20. Jueves... ¿a qué hora?

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Jueves... ¿a qué hora?



El lunes primero de octubre llegó, y con él, mis nervios a flor de piel, porque ese día en especial sería el que hablaría con Caleb sobre lo sucedido el fin de semana, esperaba que el resultado de sus pensamientos fuera bueno.

Gracias a ello no presté atención en la mayoría de las clases, ganándome así bastantes llamados de atención por parte de los profesores y casi uno que otro castigo, pero me excusé diciendo que estaba preocupada por el viaje de mis padres y así parecían entender que sólo soy una adolescente que no tiene la cabeza exclusivamente para el colegio como todos piensan.

Mis amigas notaron que estaba un poco ida, pero no hice caso a sus preguntas, contestándoles que había dormido mal. De todas formas, siguieron insistiendo. Ese fue el momento en que dejé de prestarles atención. No me sentía bien haciendo ello, pero tampoco buscando excusas para mentirles.

Al llegar la esperada clase de literatura, me senté al final como todos los días, y mis amigas adelante mío. El timbre aún no sonaba, y a pesar de que Caleb ya estaba en el salón, todos hablaban porque aún quedaban unos momentos libres antes del comienzo de la clase. Jane se giró.

—Chicas, estaba pensando en que, tal vez podríamos ir de compras el viernes, ¿qué les parece? —nos preguntó. Sam asintió.

Yo intenté hacer memoria, porque algo tenía ese día. Entonces lo recordé.

—¿El viernes?, quedé con Connor, vendrá a Chicago por el fin de semana y me dijo que quería verme —les avisé.

—Así que... ¿Connor eh? ¿Dónde se verán? —dijo Sam, mientras yo rodaba los ojos por el tono que había implementado en esa oración.

—En mi casa supongo...

—¡Ah, bueno! —exclamó Jane— ¿Y qué va a pasar ahí?

—Oh, cállense, con Ben también me junto en mi casa.

—Pero a Ben lo conoces desde hace como una década, a Connor, ¿hace cuánto? —preguntó Jane.

—Hace... ¿dos semanas?, ah, eso no viene al caso.

—¿Cómo que no?, de todas formas, está buenísimo, ¿será él la razón de que estés tan distraída? —preguntó Sam.

—Es. Solo. Un. Amigo —aclaré, dando el tema por zanjado— de todas formas, podríamos ir de compras el jueves, si quieren se pueden quedar a dormir en mi casa y venimos juntas al colegio.

—Me parece bien —concordó Jane, encogiéndose de hombros. Sam asintió, a la vez que el timbre sonaba.

Caleb se levantó de su escritorio.

—Espero que todos ya tengan preparado su poema, porque el viernes es la fecha de entrega —dijo.

—¿QUÉ POEMA? —les pregunté en un susurro desesperado a mis amigas, inclinándome un poco sobre el banco para que me oyeran.

Ninguna me respondió, ya que el profesor las vería darse vuelta, pero Sam me pasó un papel. Lo abrí.

"Lo dijo una clase que estuviste distraída, creo que te explicamos de qué se trataba, pero no estoy segura...- Sam

Pd. ¿Notaste las putas marcas que el profesor tiene en el cuello?, pereciera que lo atacó un vampiro - Jane"

Me sentí enrojecer con eso último ya que yo era responsable de ello, -pero de todas formas Caleb tampoco las había tapado, bien podría no exhibirlas de aquella manera con su camisa blanca-, con respecto al trabajo, recordé la voz de Sam preguntando algo sobre "qué elegiríamos", no recordé la explicación.

Mi Deseable Perdición ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora