Cap. 9 tercera parte

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Pasados unos días, Guile dejó de preocuparse por Charlie y se enfocó más en Akira

"Mi rubia rebelde, ¿cayendo en drogas?, no linda... tú no eres así, ¿qué te ha pasado?" pensaba el teniente, tenía la preocupación de que Akira en alguno de sus estados de ebriedad fuera a cometer alguna estupidez y es que, a como Cammy le planteaba las cosas, no era para menos... ¿jóvenes en drogas? ¿amigos de Akira? ¿Qué pretendían hacer? No lo sabía con certeza, pero de que estaba dispuesto a salvarla, lo estaba.

Semanas antes...

Akira, en uno de sus muchos estados de ebriedad, una noche de fiesta en un antro de Neo Tokio, fue rescatada por una banda de jóvenes, quienes vieron las intenciones de unos tipos de aprovecharse del estado de la rubia para abusar de ella, pero los jóvenes se convirtieron en héroes esa noche y la salvaron. Desde aquella vez, Akira se consagró en ser amiga de los cuatro jóvenes, quienes simpatizaron con la rubia. Después de muchos días de estar reunidos de forma tranquila, se llevaban a Akira de fiesta, les gustaba estar así, al menos para ellos era un escape al dolor de su realidad. Los cuatro chicos, todos de diferente nacionalidad, pero con mucho en común, eran la mezcla perfecta para ser amigos y así aprender a llevar sus difíciles vidas adelante: Mime Virtanen, un joven inmigrante finlandés, desde niño ya sabía quién era Akira y eran buenos amigos, su padre Folken, el hombre más importante de toda Finlandia, era amo y señor de los centros de lucha del país nórdico e íntimo amigo de la madre de Akira. Mime llevaba un gran peso sobre sus hombros, pues al ser el hijo único de Folken, mantenía una relación bastante tensa por el hecho de que Mime soñaba con ser músico, pero su padre consideraba que eso no era una profesión auténtica y menos para un hombre, así que Mime decidió dejar su sueño por un tiempo y convertirse en químico, obteniendo así trabajo como químico criminólogo dentro de la jefatura SAINTS y en su tiempo libre, enseñando química en la casa de la hermandad piramidal. El peso que carga sobre él, al sentirse frustrado por no poder seguir su sueño y su mala relación con su padre lo empujaron poco a poco al vicio de tomar vodka finés cada que se sentía mal, ya sea por recordar lo que él quería ser o simplemente por discutir con su padre cada vez que le llamaba por teléfono y terminaban en intercambio de palabras amargas en ambos. Es un alcohólico de hueso colorado.

Otro de los muchachos es Julián Solo, hijo único de los negociantes marítimos Solo, la familia Solo conocía anticipadamente a la madre de Akira, ya que ésta les vendía arenque nórdico de calidad y ambas partes formaron una fuerte alianza, hasta que un día en un accidente marítimo, Julián pierde a sus padres y se queda solo en el mundo. Al verse solo, Julián se convierte en un alcohólico sin remedio. Su situación empeoró el día en que la familia Müller de Austria anunció un compromiso del que él ignoraba que existía entre su familia y la estirpe austríaca. Terminó casado con el joven heredero de la estirpe, Sorrento, con el cual tuvo 3 años de mala relación, mediada de gritos y agresiones entre ambos, hasta que un día, June, cuando solía ser parte de SAINTS, le dispara a Julián el día que le fue notificada de un problema de agresión entre Julián y Sorrento y ésta para salvar al pelilila, le dispara en el hombro al joven Solo, quien termina teniéndole resentimiento a la joven policía. Luego de ello, cambia totalmente, al querer cuidar y proteger a Sorrento y llegó a quererlo más que a él mismo, pero, aun así, su vicio al alcohol nunca lo abandonó y se entregó fervientemente a la bebida.

El tercer joven de la lista es un joven inmigrante islandés, que, al igual que Julián, fue comprometido en una relación en la que él no quería estar: Sid Valdimarr, quien fuese uno de los mejores jazzistas junto a su hermano gemelo Bud, fue notificado que debía casarse con la hija de los Bernstein, como manera de pagar una deuda de los Bernstein hacia los Valdimarr. Sid aceptó a regañadientes por órdenes de su padre, pero Rose, la hija menor de los Bernstein no quería casarse con el heredero Valdimarr, así que su hermano Adel toma su lugar, llegando así el fin del pacto entre los Bernstein y los Valdimarr. Después de la boda, Adel no quería saber nada de Sid, es más, le daba asco el sólo estar cerca de él. Sid llegó a odiarlo por un tiempo, pues éste tampoco quería el compromiso y menos con una persona que sabía, tenía asco por él. Sid quería volver a su vida normal, volver a los restaurantes más elegantes de Islandia a tocar Jazz con su hermano, pero debía cumplir un compromiso que lo encerró como fiera en jaula. Tanto fue su nivel de estrés, que cayó en la trampa de drogarse con narcóticos y medicinas psiquiátricas, que al menos le ayudaban a sobrellevar el infierno de estar casado a la fuerza y no por amor.

No Hay Nadie MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora