Mundo de fantasía
Me recargué otra vez contra el respaldar de mi cama, abrazando la chaqueta que Caleb me había dado la primera vez que lo vi. Sorbí mis mocos otra vez y sentí las lágrimas caer por mis mejillas.
La puerta de mi habitación se abrió, y, al entrar, me observó con ojos tristes.
—Ya no estés así, preciosa —murmuró Connor, sentándose a mi lado y pasándome una taza de vainilla latte caliente— Si ese estúpido estaba con dos a la vez no es tu culpa, es la suya por tener una autoestima tan baja que necesita a tantas personas para que lo suban.
Negué con la cabeza. Caleb no se había mostrado así, él parecía ser auténticamente sincero con respecto a sus sentimientos, pero creo que me equivoqué.
—Soy una estúpida por sentir tantas cosas en tan poco tiempo.
Sí, "tantas cosas", decía eso negándome a usar la palabra "amor", a pesar de que estaba segura de que lo sentía, o casi segura. No sabía si se podía sentir eso tan de repente como había sido todo con él, pero de todas formas ya me sentía demasiado abajo como para usar ese término tan fuerte y terminar de rematarme.
—Voy a partirle la cara al muy cabrón —musitó apretando su mandíbula, a la vez que yo apretaba la chaqueta.
Entonces pareció darse cuenta de qué es lo que mantenía sujeto contra mí, y rodó los ojos.
—No, no, no. Zhav, ¿en serio?, por favor —pidió, sacando la prenda de entre mis brazos y arrojándola a los pies de mi cama.
Mis ojos se llenaron de lágrimas porque sentí que me lo estaban quitando a él. Mi amigo pasó su brazo por mis hombros y me apretó contra él.
—Bien, ¿sabes que voy a hacer? —me preguntó, y dirigí mi mirada, anteriormente perdida, a su rostro— Viendo y considerando que no te tomas tu bebida, que preparé con mucho amor, por cierto, y que ya está siendo hora de cenar, voy a ir abajo, te voy a guardar esto en el refri para que lo desayunes mañana, y voy a pedir sushi, ¿sí?, ya vengo —dijo levantándose, para luego abandonar la habitación.
Miré por la ventana y vi que era verdad, ya había oscurecido, lo que me confirmaba que había pasado tres días enteros llorando, domingo, lunes y martes. Hoy, martes, Connor había llegado a Chicago a la mañana y no me había dejado más de cinco minutos sola. Agradecía demasiado contar con su amistad.
Me levanté y me senté en el suelo, apoyándome en la cama, y tomando la chaqueta. No quería separarme de ella, porque de alguna forma seguía teniendo su aroma, o al menos eso creía yo. Tal vez ya estaba alucinando.
Miré el techo, suspirando, ¿por qué me había hecho eso?, había confiado ciegamente en él, por Dios, ¿en qué había estado pensando?, era un hombre, podía estar en sus veintes, pero era muchos años más grande, ¿qué remota posibilidad había de que se enamorara de mí?, era una estúpida. Tenía que dejar mi mundo de fantasía y plantar los pies sobre la tierra de una vez, aunque eso implicara dejar de pensar en él.
Sequé mis lágrimas, pero fue en vano porque volvieron a surgir.
—Ay, ¡por favor! —exclamé para mí. No podía ser tan débil, y el hecho de hablarme ya me hacía pensar que me estaba volviendo loca.
En ese momento la puerta se abrió. Di un pequeño salto porque no esperaba eso, y subí mi mirada, encontrándome con un Connor que me miraba entre enternecido y furioso.
—Ay, por favor, es lo que te digo yo, testaruda —dijo acercándose a mí y arrancando la chaqueta de mis brazos de nuevo, para luego tirarla al suelo, del otro lado de la habitación— debe estar por llegar el sushi, así que baja a ayudarme a poner la mesa.
![](https://img.wattpad.com/cover/170993552-288-k517212.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi Deseable Perdición ✓
Romance¿Quién diría que el único hombre que llamaría la atención de Zhavia terminaría siendo su profesor de Literatura? Advertencia: escribí este libro con 13 años y requiere edición