Cap 24. Víctima

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"¿Cuál es su emergencia?

Mi hija ha sido asesinada

¿Está con ella?

Sí...

No mueva el cuerpo

Ya lo he movido... está en mis brazos"

25 de julio, día del asesinato.

—¿Estás con él ahora?

Sakura se mostró escéptica al ver la ira en los orbes azules.

—No sé de qué hablas Naruto. Sasuke no ha estado aquí —su voz flaqueó ante el mencionado.

Naruto apretó los puños y pateó una de las sillas del comedor.

—¡¿Me crees estúpido?!

Sakura lo vio darle la espalda y caminar hacia la salida. Ella corrió tras él con temor de que fuese a subir las gradas a buscar una pelea física con Sasuke o Itachi en el apartamento de arriba, sujetándolo del antebrazo e impidiéndole salir, pero él se soltó con violencia y ella apretó los puños, iracunda, golpeándole la espalda a lo que él se volteó y la empujó, cayendo ella de trasero al suelo y él logrando salir del apartamento azotando la puerta principal de un fuerte portazo.

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Sus ojos verdes se posicionaron en la madera de la puerta principal luego de terminar de recoger los pequeños cristales rotos del suelo. Sus ojos estaban hinchados y sus corneas rojas por la presión de sus manos al sobar sus parpados en busca de parar las lágrimas... habían pasado tan solo unos minutos desde que Naruto salió. Cuando se dirigió a la nevera en busca de un pequeño chocolate que había guardado la puerta sonó, pero no del timbre, sino de la madera, como cuando das golpes suaves a una superficie vacía.

Suspiró cansina y caminó hasta la entrada sin mirar por el hoyuelo de la puerta, abriendo con una expresión fingida de una sonrisa hipócrita.

Cuando denotó quién estaba parado frente a ella sus labios tenuemente rosados temblaron en índice a emitir palabra, pero éstas no alcanzaron a formularse por ser sujetada del cuello y acorralada contra la pared. Los ojos verdes denotaban incredulidad ante tal acción, no reaccionando hasta que calló de rodillas al suelo en busca de aire. Cuando subió la mirada horrorizada se percató de una sonrisa oscura.

—N-no...

Fue sujetada por el cabello y arrastrada por el suelo. Sakura gritó pero él la calló al detenerse y abofetearle el rostro con violencia, reventándole el labio inferior y haciéndola probar el hierro de su sangre.

Él la dejó levantarse del suelo con la vista nublada y la vio correr hacia el baño, siguiéndola con parsimonia y alcanzándola para evitar que ella cerrara la puerta con pasador, sujetándola nuevamente del cabello. Ella se aferró a las cortinas de la ducha pero éstas se desprendieron y ella soltó un grito sordo de dolor. Sus labios fueron apresados con violencia por los labios ajenos y ella sintió la intromisión de él en su cavidad, separándose mientras la empujaba contra el lavamanos en donde cayó el listón que tenía maltrecho en el cabello.

Lo siguiente fue un golpe en el estómago, la cual la embriagó de dolor provocando que sujetara con sus delgadas manos su estómago.

El joven notó como torpemente ella caminó por el pasillo con una expresión de dolor en su rostro, observando el intento de ella por el habla pero sus piernas flaqueaban y se golpeaba con la pared al no poder mantener el equilibrio. Estaba hecha una maraña de nervios e incredulidad.

La miró tratando de subir las gradas a su habitación pero la sujetó de los tobillos.

—No te escondas, que sé dónde estás —su tono de voz fue irónico.

Sakura sintió el tacto de los guantes negros en sus tobillos. Al reaccionar pataleó pero él la dominó con rudeza y facilidad, montándose sobre ella para estamparla contra la madera de las gradas mientras le tapaba la boca con fiereza. Notó la aglomeración de líquido salino en sus retinas y sonrió levemente al verla apretar los párpados con fuerza.

—¿Tienes miedo de abrir los ojos? Sakura.

Ella gimió ahogadamente manoteando al sentir cómo le arrancaba la ropa. Algunos de sus dedos sangraban por el arranque de sus uñas que quedaron en la cortina del baño de visitas, su cuello emanaba el color morado de abuso y su cuerpo en general adolorido.

—Shhh —ordenó y ella calló al sentir el pellizque en sus pezones, temblando en sus brazos.

—Por favor, suéltame —imploró en un hilo de voz, tensándose en miedo al tener las bragas en las rodillas. Los ojos de su abusador espesaban ambivalencia. 

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Shikamaru se quedó derecho en la silla sumido en silencio al ver a su cliente frente a él con una camisa de fuerza. Reflexionó por unos instantes ante los orbes azules posicionados en el suelo. Era desalentador tenerlo en frente de una forma tan indolente. Decidió iniciar la conversación, pero ésta no duró mucho.

—Karin está fuera. ¿Quieres verla?

—No.

—¿Seguro?

—Sí.

—Tú no lo hiciste Naruto, ¿Sabes quién fue verdad?

Naruto elevó su mirada con suavidad y movió sus labios, notando la expresión de sorpresa que obtuvo de su abogado, siendo bastante extraño en un rostro tan apacible como ese. Naruto sonrió falsamente y Shikamaru colocó las manos sobre la mesa con la vista al techo.

Su jugada había cambiado.

—¿Seguro?

—Seguro.

Shikamaru se levantó y jugó con sus dedos sobre la pequeña mesa de madera que los distanciaban, mirando a los camilleros levantar a Naruto del asiento para acompañarlo a su habitación de descanso. Suspiró y se dio la vuelta, susurrando.

—Buena suerte.

Naruto le escuchó y continuó caminando, ido, desorientado y cansado.

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Itachi estaba con el celular en la mano, observando las cajas que estaban en el apartamento recién terminadas de empacar. Llamó a su abogada y le informó que el dinero ya estaba en su cuenta, pues ya había hecho la transacción. Colgó y caminó hacia la cocina en busca de un chocolate. Quizá debía comprar nuevos sillones y tirar los anteriores.

Sasuke se encontraba en el balcón con la mirada perdida en el horizonte.

Las nubes oscuras invadían el cielo y los truenos comenzaron a escucharse a lo lejos. Parecía que iba a llover.

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1 Capítulo más, uno más y acabamos. 

Gracias infinitas por sus comentarios. Nos vemos a los 90 votos, un fuerte abrazo.

Odio en movimiento. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora