Enfermo

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Malditos cambios de estación, como d los detestaba, sus ojos se encontraban rojos y llorosos, debido a las polvaredas que el otoño usaba para tirar las hojas de los árboles, para colmo su maestro de deportes los tenía afuera corriendo, con semejante ventarrón.

achuu!, genial ahora enfermaría

-¡quítate estorbo!

Patan paso empujándolo, Hipo cayó al piso raspando su rodilla.

-pero que niñito tan débil, se burló el pelinegro y continuo corriendo.

Le miro con odio, si no fuera porque de verdad se sentía muy cansado... y débil, en ese momento le pondría un paliza.

Se paró desganado del piso sacudiendo su ropa, esto no podía seguir así, ese horario con dos o una hora de sueño lo estaba matando, tenía que fijar un horario de visitas, o terminaría muerto de cansancio.

Achuu!

Bueno cansancio y enfermedad.

Desganado se acercó a tomar un poco de agua a los bebederos, sus ojos comenzaban a cerrarse y a ver borroso ¡al diablo! no importaba si su profesor lo reprendía, no correría más. Se sentó entre algunos arbustos y comenzó a dormitar, recargo la cabeza en sus rodillas, estaba muy cansado para correr, aparte el viento le daba en los ojos y traía mucho polvo. La verdad no entendía como esa bola de idiotas (o sea sus compañeros) podían correr sin problemas, las únicas que se quejaban eran las chicas, que buscaban cubrirse con las manos sus ojos...genial, era tan resistente como una chica.

-Hey Heather ¿de verdad sales con Patán?

Tres de sus compañeras se acercaban a beber agua, por suerte no lo vieron escondido en los arbustos.

-pues...mmmm, si, menciono la pelinegra no muy convencida.

-¡Waaakh! ¿Enserio?

-bueno...no es muy guapo...pero al menos es valiente, después de todo entro en la ciudad en ruinas ¡No!

Hipo rodo los ojos, huy si como no.

-bueno, en eso tienes razón.

Las chicas se alejaron intentando encontrar otra cualidad en Patán, el castaño dudaba que lo lograran. Genial, él hace el trabajo y el otro idita se lleva el crédito...mmm, al menos obtuvo algo bueno de esa loca aventura ¡Rasmus!

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En el orfanato

-vas muy bien con el entrenamiento, dentro de algunos días marcharas a la ciudad en ruinas, por desgracia ya no quedan demonios ahí, tendrás que hacerte a la mar y buscar en otro sitio.

-entiendo maestro

-no encontraras dragones...pero hay otras creaturas que deben ser erradicadas por el bien de los humanos.

-no fallare maestro.

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-¡achuuuu!

El pobre chico no dejaba de estornudar, se encontraba limpiando los vidrios (los cuales volvía a ensuciar con el estornudo), hace tiempo que no se enfermaba, lo único bueno del asunto era que no le cargaban tanto trabajo.

-ya termine

-valla Hipo, te ves terrible.

Jedan se acercó y toco su frente, la verdad no hacía falta ser un genio para saber que el chico ardía en temperatura.

ReencarnacionWhere stories live. Discover now