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—¡Mamá! —Kibum corrió a donde yacía su madre.

La mujer alzó el rostro con lágrimas secas, se levantó de la incómoda silla de plástico y abrazó a su hijo con la fuerza de una madre pidiendo refugio lejos del dolor. Minho llegó poco después y contempló la escena, sin saber que hacer se quedó detrás de Key para darles espacio familiar.

—¿Qué sucedió?

—Ah Bummie, a papá le dio un infarto... —Murmuró con voz baja.

Tanto Minho como Key abrieron en demasía los ojos, el último contuvo el sollozo asimilando lo que escuchaba, su papá estaba en peligro, su todo, su luz, su mundo... La típica frase empleada de papá me hace reír se transformó en un recuerdo vivido y doloroso porque ahora quien le hacía reír estaba lejos de él.

—Lograron estabilizarlo pero necesita un corazón.

—¿Un corazón?

—Papá tenía hipertensión desde que estudiabas —explicó la señora, muy ajena a la presencia de un curioso y serio Minho—, cuando trabajaste fuera el médico le recomendó dejar de hacer esfuerzos y cuidar su dieta pero no lo hizo, él quería distraerse y seguir trabajando para verte feliz a ti, disfrutando de tu vida de soltero sin preocupaciones, no quería que te sintieras obligado a manarnos dinero porque eso era tuyo, el dinero de tu propio trabajo...

—Papi... —Los felinos ojos se llenaron de lágrimas, ahora comprendía un poco por qué su papá lo molestaba con un esposo e hijos, porque sentía que su tiempo se acababa. Negó efusivo alejando esos oscuros pensamientos de verse sin su papá.

—Con el paso del tiempo el músculo miocardio se deterioró a tal grado de causarle el infarto, necesita un trasplante urgente, los médicos le están haciendo pruebas para saber si es compatible con un corazón que está disponible.

—Pagaré la operación mamá, le harán el trasplante y papá estará de nuevo con nosotros.

—¡Bummie! —Y la madre soltó a llorar con energía mientras se abrazaba a su primogénito— Ese trasplante es demasiado costoso para nosotros.

—Pe-pero...tengo dinero, con eso podemos pagar la operación.

—Nos piden un millón hijo...

—Tengo eso mamá.

—De dólares.

Y Kibum se congeló.

¿Un millón de dólares por la operación de corazón? Como diría Mamá Lucha ¡Jesucristo vencedor, aplaca tu ira y tu rigor! ¿Tanto dinero? ¿Dónde se iría a prostituir para conseguir ese dinero? ¿Ofrecerían mucho por la virginidad? ¡Ay Dios, se las dejaron ir y sin salivazo!

Minho contempló la escena, sería su oportunidad, ¡Sí!, él tenía eso y mucho más para pagar la costosa cirugía. Dio un toque ligero al hombro de Kibum para obtener su atención y la obtuvo.

—¿Podemos hablar?

—¡Oh! Joven, lo siento, no lo vi —la madre esbozó una avergonzada sonrisa al ver al alto, bronceado y guapo hombre detrás de su hijo— ¿Quién es usted?

—El novio de Kibum, me llamo Minho —hizo una respetuosa reverencia sin darle tiempo al pelinegro de hablar—, mamá suegra debo llevarme a su hijo un segundo, necesito hablar con él.

—¡Oh! Claro, claro yo...iré por allá... lejitos... —La señora estaba sorprendida e impactada por ver a tan apuesto hombre, tartamudeó y se alejó en busca de una máquina de sodas para poder beber y calmar sus nervios.

La señora dejó a solas a la pareja, Kibum se giró y frunció el ceño para ver a su jefe quien observaba a mamá Kim retirarse.

—¿Qué te pasa? Minho no estoy para tus juegos, ¿sabes?

Tus metas, las mías, las nuestras... «MinKey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora