No recordaba como llego ahí, nadaba tranquilamente por el océano cuando, esa terrible tormenta se desato. El mar había jugado con el como si se tratase de un muñeco, arrojándole de un lado a otro, incluso podría jurar que choco con una ballena durante el ajetreo. Cuando despertó se encontraba varado, en una especie de playa, la cual no era tan cálida. Adolorido se internó en ese inmenso y frio bosque, tenía que descansar.
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Hace tiempo.
Triste, vacío, solo. Así es como se sentía aquella Hermosa ave, el dolor y la nostalgia inundaban su pecho.
Su mente evocaba aquellos días de gloria, cuando compartía el cielo con su madre y hermanas. Cuando los cuatro alumbraban la noche, alejando todos los temores nocturnos. Cuando las creaturas del bosque se detenían a contemplarles, rindiéndoles pleitesía.
Pero su felicidad termino con la llegada del hombre. Ese monstro de dos pies, vestido con pieles artificiales, armados con garras de metal, tan filosos como las de un lobo, con una gran inteligencia...pero perversa, ese ser arruino su vida.
La primera en caer fue su madre, aquel ser de corazón tan bondadoso que le brindo todo sus amor y protección. Los hombres le cazaron cuando salió en busca de alimento, encantado por sus brillantes plumas. Él y sus hermanas la esperaron por días y meses, pero ella jamás volvió.
Pasado algún tiempo le siguieron sus dos pequeños soles, aquellos ángeles que le hacían reír con sus ocurrencias e inocencia.
Los hombres les acorralaron en una cueva, deseosos por obtener su bello plumaje. Contaban con más de cincuenta años, pero para su especie seguían siendo unos niños, unos polluelos asustados y solos. Intento protegerlas, por los dioses que lo intento, destrozo con sus garras algunas flechas y la cara de esos hombres, pero no fue suficiente.
Una lanza se clavó en su costado izquierdo, lo que ocasionó que cayera en una grieta, sufriendo varios cortes, todo se oscureció por bastante tiempo, escuchaba el llanto de sus pequeñas, que le llamaban asustadas, risas y burlas, después nada.
No supo cuánto tiempo estuvo inconsciente, pero fue suficiente para que sanara su cuerpo. Con mucho trabajo logro salir de la grieta, desesperado llamo a sus hermanas pero no consiguió respuesta. En la cueva solo se encontraba un enorme charco de sangre.
Lloro por un largo tiempo, ahora estaba completamente solo.
Lo curioso es que, en esa soledad conoció a dos seres que cambiarían su vida.
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-mmm
El pelirrojo se removía en la cama, sentía su cuerpo pesado y caliente, aparte de que tenía comezón. Le costó mucho abrir los ojos, se encontraba en un nido muy amplio.
Un techo de madera lo recibió, iluminado por una vela. Sus ojos se desviaron inspeccionando el lugar, todo era de madera, un rectángulo perfecto. En una de las paredes colgaban enormes mantas purpuras, en otra un cuadro extraño y, en la última, pi...pieles de animales.
Esto ocasionó que pegara un brinco, no hacía falta ser un genio para saber dónde se encontraba, ¡era un nido humano!
-ssssnnnnn.
El sonido, a un costado suyo, lo asusto. Alexander dormía plácidamente, en una silla, a su lado.
Contuvo el grito que estuvo a punto de brotar de su garganta, gateo en la cama, despacio, hasta quedar frente al hombre. Era el sujeto que ayudo, el loco que decidió enfrentar al Wendigo, aunque....pensándolo bien, ¡él estaba más loco por ayudarle!
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Reencarnacion
Fanfictionhan pasado muchisimos años desde que perdio a Hiccup, ahora Toothless se encuentra solo en un mundo muy distinto, desidido a terminar con todo un encuentro inusual lo llevara a una nueva aventura