El viaje fue de verdades escondidas y de recuerdos olvidados.
Estas salen poquito a poquito y a medida que van surgiendo, lo van desconcertado como jamás se lo llego a imaginar.
Apenas se recostó en el asiento, todo su mundo se puso en movimiento.
Su risa, su mirada, la tersura de la piel, la lisura del cabello, el brillante resplandor blanco de los dientes, la carnosidad de los labios, la impactante redondez de los senos, la dulzura de los pezones, el aroma del cuerpo, la ricura de los jugos que manaron de su interior, el inmenso celeste de sus pupilas, recordar todo eso, prácticamente se queda sin resuello.
Lleva menos de dos horas y ya la desea como se necesita el aire para conseguir volver a respirar.
Se metió en su piel, en sus huesos, en sus sentidos, se hizo tan dueña de todo, que si no la vuelve a tener, su vida perderá hasta los motivos más insignificante por los que ahora se desvela.
Ni siquiera el sueño de especializarse se vuelve tan importante como la necesidad que tiene de ella.
No supo cuándo comenzó y menos donde, rebusca en sus recuerdos y no encuentra nada que se los aclare; cuando niños les gustaba estar juntos, las mayores pilatunas infantiles que les causaron a sus Madres, las hicieron cuando ambos se confabulaban.
Recuerda la vez que ella le pego un chicle en el cabello, él la persiguió por toda la casa y como estaban en la finca de los abuelos, los padres maternos, salieron al jardín, Alex siempre fue muy hábil y muy ágil para subirse a los árboles, él intento hacerlo de la misma forma, entonces ella corto una rama y cada que él intentaba trepar, ella lo golpeaba con el chamizo.
Se mantuvieron por horas en esa situación, ella sentada arriba y él abajo en la raíz del árbol.
Hablaron de muchas cosas, se contaron secretos de niños, se conocieron bastante y tal vez fue en ese momento fue cuando se comenzaron a necesitar.
Ella era feliz teniéndolo a su lado y él era dichoso teniéndola con él, crecieron, se separaron un tiempo, ella se enamoró, él prefirió las relaciones sin sentimientos, tal vez porque ya no tenía corazón, ella se había quedado con él.
Ella no fue feliz con ninguno a pesar de que con uno de esos se hizo mujer, a él, la soledad lo persiguió y descubre que es la misma sensación que siente en este momento.
Tal vez sin saberlo, ella es feliz con él y él es feliz con ella, juntos son felices, separados jamás lo van a lograr.
Recordarla le estruja el alma y gotas saladas brotan de sus pupilas, se había prometido, es más, se había jurado que nunca, que jamás se involucraría sentimentalmente con ninguna mujer hasta cuando llegara el momento, pero verlo ahora, ni siquiera la decisión que fuesen a tomar, la tiene en sus manos en este momento.
Sin saberlo se hizo su dueña y sin quererlo, lo acepto sin ninguna interpelación.
¿Será que siempre ha estado enamorado de Alex?... ¡por Dios, es su tía!
¿Será que al corazón eso le importa?... tal vez, a él, no.
¿Pero y a los demás?...
¡Espera... espera!
Se detiene en sus pensamientos, ¿dejará que las decisiones las tomen otros?... ¡no joda... si ya es un adulto... carajo!... ¿acaso ya no está como muy mayorcito para decidir cual es la actitud que debe tomar referente a la relación que puedan llevar ambos?
Si en esta determinación, tal vez la más importante, permite que otros se involucren, entonces cuando se va hacer responsable de su existencia, porque otra opción como está, si él no la decide, nunca podrá hacerlo con otra.
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La Ronda de Negocios.
Любовные романыAlguien dijo una vez, "Cuando entro en mi cuarto solitario después de un fracaso, éste no me hiere; pero si estuviese obligado a encontrarme con los ojos interrogadores de la mujer que le ha dado sentido a mi vida y tenga que decirle que he fallado...