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Alex me miró con ojos algo diabólicos, y lo que siguió fue que me subiera en su hombro, y me llevó de vuelta al centro comercial, donde pudiera gastar bastante dinero.

Me bajó cuando llegamos a la parte cara del centro comercial, y me llevó corriendo de la mano hasta una tienda que vendía cosas de diseñador. Intenté resistirme cuando supe a dónde íbamos, pero él me arrastró prácticamente.

-¿Qué talle eres? -preguntó.

-Entre uno y dos -dije.

Asintió. Me sentó en el centro nuevamente, y fue con una vendedora a buscar vestidos.

Veinte minutos después, me llevó a los probadores. Me esperaba con tres vestidos, uno era terriblemente ajustado, era de un material plástico brillante, rojo y corto. Salí, una vendedora me esperaba ahí. Alex no estaba, esperaba fuera, en la tienda.

La mujer me subió el cierre. Se me veía una cintura, tenía curvas. Qué incómoda me sentía, era una zorra.

Le pedí que me bajara el cierre, y entré a probarme el siguiente. Era dorado, pero tenía flecos. Un solo hombro, bastante brillo. Era un poco ajustado, pero me gustaba bastante.

Le mostré a la vendedora.

-Le queda grande de atrás, iré por otro más pequeño.

Asentí.

Me probé el último, era negro, suelto, bastante escotado, satinado, corto y con un corte en la pierna. Las chicas se veían bastante voluptuosas gracias al brasier push up que usaba. Por suerte no se veía.

Alex entró a dejar unos pares de zapatos, y me vio ahí, mirándome en el espejo.

Se detuvo. Arqueó las cejas.

-Pensar que debajo de eso hay unas bragas de algún dibujo animado.

En realidad, sí me veía sensual, no sabía que eso era posible.

Entró la vendedora con el vestido de flecos.

Me lo dio.

Entré nuevamente al probador, me lo cambié, se me marcaba la ropa interior así que me la quité, incluso el brasier. Salí a que me ayudara con el cierre. Era mucho más ajustado que el anterior.

Alex me miraba.

Me di vueltas frente al espejo, los miles de flecos se levantaron. Era más bonito que cualquier vestido que había usado antes.

Él se sentó en un rincón, seguía mirándome.

Me volteé sonriendo.

-¡Es hermoso! -le dije.

Sonrió.

-Ve a cambiarte, voy a pagar mientras.

Me lo quité, y se lo di por la cortina, junto con los otros. Me coloqué mi ropa rápido, y salí. Él había pagado los tres vestidos, y los dos pares de zapatos.

Ni siquiera lo cuestioné, sólo me limité a rodar los ojos.

Volvimos con Tim, quien estaba en la fila de la caja con dos carritos llenos.

Volvimos a casa luego de ir a buscar mi bici, las cosas de Alex estaban junto a una puerta, en el mismo pasillo en el que estaba mi habitación.

Podía saberlo con tan sólo ver que tenía un estampado con neón amarillo y negro.

Entré a mi habitación, le escribí a Jeremy lo de la fiesta, que tenía que vestirse decente.

Me senté en la cama a ver las bolsas con mis compras y las de Alex.

Tenía buen gusto. No podía negarlo.

Teresa nos llamó a comer a eso de las ocho, Tim y Alex estaban trabajando en el estudio. Cuando bajé pensé inmediatamente en Tim y la chica teniendo sexo, pero sólo estaban ellos dos, haciendo música con una computadora, era trap.

Golpeé el muro. Ambos me miraron.

-Es hora de cenar, Teresa ha hecho lasaña -dije.

Se quitaron los audífonos y subieron conmigo.

Cenamos con Teresa, luego ella se fue a casa. Luego volvieron a bajar, yo metí los platos al lavaplatos, y luego me senté en la sala de estar, no entendía el control remoto, era demasiado pequeño.

Acabé quedándome acostada ahí, me quedé dormida.

Desperté con el sonido de tacones.

Tenía una manta encima. Levanté mi espalda del sofá, y miré hacia todas partes. Era la chica que estaba con Tim en la noche.

Alex veía televisión al otro lado del sofá. Bostecé.

La chica me miró.

-Debes ser Allie. Soy Danna.

Me extendió su mano.

-Disculpa si te desperté -dijo.

Yo sólo estaba muy confundida.

Ella bajó al estudio, y yo me senté por completo.

Alex veía una película de acción.

Me sonaron las tripas.

Fui a la cocina a buscar algo. Encontré palomitas de maíz para microondas, así que las hice.

Fui al sofá con un bowl lleno, Alex me miró.

-Ven aquí -le dije.

Él se levantó rápido y fue a donde estaba sentada yo. Tenía mejor vista a la tele.

Comimos palomitas, y terminamos de ver la película.

Eran las diez y media.

-Va a comenzar The Bachelor -dije-, no sé cómo usar esta tele, ¿Me ayudas?

Lo puso enseguida.

Justo estaba comenzando.

-¿Te gusta esto?

-Lo veía con mamá en casa -dije-, sé que está viéndolo ahora.

Asintió.

Él no entendía nada, pero igual se quedó a mi lado.

Cuando terminó, apagué la tele. Se escuchaban los gemidos de la chica.

Cerré los ojos, pensé en lo que vi la noche anterior.

Los abrí, él tenía sus labios fruncidos.

-Ven aquí -dijo.

Me levantó, me llevó escaleras arriba. Entramos a la habitación que él se iba a quedar.

-¿Eso es normal? -le pregunté.

Asintió.

-¿No te incomoda?

-Un poco, pero siempre busco como distraerme.

Asentí.

-¿Y qué haces? -le pregunté.

-Tengo sexo también, pero no con ellos -dijo, con toda calma.

Abrí mucho los ojos.

-¿Quieres hacerlo conmigo?

Saltó lejos de mí.

-¡No! ¡Tim me mataría! -dijo.

-Entonces lo has pensado -dije, arqueando las cejas.

Él abrió mucho los ojos y no dijo nada.

-No soy tu tipo, no tengo pechos grandes, ni trasero gigante, uso ropa interior de Hello Kitty -reí.

-¿Qué tan superficial crees que soy? ¿Cómo sabes cuál es mi tipo? Ni siquiera has visto mis videos musicales.

Touché.

La ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora