Hipo

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La Hermosa bestia negra se encontraba vagando por la ciudad, era otro tedioso día para vivir, camino entre esos edificios abandonados, recorrió las calles desiertas llenas de basura y autos...como odiaba ese lugar.

Recordó el día que se fue de Berk, voló por días sin descanso, deseando alejarse de ese lugar que tanto lo dañaba, paso una temporada en una isla desierta, luego voló al norte (sin que él lo supiera llego a otro continente), exploro el lugar recordando sus viejas aventuras con Hipo, habito ahí por varios años cuidando que ningún humano lo viera.

Humanos...ya no quería conocer más humanos, el único que le importaba estaba muerto, los demás le daban igual. Después de algún tiempo volvió a emigrar, así lo hizo por décadas, siempre cuidando no ser visto; fue testigo de grandes masacres, observo como los humanos se mataban entre ellos y como los de su especie empezaban a escasear... pero esto no le importo, siempre se mantuvo al margen.

Un ruido a sus pies lo volvió a la realidad, tres enormes ratas corrían frente a él, los roedores lo miraron y chillaron molestos para alejarse corriendo, Chimuelo solo los vio partir, continuo su camino a paso tranquilo, su imponente figura paso al lado de una camioneta abandonada, había crecido, su tamaño se triplicó, ahora era más grande que diente púa, estaba seguro. Continuo hasta llegar a un enorme estadio, entro por una abertura en la pared y camino en un inmenso pasillo hasta llegar a una puerta de cristal, en sus tiempos debió de ser una puerta muy bella pero ahora estaba sucia y rota, tan solo le quedaban algunos vidrios en la parte baja y algunas esquinas, cruzo la entrada y brinco entre las gradas hasta llegar a un pequeño y sucio lago en medio de la cancha.

Esa sucia y putrefacta agua era lo único que quedaba de la cala, de ese lugar tan especial para él.

Había regresado hace treinta años, la verdad no esperaba encontrar Berk como lo dejo, pero lo que vio al llegar lo dejo aterrado. Las enormes casas de madera donde los vikingos y algunos dragones habitaban ya no estaban, toda la aldea desapareció, la herrería, la academia de dragones, los nidos en las colinas...nada, ya no quedaba nada de la antigua ciudad.

Edificios en ruinas, aire contaminado y pestilente y una gran plaga de ratas y cucarachas, su querida Berk había sido cambiada por ellos; busco por días a alguno de sus amigos, sabía que los pequeños descendientes de Hipo habían muerto hace siglos pero los dragones...los dragones no. Llamo a diente púa, a tormentula, Barf y Belch, gargonzua incluso a tornado...pero ninguno respondió, sus compañeros no estaban. Molesto se dirigió a la cala, su lugar favorito. Ese lugar tenía que seguir ahí, no podía perderlo también.

Cuando llego se encontró con un gran edificio de concreto y metal, adornado con algunas paredes de cristal, roto y sucio, entro a la construcción un poco temeroso, ¿que era ese lugar? Y ¿Dónde estaba su hermosa cala?

Adentro solo había polvo, basura, ratas y pasillos vacíos, recorrió el lugar mientras la tristeza inundaba sus ojos...todo, todo lo que amo había desaparecido, estaba por abandonar el lugar cuando su nariz se llenó de un aroma conocido....agua, el agua del lago, comenzó a correr en esa dirección, cruzo una gran puerta de cristal hasta llegar a una cancha, bajo por las gradas que rodeaban el lugar hasta la cancha de Básquet, en medio de esta se podía apreciar un pequeño charco, con cuidado comenzó a olfatear el lugar, abajo, abajo se encontraba el lago.

Pronto sus filosas garras comenzaron a destruir la fina madera que cubría el suelo, no tardo en mucho en llegar al cemento pero este corrió con la misma suerte, cabo cerca de diez metros y finalmente llego al lago...ese pequeño lago que intento ser drenado y cubierto, pero que se negó a desaparecer, pequeños borbotones comenzaron a inundar el agujero que Chimuelo había creado, el dragón salió de un brinco mirando feliz como el cráter se llenaba...no, no había perdido todo, el lago donde él e Hipo jugaban aún seguía ahí, dio un rugido de felicidad y lanzo una bola de plasma al aire, aun había algo de su antigua ciudad, algo de su antigua vida.
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ReencarnacionWhere stories live. Discover now