treinta y cuatro

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Daishinkan podía estar cegado por sus oscuras pasiones,mas no era para nada alguien fácil de engañar y mientras llevaba al Supremo Kaiosama se preguntaba el motivo de esa inesperada visita.

No pudo evitar voltear a verle por un momento,aun que de inmediato apartó la vista de Shin, como si al encontrarse con la mirada de este, le hubiera recriminado algo de una manera que no pudo definir y menos entender porque lo hizo sentir tan incómodo.

Después de aquel primer encuentro con el Supremo Kaiosama del universo siete,donde este le dijo "NO" las cosas para el Gran Sacerdote, estuvieron lejos de volver a la normalidad. Digerir que alguien lo rechazaba no fue facil,mas término por convencerse de que ese Shin-jin sólo tenía el ego muy alzado.Con el afán de encontrar una respuesta satisfactoria a la negativa de aquel ser, comenzó a vigilarlo a través de su báculo.Cada instante libre del que disponía lo pasaba observándolo y no;el ego,el orgullo o la soberbia no le aplicaban a ese Supremo Kaiosama,era de hecho bastante humilde para ser un shin-jin y también muy pacífico,demaciado gentil incluso.

La vida de los dioses de por si es una muy solitaria,pero mucho más para los Shin-jin,pues su labor demanda mucho tiempo y atenciones que no les permiten tener lapsos para su propio esparcimiento. De algún modo,
sin embargo,Shin se las arreglaba para conseguir ese tiempo y de vez en cuando visitar algún planeta.No era extraño que los supremos hicieran algo así,lo peculiar es que Shin no siempre (casi nunca) se identificaba como un Supremo Kaiosama y así paseaba despreocupadamente por entre los habitantes de los planetas,
cosa que su asistente le recriminaba bastante.

No era deleite lo que le causaba acompañar a aquel Supremo Kaiosama a través de de la visión ofrecida por su cetro,sino complacencia. Lo complacia enormemente aquellas serenas rutinas y con el tiempo comenzó a desear estar allí, junto a él,mas no podía ¡no podía! Y en su frustración un oscuro deseo comenzó a surgir en él:consumir la libertad de la que gozaba el Supremo Kaiosama del universo siete,porque sentía que  con ese simple monosílabo, que aún hacia eco en su cabeza,Shin le había resfregado en la cara que tenía la libertad que a él,
Daishinkan,le habían sercenado.

La libertad limpia de poder rechazar algo sólo porque no lo aceptas,sólo porque no va de acuerdo a nuestro criterio,la subjetiva decisión que sólo es responsabilidad de uno mismo para bien o mal. La libertad de actuar o decidir sin tener que complacer a otros.La libertad de negarse,que ningún shin-jin antes de Shin, había empleado.

Y otra vez ese Shin-jin se lo hacia notar,otra vez le estaba gritando de que pese a todo,él no lo podía dominar,porque Shin acudió a buscarlo cuando lo decidió y no cuando el él, se lo dijo.Le arrebató por entero el control y eso lo molesto bastante, al tiempo que excitaba sus oscuros deseos,sin embargo,tambien lo puso en estado de alerta.
Quizás,sólo quizás, podia ser que ese pequeño shin-jin estuviera planeando algo,pero ¿solo? No,aun estaba Merlot.A ese maldito ángel o lo que fuera no había logrado capturarlo,
ni siquiera encontrarlo por más que lo intento,no había una sola huella de él.

Merlot lo inquietaba de sobremanera,su insolencia y su audacia eran como un constante desafío que lo obligaba a estar en alerta,pues de una forma que ni el mismo se explicaba ese sujeto le daba un ligero temor y no era el miedo que surge ante un enemigo que no puedes vencer,
sino uno diferente mucho más desconcertante. Además tenía que reconocer que en cuanto a su calidad como guerrero ciertamente podia ser un poderoso ribal,de hecho lo ocurrido durante su encuentro en el planeta supremo no le hacía mucho sentido.

Él había logrado detener a Whis y le lanzó el tiró de gracia,pero ese ángel intervino.Un resplandor que lo cegó broto del cetro de Merlot y unos segundos después el cuerpo de Whis, caía al empedrado patio de un intacto templo donde no había huella alguna de combate y de Merlot ni un rastro.

