— Mamacita divina, ¿cómo amaneció lo más bello que hay en mi vida?
— Llena de ti, papacito del cielo.
Luis casi no termina de marcar cuando Alex, ya le está respondiendo, apenas la escucha se desborda sin contenerse.
— ¿Pudiste descansar?
— Soñar contigo es no tener un sueño, es vivir la felicidad.
— O sea que soñaste conmigo.
— Hasta despierta y lo sabes.
— Hmm... quien nos escuche, estaría aburrido de tanta melosería.
— Y que importa, con tal que nosotros nos digamos lo que sentimos, lo que hagan lo demás o lo que dejen de hacer, en lo que a mí respecta, me resbala.
— O sea que te gusta que te diga cosas empalagosas.
— Me encanta mi vida, me encanta, es más, es algo que me hace sentir tuya en todo el sentido de la palabra, esa tal vez, es una de mis debilidades más notorias, porque percibir que todos me miman es lo que más me complace en esta vida, desde pequeña todos los de la familia, tanto los de tus padre como los de la mía, me trataban con una ternura que llegaban a los límites de la zalamería, me consentían de tal manera, que a veces llegaban a los extremos de la mala crianza, hasta que un día mi Papá me dio varios azotes y puso mis actitudes en mi sito, me dijo que una cosa era el cariño que todos me ofrendaban y otra muy distinta, era la estúpida forma como me comportaba. Lloré como una semana, pero nadie se dignó consolarme, en ese momento comprendí que si no cambiaba, todos me iban a dejar de lado; cuando lo comprendí y decidí cambiar, casi hacen fiesta. Lo más gracioso fue cuando bajé y les pedí perdón, cuando les demostré mi arrepentimiento, ninguno lo podía creer, fue tanto lo que me agradecieron, que no podía con los regalos, con las invitaciones, con los paseos, todos querían tenerme con ellos, desde ese momento comencé aceptar de buena manera los consejos que la mayoría me brindaba.
— ¿Entonces te gusta que te mime?
— De ti, es lo que más anhelo.
— ¿Porque esa necesidad?
— Porque me hace sentir más tuya, contigo lo hago porque quiero de alguna manera... — se calla como si se le hiciera difícil confesarlo.
— ¿De alguna manera, qué? — en el tono hay alarma.
Se queda callado esperando una respuesta, como se demora unos largos instante, vuelve y se la repite.
— ¿De alguna manera, qué? Alex. — ahora si se muestra intrigado.
Ella se queda en silencio, pareciera que le cuesta sincerarse.
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La Ronda de Negocios.
RomanceAlguien dijo una vez, "Cuando entro en mi cuarto solitario después de un fracaso, éste no me hiere; pero si estuviese obligado a encontrarme con los ojos interrogadores de la mujer que le ha dado sentido a mi vida y tenga que decirle que he fallado...