Julie Anne Morgan abrió poco a poco sus ojos. Parpadeó repetidas veces para acostumbrarse a la luz y entender en dónde estaba. La habitación era blanca, entendió que no era la suya. De repente, le vino un pequeño ataque de tos, fue cuando se dio cuenta que su boca estaba muy seca y parecía como si no hubiera hablado desde hace mucho tiempo.
A un lado de la habitación la madre despertó de golpe; ojos rojos y con enormes ojeras debajo de ellos. Arrimó su silla rápidamente hasta estar cerca de su hija, la tomó de las manos cuando había cesado su tos.
—Jules, mi amor —comenzó suavemente—. ¿Cómo estás? ¿Te duele algo?
No pudo evitar sentirse como la primera vez que llegó al hospital. Se tomó un momento antes de responder y luego carraspeó.
—Sí, estoy bien. Sólo me siento débil —su madre la besó en las manos repetidas veces.
—No sabes lo asustada que estaba y... confundida. Pensé que todo estaba bien y de repente... —comenzó a apretar el agarre—, pasa esto.
La menor tenía el presentimiento de saber el motivo de lo que le había sucedido; sin embargo, pensó que su madre se molestaría al saberlo. Abrió la boca para responder pero un hombre de bata larga y blanca entró en la estancia.
—Hola, Julie Anne.
El doctor David Daniels, que la atendía a ella y a Henry, se sentó en otra silla junto a la camilla de la niña. Luego, le dio un asentimiento de cabeza, a modo de saludo, a su madre.
—Si que nos distes un buen susto, niña —comenzó—. Dime, ¿cómo te sientes?
—Estoy bien —el doctor asintió.
—Bien, Julie Anne, ¿recuerdas que al operarte pudimos extirpar tu tumor pero durante el proceso algunas partes de tu cerebro se lastimaron? —Jules asintió—. Estuviste bajo tratamiento para arreglar eso.
—Sí, tenía que tomar medicamentos. Bueno, debo tomarlos —mientras lo decía, su voz iba disminuyendo.
—A eso quería llegar. El tratamiento iba bien, pero no entendíamos por qué tu cuerpo reaccionó así —la miró atento—. Julie Anne, ¿tomabas los medicamentos que te habíamos indicado?
Sopesó su respuesta. Supuso que ya era el momento de hablar, debía aceptar su error de una vez.
—Bueno... la verdad no, es decir, no como tenía que ser.
El doctor frunció ligeramente el ceño, estudiando las respuestas de ella. El rostro de su madre era de sorpresa y preocupación a la vez.
—¿Qué? ¿Por qué, mi cielo? No me dijiste nada...
—Lo siento, es que...
La razón por la que no había cumplido con el tratamiento era muy sencilla: Henry Carpenter. Las salidas nocturnas y estar organizando el plan la habían hecho descuidarse de su situación; pero sobre todas esas razones la principal era que quería estar disponible para Henry. Si necesitaba salir afuera, Julie Anne lo acompañaba, si quería jugar en la noche, Julie Anne hacía un esfuerzo para pasarse a su cama y hacer feliz a Henry. Sentía que era su misión. Tomaba su medicamento, claro, pero no en los horarios correspondientes. Inclusive, algunas veces se quedaba dormida y se olvidaba por completo que debía consumirla.
No le podía contar a los dos adultos presentes su verdadera razón, eso implicaría contar el plan de Henry y que ambos escapaban del hospital durante la noche.
—Las medicinas me... no me gustaban —mintió, aunque en parte era verdad, tenían un horrible sabor—. No me gustaba tomarlas porque tenían un feo sabor.
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When I Met You ➸ the book of henry
Fanfiction-Al fin y al cabo todo tiene un final. Para nosotros: la muerte. -No lo creo. La muerte no es el final, pienso que es el principio de lo infinito. -¿Crees que las personas somos infinitas? -Creo que tú y yo somos infinitos. Publicado: 5 de julio d...