Como fuera nadie podía entrar al palacio sin antes pasar por él y ese ángel no era la excepción así que no había de que preocuparse.Finalmente frente a una pequeña puerta blanca que parecía colgar en un muro invisible,ambos de detuvieron.

-esperarás aquí hasta que venga por ti-le dijo y se hizo a un lado para permitir pasar al supremo.

La puerta se abrió dejando ver una habitación casi vacía donde habían unos sofás o algo así,Shin entró a paso lento en ese lugar algo sombrío y luego la puerta se cerró.

Al fin estaba en el palacio de Zen oh sama y nada más y nada menos,que su propio enemigo le había abierto la puerta.Era una posibilidad que él,lo hubiera expulsado al verlo allí,pero no,todo salió tal cual lo había planteado hasta ese momento.
Conocía a Daishinkan,sabia que lo tomaría por sorpresa verlo allí y que eso lo haría bajar un poco la guardia. Ahora que estaba  solo, debía hacer una única cosa. Se teletransporto a la armería,
pues sabía exactamente donde estaba y tomo una daga entre sus manos para contemplarla pensando en que podia hacer con algo así y luego paseo sus ojos por las otras.Se teletransporto a la celda donde estaba Whis, después de un momento en ese lugar.

Fue bastante fuerte ver al ángel en ese estado.Estaba sucio,
golpeado y colgaba de sus brazos prácticamente inerte. Su plateado cabello le cai sobre el rostro y tuvo que apartarlo con sus manos para mirar la faz de Whis.Le sostuvo el rostro entre sus pequeñas manos preguntándose si estaba vivo o muerto. Es que estaba helado y no advertía si respiraba o no.Lo miro con compasión,recordando sus tiempos mejores y besandole la frente le dijo en voz baja:

"lo lamento...nunca imaginé que hubiera alguien capaz de amarme tanto como para terminar así por mi. Gracias por eso,Whis..."

Apretó el la cabeza de Whis contra él, como si intentara sostenerle o más bien arrancarle de esa inconsciencia.

Pobre Whis y que noble Whis, al sacrificarse tanto por quién amaba y no lo amaba a él. Que cruel debía ser tener que enfrentarse a tu padre por rescatar aquien amas sin más recompensa que el castigo inmerecido,sin duda quien tenía la peor parte en esa historia era ese ángel aquien parecía reconocer por primera vez, en ese oscuro calabozo que más parecía una cripta.

Se quedó allí tanto tiempo como Daishinkan se lo permitió,pues sabía que el Gran Sacerdote, era conciente de sus movimientos en el palacio y pronto vendría por él y así pasó. Apareció tras él y tomándolo por el cuello lo apartó de Whis.

-saliste de paseo durante mi ausencia-le dijo en el oído-¿creiste que no lo notaría o que tenías la libertad de hacerlo?

Shin no respondío,la mano libre de Daishinkan hurgaba bajo su chaqueta para luego extraer una daga que levantó a la altura del rostro del shin-jin.

-asi que esto es lo que planeabas hacer,Shin-le dijo con una mirada oscura-viste en mi mente la ubicación de la armería y viniste aquí un día antes porque si era yo quien iba a buscarte,te llevaría a ese otro lugar.Lo admito fuiste astuto,pero tu sentimentalismo te jugo en contra-señalo y con la daga le hizo un delgado corte en la mejilla a Shin,quien no hizo el menor movimiento por evitarlo.

Su sangre pinto la hoja de aquel objeto que el Gran Sacerdote, dejo caer para sujetar el menton de Shin y obligarlo a aceptar uno de sus besos y así desaparecieron del lugar en una esfera de luz.

Nunca antes alguien vio o vería una expresión de furia como la que en ese momento tenía Whis, al abandonar su farsa y desprender sus manos de los grilletes.

-después de esta noche no volverás a ponerle un dedo encima asi me cueste la vida,padre-dijo esas palabras aquien ya no podía oirlo y con una sonrisa un tanto malévola levantó la daga del piso.

  "No"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora