— Buenas. — como una tonada.
Para Cone es como un arrullo, para Alex, una explosión, un estruendo que casi le rompe los tímpanos de sus sentimientos.
— Hoooolaaaa Churrito... — mientras le extiende los brazos. — Cómo te fue querido hermanito. — con un timbre pícaro.
— Muy bien, mi preciosa hermanita, con unas ansias de regresar que casi no me las aguanto.
Mientras la abraza se va girando.
Sin contenerse de una se lo dice.
— ¡Hoooolaaaa mi amorcito!
Ella tampoco se contiene.
— ¡Hoooolaaaa papacito de mi alma! — las palabras suenan temblonas.
Eso sí, las sonrisas los ilumina.
Meloso le dice a su hermana.
— ¡Cone! — le guiña un ojo. — Pilas — apenas para que lo escuche.
Ella se gira mirando hacia la puerta que da salida en donde ellos se encuentran.
— Tranquilo, yo vigilo, por eso no se preocupe. — mientras le habla se va girando hasta quedar de espaldas.
Ya los dos casi formando un cuerpo.
Él se acerca sin contenerse.
Cuando ya va a unir sus labios.
— ¿De verdad me vas a besar aquí delante de tu hermana? — esta tan agitada que no es capaz ni de moverse.
Cuando medio murmura solo pronuncia susurros quedos.
— Tú que crees, ¿ah? — la voz es un suspiro balbuceante
No dice más, la toma entre los brazos, primero le saborea el aliento, luego le invade la boca, la lengua se comporta juguetona, primero se la enrosca envolviendo a la de ella que lo espera vibrando, enseguida se la chupa, después le muerde los labios, se va deslizando despacio y lame el cuello, se golosea apenas un instante para regresarse y morderle la punta de la nariz y a renglón seguido, volver a los labios para apenas medio rozarlos.
Ella al sentir la caricia, cierra los ojos, se le cuelga del cuello y simplemente se entrega, la sensación hace que casi se desmaye, el efecto es tan delirante que al sentir pegado su cuerpo y saborear la ricura de los labios, la hace agitarse de pies a cabeza.
Luis no se contiene, se dedica a sorberle el aliento, es tanto lo que sienten que ambos se olvidan de lo que sucede sin importar las consecuencias por si alguno los llega a descubrir.
Cuando el aire les hace falta en los pulmones.
— ¿Te he dicho alguna vez, que eres lo más bello que hay en este mundo?
ESTÁS LEYENDO
La Ronda de Negocios.
RomanceAlguien dijo una vez, "Cuando entro en mi cuarto solitario después de un fracaso, éste no me hiere; pero si estuviese obligado a encontrarme con los ojos interrogadores de la mujer que le ha dado sentido a mi vida y tenga que decirle que he fallado...