exclamo exaltado,pero un segundo después se dió cuenta del grave error que había cometido.

-¿como me llamaste?-inquirió el Gran Sacerdote apretando los hombros de Shin entre sus brazos-repite ese nombre que has pronunciado ¡repitelo!

El supremo quedó inmóvil y perdió su color natural al oir esa exclamación en su oído.No quería ni imaginar la mirada de Daishinkan,en ese momento.
Todo su plan,todo lo que había estado soportando esos últimos días no serviría de nada,lo arruinó todo en un miserable segundo.

-lo has estado viendo ¿no es así?-inquirió el Gran Sacerdote-sabia que había logrado escapar y se a sabido ocultar de mi.Bajo mi nariz te a venido a ver ¿no es cierto?

¿Que responder? Que decir? Que no desatará la ira del Gran Sacerdote, era lo que el supremo intentaba desesperadamente de responder,pero no tenía ninguna idea al respecto. Justo cuando creía que todo había terminado. Una voz familiar exclamó:

-¡suéltalo!.

Daishinkan miro a su costado y se encontró con Bills que le miraba con una singular calma y una postura bastante petulante.
El Gran Sacerdote, se puso de pie,obligando al supremo a levantarse junto con él.

-¿quien te crees que eres para hablarme tan atrevidamente?-le dijo Daishinkan con un rostro ensombrecido y una mirada que era casi demoniaca.

-¿quien te crees que eres tú?-le pregunto el dios-no eres más que un ángel corrompido,cuya conducta repugnaria al más despreciable de los criminales. Mírate siguiendo a un chico como un perro famelico y leproso.

Si Bills estaba buscando morir,
esas palabras eran una  soga al cuello perfecta.

El Gran Sacerdote, se sonrió o más bien hizo una mueca horrorosa de desprecio hacia él y apartando una mano del Supremo Kaiosama, la alzó en dirección a Bills y esas joyas doradas que llevaba en sus tobillos,muñecas,brazos y cuello resplandecieron elevando el cuerpo del dios, mientras le provocaban un dolor tremendo que se vio reflejado en el espantoso grito que dio.

-sino fuera por ese maldito enlace de vida ¿Bills acaso crees que no he sentido tu asqueroso olor en el templo?-le dijo temblando de gusto al visualizar las espantosas torturas a las que lo podía someter.

El supremo podía verlo claramente. Los pensamientos del Gran Sacerdote, pasaban en su cabeza como una película monstruosa. De sólo contemplar las idea de Daishinkan,Shin palideció de miedo,pero también vio dos cosas;las dos cosas que había estado buscando y aquello le dió los bríos y el valor de sujetar el brazo del Gran Sacerdote, tratando de que dejara de hacer lo que fuera que le estuviera haciendo a Bills.

-¡por favor suéltalo!-le dijo-se lo ruego déjelo...

-¿tanto te importa este infeliz?-le pregunto el Gran Sacerdote, cerrando su mano en el cuello del shin-jin-Whis,Bills,Merlot ¿a cuantos más vas a hechizar?¿dime? ¿A cuantos más tendré que apartar de ti,Shin?¿tú no lo has entendido? Él único soy yo...¡¡nadie más!!... ningún otro puede siquiera mirarte,no puede tocarte y no puede tenerte sino soy yo!

-tre..tr...tres... tres días-logro artícular el Supremo -sólo tres días más y yo iré a su lecho...tres días,pero se lo ruego déjelo.

El Gran Sacerdote, miro atentamente el rostro del shin-jin y luego dejo caer al medio conciente Bills.

El dios sentía que le habían echado fuego en las venas y que hasta el  escaso aire que entraba por a sus pulmones le quemaba. No podía moverse.

-dos días-le dijo el Gran Sacerdote- dos días y él vive.

-dos días -afirmo el Supremo sin meditarlo.

El Gran Sacerdote, abrió su mano para liberar al Supremo Kaiosama que por poco se va de espaldas,pues ya casi no podía respirar. Sin darle tiempo de recobrar el aliento de un brazo lo llevo hacia él y hablandole en un tono más que de advertencia le dijo:

-si llegas a intentar alguna tontería,te juro que voy a hacer que lo lamentes cada segundo,
por el resto de tu vida que será muy breve,pero que te parecerá una eternidad.

Dicho eso,como ya había acostumbrado reclamo su beso,que está vez fue para el Supremo Kaiosama, como un puñado de cenizas en la boca y llevándose a Bills se retiró.

Pocos minutos después,atraído por los desgarradores gritos de Bills,llego Zamasu quien al ver al supremo de rodillas al borde del estanque intento acercarse,pero en ese momento,Merlot apareció junto a él.

En el palacio de Zen oh sama,en los más recónditos calabozos,
Daishinkan dejaba a Bills, encadenado contra un muro y después de darle un par de golpes que le hicieron escupir sangre lo dejo allí en la oscuridad,pero justo antes de cerrar la puerta,cuando el último rayo de luz iluminaba el rostro de Bills,este se sonrió con ese matiz entre la malicia y la astucia tan propio de él.

  "No"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora