Sus ojos comenzaron a picarle, mordió su labio, no quería llorar. Que tonto jamás esas palabras le habían dolido tanto, y las ha escuchado una gran cantidad de veces, de sus compañeros, de sus profesores, de las hermanas, incluso de su...oh...cierto...en esa ocasión también le dolió, incluso lloro en el momento, esperanzado de que él lo cargara y le abrazara, como lo había hecho antes...pero no lo hizo, no tenía porque, si ni siquiera sus padres lo querían a su lado, porque otra persona sí.
Pero escucharlo de los labios de su amigo...le dolió muchísimo, en especial porque llego a creer que al menos a él le agradaba su presencia. Parece que se equivocó, todo ese tiempo que se separaron, es claro que su amigo decidió que ya no lo quería cerca.
Redujo su velocidad al verlas escaleras, tomo una bocanada de aire y comenzó a subir. De saber que esto terminaría así habría ido a casa, aunque se encontrara con Jedan. La luz de los autos iluminaban la maleza, se detuvo un segundo, tenía que asegurarse que nadie le viera salir, no quería arriesgarse a que descubrieran la entrada...y a Rasmus.
Estaba por salir cuando fue sujetado de su brazo y estampado en la pared. Sus ojos se abrieron asustados, las manos de Rasmus se encontraban a los costados de su cabeza, impidiéndole el escape, el morocho se encontraba frente a él, con la mirada baja y respirando agitado.
-¿Ras?... ¿Qué haces aquí? ¡Te he dicho que es peligroso estar en la entrada te....! La rabia del chico desapareció, convirtiéndose en preocupación, pero esta no curo mucho.
Su rostro se tiño de rojo y un ligero escalofrió recorrió su cuerpo, Rasmus lo abrazo de forma posesiva, hundiendo su cara en el cuello del menor, aprisionándolo entre la pared y su cuerpo.
Pe-pero... ¿Qué?... ¿no que lo quería lejos?... ¿entonces porque lo abrazaba?... ¡ahh!
Un gemido se ahogó en su garganta, comenzó a temblar al sentir la cálida, y bífida, lengua de su compañero recorrer su cuello, lamiendo, lento, sensual. Ah, el morocho lo giro, estampándole en el suelo, posicionándose arriba de él; Hipo lo miraba nervioso; el cabello del morocho cubría su rostro, respiraba agitado y un poco de humo brotaba de su boca.
Mgggg, un nuevo gemido murió en su garganta, Rasmus comenzó a morder su cuello, mientras sus manos se apresuraban a desgarrar su chamarra y parte de su camisa.
OK, esto ya le estaba asustando, intento empujar a su compañero, pero el morocho era más fuerte, aprisiono sus manos, le aplasto con su peso y comenzó a lamer su pecho sin ningún descaro.
Hipo se retorcía intentando zafarse, mientras le ordenaba a su compañero que le soltara, esto estaba mal...eso estaba muy mal, sus muñecas comenzaron a dolerle y la ira empezó a aparecer. Fue extraño y casi imperceptible, ni el propio Hipo se dio cuenta, en segundos sus hermosas esmeraldas tomaron un color dorado, un extraño calor recorrió su cuerpo, inundando sus venas, aumentando su calor corporal. A pesar de ser más bajo, más delgado, más... ¿débil?, no dejaría que Rasmus se propasara...al menos no sin su consentimiento.
De un fuerte jalón libero sus manos, coloco una de sus piernas en el estómago de Rasmus y le arrojo, estampándole en el otro extremo del pasillo, agrietando la pared. Hipo se paró de un salto, mirándolo con sus dorados ojos. Un gruñido lo alerto, Rasmus lo veía molesto, con las pupilas afiladas y cara de pocos amigos.
-GRRRRR
El morocho estaba por lanzarse de nuevo, pero la firme voz del chico lo detuvo.
-¡QUIETO!... RASMUS... ¡QUIETO!, Hipo lo miraba molesto, señalándole con su dedo, como si le hablara a un perro, -Cálmate...tranquilo, los ojos del chico empezaron a perder su brillo, al ver a su compañero relajarse
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Reencarnacion
Fanfichan pasado muchisimos años desde que perdio a Hiccup, ahora Toothless se encuentra solo en un mundo muy distinto, desidido a terminar con todo un encuentro inusual lo llevara a una nueva aventura