treinta y dos

960 140 8
                                    

Odiaba a Bills más que a ningún otro ser en la existencia.Lo odiaba y quería poder destruirlo de la forma más dolorosa posible,pero en lugar de eso tuvo que ir a ver a los Reyes de todo que pedían su presencia,algo que más tarde consideraría un golpe de suerte,pero que en ese momento sólo lo puso más furioso.

Lo odiaba más de lo que odiaba a Whis y Merlot juntos.Lo odiaba desde ese día en que los vio abrazarse con Shin,durante la exhibición Zen.Lo odiaba y ese odio sólo aumentaba,porque había descubierto el motivo por el que Shin lo veía con tanto afecto y eso lo tenía al borde de la locura.

Quería de forma imperativa necesitaba apasiguarse o terminaria por matarlo y con él a Shin y eso no podía ser,el deseaba a Shin.Él quería más que nada,en la existencia,tenerlo para si,pero también sentía la fuerte demanda de borrar a Bills por completo;porque ese patán,
ese desagradable sujeto, tenía algo que le causaba una ira ciega. No lo toleraba ¡no lo soportaba! y para colmo tenía que estar ahí,sonriendo como un idiota a los Zen oh sama,mientras les contaba algunas noticias relevantes de los universos y buscaba,en su agitada imaginación,algún juego tonto que les mantuviera distraídos.

Lo logró y pudo así, ir hasta la celda donde escondía a Bills con la idea de al menos hacerlo pasar un mal rato,con alguna de sus tantas torturas diseñadas para castigo de los dioses corruptos u ángeles rebeldes,pero al llegar a la puerta se detuvo.

Intentaba contenerse para no llegar a matarlo,pues no quería perder a Shin,no ahora que estaba tan cerca de lograr su objetivo,no ahora que en sólo dos días sería suyo al fin,pero no encontraba la manera de socegarse.

Quería gritar más no podía,
queria destruir algo y tampoco podía hubiera querido que alguien llegara a hacerlo entrar en cordura,pero eso era menos probable que lo anterior.
Él estaba solo ¡solo! Y así había estado siempre. Estaba desesperado y en un arranque de locura,tal vez, se dirigió hacia otra celda,donde habia una parte de él.Un ser semejante que era carne de su carne y en el que tal vez podía encontrar algo de mesura a sus exacerbadas pasiones.

Allí estaba Whis,su hijo,tan quieto que parecía un cadáver colgando de las cadenas que sostenían sus brazos.Parecia  una escena arrancada de alguna historia donde aquel individuo había sido castigados por algún crimen atroz,pero no. Ese ser era el bueno en esta historia y  sin embargo,sin piedad y sin remordimiento él,su padre,lo sepultó allí para que su conciencia se disolviera.

Se le acercó lentamente hasta que la cabeza indolente de Whis golpeó su cinturón y entonces cómo víctima de un delirio se deje caer sobre sus rodillas abrazándo al cuello del ángel.

Whis fingía la inconsciencia de forma magistral,pero ese acto por poco lo hace ponerse en evidencia,pues nunca antes su padre había transgredido su espacio personal de esa forma.
Ese tibio y agitado contacto lo envolvió haciendolo sentir los oscuros tormentos por los que su padre era consumido.

Para cualquiera que hubiera visto aquella escena,ese acto hubiera resultado parte de la locura de la obsesión de Daishinkan,pero para Whis aquello fue un breve lapsus de cordura en que su padre, le mostró la parte más frágil de sus ser y ese momento lo cambió todo para él.

El Gran Sacerdote se quedó alli,
aferrado a su hijo tanto tiempo como le llevó recuperar su fría fachada y su tranquilidad. Una vez lo consiguió se apartó de él, mirándolo con desprecio y sin hacer o decir nada más simplemente se retiró con una idea fija en mente.

El dolor en su pecho aumentaba y término por hacerlo dar un pequeño grito que luego se volvió uno más fuerte logrando despertar al Supremo Kaiosama, que se encontró con un Merlot de rodillas junto a su cama,con el rostro deformado por el dolor y cubierto de sudor.Se levantó y fue hasta él, para ayudarlo a sentarse en la cama,
preguntándole qué le pasaba,
pero Merlot no respondía.Tenía su mano libre sobre su pecho intentando mitigar el dolor o algo así.

-ire por el antepasado-le dijo el Supremo Kaiosama- seguro él, sabrá que hacer.

Intento salir de la habitación,
pero Merlot lo tomo del brazo para impedirselo.

-no hace falta-le dijo con dificultad-solo quédese aquí por favor y escucheme-le pidió llevándolo hacia él.

Logro ponerse de pie apoyado en su báculo,el mismo que dejó caer para abrazar a Shin con fuerza.

-escucheme,mi señor Shin-le dijo esforzándose por hablar-no importa lo que pase,usted no está solo,yo jamás lo voy a dejar solo.De una forma u otra estaré ahí. No tenga miedo,usted es más fuerte de lo que todos suponen, de lo que usted mismo supone y podrá hacer lo que está planeado,no tenga duda de eso y por sobre cualquier cosa,aun cuando parezca que todo está en su contra,aun sino ve la salida no deje de luchar...nunca dejé de luchar¿me entendió? Y recuerde que hay más de una forma de conseguir la victoria-agrego y le miro a los ojos.

El miedo de la incertidumbre se apoderó de Shin, en ese momento y tuvo la ligera sensación de que Merlot se despedía,pero no quizo preguntar por miedo a la respuesta Intento leer su mente y encontró un torbellino de recuerdos aturdidor.

-hasta siempre,mi señor-le dijo y se apartó de él o lo intento porque el Supremo se le sujeto a la cintura como un niño.

-no te vayas-le dijo Shin- no me dejes solo...no me dejes solo-le suplico y luego apoyo su rostro en el pecho del ángel.

-quiero pedirle un favor-le dijo Merlot acariciandole el cabello-podria repetir lo del otro día. Bills dijo que a eso se le llama beso,un nombre extraño,me parece.

Fue una petición algo atrevida y más tarde se cuestionaria porque accedió,pero en ese momento sólo lo hizo.

Los besos robados por Daishinkan eran como meterse en la boca un puñado de gusanos podridos. El que antes le había dado a ese ángel fue insípido,
pero ese último tuvo una un sabor muy extraño,pero lo más sorprendente vino cuando en ese tibio contacto logro ver aquel pensamiento que antes se le escapó. Cuando pudo visualizarlo en plenitud, se apartó de Merlot con un semblante desencajado,como si hubiera descubierto algo perturbador.

Merlot lo miro y luego se inclinó para susurrarle algo en el oído y tras levantar su báculo con una sonrisa en los labios se marchó.

En la habitación de Kibito fue donde reapareció. Allí estaba Zamasu recostado en la cama,aparentemente dormido.

-ya deja de fingir-le dijo Merlot-se que estas despierto...

-¿que quieres?

-dijiste que sabías quién era yo realmente,pues vamos a hablar al respecto-le dijo aferrado a su báculo con ambas manos.

En el palacio de Zen oh sama,en el calabozo donde Whis estaba perdido en sus reflexiones,un susurro en una brisa que entró por la escotilla sobre su cabeza le dijo en el oído "En el ala norte"

-¿Merlot?-exclamó Whis mirando hacia la nada.

  "No"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora