«6»

327 48 16
                                    

—A mi hijo Choi Minsoo, otorgo no solo la bendición por ser un buen hijo, a él le será cedida la casa que junto a su madre construimos con esmero y dedicación, lamento ser un padre que no haya dejado acciones o grandes cantidades monetarias —el notario leyó calmadamente el testamento—, a mi nieto mayor Siwon le será heredada mi colección de autos clásicos y los que adquirí actualmente, espero haga usos de ellos y los mantenga en tan buen estado como yo.

Minho se encontraba sentado en la lectura del testamento, todos yacían con la cabeza gacha y el semblante triste debido a la perdida de el más amoroso ser, abuelo Choi era un hombre de lo más amoroso y sabio, morir de vejez había sido su deseo desde joven y cuando finalmente se cumplió dejó varios corazones rotos pero eso no quitaba que sus almas estuvieran felices porque el abuelo se había marchado sin dolor ni ataduras a una enfermedad, eso les reconfortó.

—A mi nieto Changmin le otorgo la casa de la abuela, sé muy bien que hará uso de ella para cuando se case y tenga nietos junto a mi querida nieta política, Victoria. —La nombrada se sonrojó con suavidad mientras estrujaba la mano de su novio. El notario leyó bajo los lentes de marco grueso— Y finalmente mi pequeño Minho, mi travieso diablillo, a Minho no le dejo nada.

Y todos los Choi quedaron estupefactos al escuchar aquello, más el nombrado, el nieto consentido quedó entre el shock y la desilusión de saber que no había heredado nada de su abuelito travieso.

—No dejo nada hasta que se case... —todos suspiraron al escuchar eso, todos salvo Minho quien frunció el ceño sabedor de que la cosa iba tomando un rumbo que no le gustaba— Minho, no todo en la vida es dinero y lujos, he decidido que tu herencia será entregada después de que cumplas veintiséis años, debes aprender que el amor nos hace a uno felices y si después de un año no logras concretar tu matrimonio la herencia pasará a manos de Changmin.

Minho estuvo a nada de encogerse de hombros como niño chiquito en pleno berrinche, relució su labio inferior y miró en otra dirección para que se notara que aquello no le importaba.

—La casa de playa, la casa en el bosque y el dinero acumulado de todo mi trabajo de vida pasarán a ser propiedad de Changmin si mi deseo de ver a mi pequeño nieto casado y feliz no se cumple.

El notario depositó el documento sobre el escritorio con suavidad, observó a todos los presentes en la sala y posó su vista sobre un ceñudo Minho.

—No me agradan sus deseos, no quiero, ni siquiera estoy enamorado.

—Deberías comenzar a buscar a tu persona ideal, el tiempo se agota. —Murmuró papá Choi.

—Meh, ni siquiera quiero esas casas.

—¿En serio?

«No, mierda no, son mis casas, mías de mi para mí solito y mi dinero para gastarlo en mis gustos»

—En serio.

—Por favor, firmen aquí para declarar su conformidad. —El notario giró la hoja y la acercó al borde de la mesa para que la familia pudiese firmar lo que para Minho era el contrato de muerte.

Eran sus casas desde ya y como decía su padre, su tiempo se agotaba, tenía veinticinco, si se casaba mañana tenía probabilidad, ¿sería legal casarse con un muñeco inflable? ¿Sería posible casarse con un personaje de anime? ¡Diablos! Tan tentadoras que resultaban esas propuestas, estaba a nada de sacar el móvil para comprar un boleto directo a Japón y casarse con un muñeco más real que su amor por lo amargo pero entonces algo le hizo caer en cuenta que no se podía.

¡Mil veces mierda!

Tenía la dichosa reunión en dos semanas con los jodidos gringos ojo alegre y debía llevar a una pareja, no amigo, no compañero, no primo ni sobrino, no, ¡pareja! ¡su maldita pareja! y estaba más solo que cactus en desierto.

Tus metas, las mías, las nuestras... «MinKey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora