Capítulo 18 (alternativo)

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Al día siguiente, cuando Julie Anne abrió los ojos feliz por haber recordado lo que pasó anoche, se encontró con la sorpresa de que el castaño no estaba en la cama de al lado. Frunció el ceño confundida mientras se frotaba los ojos para despertarse mejor.

—Hola. ¡Qué bueno que ya despertarte, linda!

Jules miró en dirección a la puerta y se encontró con la señora Susan Carpenter junto a su mamá. De inmediato, notó a sus hermanitos jugando en el pasillo con el hermanito de Henry. Morgan se sentó en la cama y, con un movimiento de mano, las saludó.

—Hola, mamá. Hola, señora Susan —dijo—. ¿Saben dónde está Henry?

Las dos mayores se miraron y luego se acercaron a la pequeña castaña, pensativas. Fue Susan quien rompió el silencio.

—Hace una hora se llevaron a Henry al quirófano —contestó—. El doctor me dijo esta mañana que habían estado buscando una forma de salvarlo, y lo consiguieron. Bueno, no es realmente seguro pero dijo que hay probabilidades de retirar definitivamente el tumor.

El rostro de Jules se iluminó y una sonrisa idéntica a la de Susan y su madre se formó. Juraba que en ese momento podía echarse a llorar, pues la felicidad de saber que el ojiverde sane era extrema.

—¡Lo sabía. Sabía que él sanaría! —dijo alegre.

Entonces abrazó a su madre con fuerza mientras esta dejaba varios besos en la cabeza de su hija. Luego miró a Susan y la estrechó también entre sus brazos.

—Es la mejor noticia que recibí en mi vida —le susurró a la mujer rubia en el oído.

—Créeme que también es la mía, Jules.

—Y... ¿cuándo saldrá de la cirugía? —inquirió, separándose de la señora Carpenter.

—Aún no lo sabemos, hija. Pero tranquila, todo va a salir bien —respondió su madre, acariciándole su cabello marrón.

Mientras esperaban a que el ojiverde saliera del quirófano, Peter y los hermanitos de Julie la invitaron a jugar una partida de cartas mientras esperaban. Sin embargo, Morgan no podía concentrarse bien en el juego; su mirada se encontraba clavada firmemente en la puerta y su cabeza contaba cada minuto que pasaba con ansias. La sonrisa en su cara aún seguía intacta en su rostro, es decir, Henry Carpenter estaba a punto de sanar, ¿acaso su felicidad podía ser más grande?

Después de esperar mucho tiempo, el doctor David Daniels entró en la habitación junto con otros enfermeros empujando una camilla. Henry estaba ahí acostado con la cabeza aún vendada y sus ojos cerrados, absorto a todo lo que pasaba a su alrededor. La castaña quería lanzarse y abrazarlo, pero sabía que no podía. Al menos con saber de que él estaba ahí era más que suficiente.

—Lo logramos —anunció el doctor con una sonrisa—. Pudimos retirar completamente el tumor.

Y era el mejor milagro para los Carpenter y Morgan.

When I Met You ➸ the book of henryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora