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Tres días antes

No tenía muchas esperanzas en aquel trabajo, pese a que parecía muy serio.

Cuando un par de días antes me habían llamado para que trabajase como arquitecta en una enorme casa señorial, con unas condiciones muy favorecedoras, casi había pensado que me tomaban el pelo.

Yo acabé mi carrera de arquitectura unos años atrás. No obstante, no tuve la oportunidad de ejercer de ello. Desde que tenía edad legal para trabajar lo hice para ayudar a mis padres. Y el último año de carrera mi madre enfermó gravemente. Por lo que no había tenido tiempo para buscar un empleo como arquitecta, no pude dejar mi trabajo como camarera, me limité a doblar turnos.

Así que cuando un señor muy formal me llamó para ofrecerme un trabajo como arquitecta con un pago muy generoso, solo pude preguntarme dónde estaba la cámara oculta. Me envió el contrato el mismo día y todo parecía en orden, legal. Incluso mis datos, por lo que deduje que no se habían equivocado de arquitecta.

Y, pese a que el contrato era para seis meses, solo con uno ganaría casi más que todo el año en la cafetería. Aquello no tenía ningún sentido. Pero tras el fallecimiento de mi madre, necesitábamos el dinero. Mi padre y yo estábamos al borde del desahucio, debíamos varias letras de la granja. Si el trabajo era verdad, solucionaríamos todos nuestros problemas con el primer pago y podríamos vivir cómodamente después durante un tiempo. Quizá incluso podría buscarme un trabajo mejor al acabar con aquel.

Mi jefe en la cafetería me conocía desde los dieciséis, así que cuando le comenté la oferta, me instó enseguida a aceptarla y me prometió que conservaría un puesto allí para mí si deseaba regresar.

Así que cogí un avión, para el que mi nuevo jefe, el señor Bill Millerfort, me envió el billete sin preguntar siquiera. Pareció dar por hecho que aceptaría y, a fin de cuentas, acertó. A la salida del aeropuerto iba directa hacia un taxi cuando un tipo trajeado me recogió con un Ferrari negro brillante. ¡Un Ferrari!

De nuevo, tuve la sensación de que se habían equivocado de persona. Mis padres tenían una pequeña granja a las afueras. Yo me crie entre vacas y gallinas. Lo más cerca de un Ferrari que había estado era... bueno, con nuestro viejo caballo, si es que eso cuenta.

Sin embargo, todo aquello empalideció cuando llegamos al lugar. Estaba rodeado por altas vallas tétricas y oscuras, además de maleza que impedía ver el interior, pero la casa, no era tal cosa. Era un castillo. Enorme, precioso, con dos torres altas y orgullosas y tejados en punta que se erguían como si quisiera hacer cosquillas a las nubes.

Me enamoré de inmediato del lugar, no sabía que en Inglaterra existieran casas tan magníficas y, mucho menos, que fueran el hogar de alguien y no un museo. El tipo trajeado me condujo al interior de la casa y el aspecto por dentro me encogió el corazón. Estaba claro que había sido un lugar majestuoso, pero le habían quitado toda su gloria. Los andamios, sacos y herramientas habitaban en cada centímetro libre del suelo. Y olía a polvo y suciedad.

El hombre pareció indiferente al desorden de alrededor y a las paredes a medio picar y me condujo por la casa, hasta un enorme comedor, que parecía tan deplorable como el resto. Salvo por la mesa en el centro que parecía entera, enorme y bien conservada.

—Espere aquí —me pidió el hombre, antes de abandonar el lugar por otra puerta.

Yo obedecí. Incluso iba a sentarme, pero la chimenea a un lado de la sala llamó mi atención. Estaba apagada, pese a que allí hacia algo de frío. A simple vista, me pareció inservible, cubierta de escombros por dentro y quizá incluso cegada, o esa sensación me dio. Sin embargo, era preciosa, o lo sería si no estuviera tan deteriorada. Aún se apreciaba la filigrana que la adornaba, de color... Tardé en darme cuenta de que no era dorada, era oro. Pasé un par de dedos por encima, para comprobarlo, y me llevé el polvo con ellos. Pero no me quedó duda. Aquella chimenea, de estar en buen estado, seguro que valía más que todas mis posesiones juntas.

Cuando encuentres una rosa - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora