pecado 2 parte

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Rudo, enojón, serio, bárbaro. Esa era la opinión que Matvey se formuló la primera vez que miro a Alexander, pero ahora. Le vio luchar por una gente que no era la suya, salvar a una pequeña que no tenía relación con él y...por qué negarlo, salvarle a él también. Las palabras de su amigo resonaban en su mente. "No todos los humanos son malos" "Las apariencias engañan"...tal vez Chimuelo no estaba equivocado.

-¿quieres?

Los dorados ojos veían confundidos la fruta seca delante de él. Alexander la extendía en su mano, sonriente. El pelirrojo dudo un poco antes de tomarla, desconfiado la llevo a su boca...no sabía mal.

-¡dátiles!

Exclamaron alegres los pequeños, corriendo a la pareja, para capturar una frutita seca.

La primera vez que los chiquillos fueron a verle, Matvey les recibió como ave, esto no le desagrado a los pequeños que le miraban embelesados, jugo todo el día con ellos, levantándoles en el aire, nadando y acicalando su cabeza. Así fue por tres días. Al cuarto, antes de marcharse, Alexander le suplico que se transformara en "humano", no es que le desagradara su forma mítica, es solo que...bueno....le encantaba la apariencia del joven, aparte de que de esa manera podrían conversar. Matvey refunfuño toda la noche, jamás complacería a un humano, bueno tal vez a los polluelos, pero a Alexander no, si no le agradaba su verdadera forma, que se marchara, él no le obligaba a venir.

Pero, al día siguiente...un pelirrojo les esperaba. Por si se lo preguntan estaba desnudo, ¿de dónde esperan que saque ropa? por lo que el hombre se vio en la necesidad de regalarle su abrigo, así no habría problemas...para él claro está.

Alexander veía como devoraba los frutos, parece que le gustaron. El pelirrojo se relamía los dedos, je, parecía un niño pequeño.

-¿están ricos?

-mju, ¿de qué arbusto los sacaste?

-¿eh?...ja,ja,ja, no, no los saque de ningún...bueno, no son frutos de este lugar, los traía en mi embarcación, son algunos de los productos con los que comercio, logre salvar algunos antes de naufragar.

El chico le miraba interesado, ya habían hablado un par de veces y conocía la situación del peli plata. Era una pena que esos frutos se perdieran en el mar... ¡sabían delicioso!

-toma, puedes quedarte con el resto (ofreciéndole la bolsita)no creo que los chicos se molesten (matvey los acepto gustoso, eso le provocó una sonrisa al hombre, le encantaba esa mirada de inocencia de su amigo),-yo...em...bueno, hice un trato con los aldeanos, me darán unas de sus plantas para comerciarlas, las venderé con mis contactos y les daré el dinero, eso ayudara para que la aldea vuelva a crecer, ahora que el Wendigo ya no está aquí bueno, es mejor que intenten reiniciar sus vidas, no crees.

El pelirrojo le veía confundido... ¿dinero? no sabía que era, pero si ayudaba a los pequeños, estaba bien.

-yo...los aldeanos me han ayudado, construyeron un pequeño barco, planeo regresar a mi tierra, Bruno y Michel me acompañaran, estaré fuera unos días.

Los ojos dorados se abrieron...asustados. Por alguna razón, el saber que su amigo se marcharía no le agrado. Un ligero cosquilleo recorrió su cuerpo cuando Alexander sujeto su mejilla, apartando algunos mechones, su piel ardía bajo el tanto.

-yo...te prometo que cuando regrese te traeré la más exquisita fruta, ya veras, ay muchas frutas que no conoces, también están los pastelillos, la comida...te traeré muchos recuerdos, lo prometo.

Matvey le miro melancólico, sonrió triste y acepto el trato.

-va...vas a regresar ¿verdad?

-si

ReencarnacionWhere stories live. Discover now