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—Poly, te luciste, mi hermana parece una verdadera zorra.

—Cuida tu boca, bastardo —le dijo Poly—, ella se ve sensual, conquistaría a cualquiera de tus basuras de amigos con sólo su sonrisa.

—Dos años de frenos —dijo Tim.

—Lo valieron.

Llegué a Alex.

—¿Qué te parece? ¿Suficientemente zorra? —pregunté.

—No pareces una zorra —dijo—, te ves como si una hora contigo costara unos diez millones de dólares.

Fruncí el ceño.

—Es un halago —respondió.

Asentí.

Nos subimos a una van. Nos llevó a una discoteca, la gente enloqueció cuando bajamos de la van, Alex usaba uno de sus trajes extraños, tenía un montón de lentejuelas.

Nos llevaron a unos camerinos. Tim tuvo que ir a hablar con los productores, Poly fue por tragos.

Me quedé a solas con Alex.

Me miré en el espejo. Nunca pensé lucir así.

—Sólo hay que pulirte de vez en cuando —dijo.

Sonreí sin mirarlo. Me arreglé un poco el cabello.

Llegó un tipo, al parecer iba a cantar con Alex.

Me saludó primero, lo saludó a él, y luego volvió a mí.

—Soy Leo —dijo.

—Soy Allison, todos me dicen Allie.

—Un placer. ¿Quisieras ir por un trago conmigo? Puedo traerte de vuelta.

—Leo —dijo Alex—, es la hermana de Tim.

Parecía una advertencia. Leo lo miró con los labios fruncidos.

Dio un paso atrás.

—Pensé que tenía como once años —dijo Leo—, no que se veía así.

—Es un disfraz —le dijo Alex, volteándose, a buscar su teléfono—, apenas y tiene dieciocho.

—Bien, entendido, no debo.

Me miró, guiñó su ojo, sonrió un poco.

—Voy por un trago, te veo luego, JJ.

El tipo se fue.

Miré a Alex.

—¿Qué rayos ha sido eso? ¿Crees que soy propiedad de Tim?

Tragó saliva, miró hacia abajo.

—Tim es un poco territorial ahora que llegaste —dijo—, no confía en él, trató de emborrachar a Danna un par de veces, la relación está tensa, tú harías que esa relación colapsara, y necesitamos tener una buena relación con él, porque tenemos que grabar en dos semanas más.

Asentí. Esto era demasiado complicado.

—¿Y cuando quiera salir con alguien, él va a impedírmelo?

—Probable —dijo—, pero puedo ayudarte con eso si lo deseas, tienes derecho a ser amada.

—Mírate, ¿Quién pensaría que cantas sobre prostitutas y sexo violento?

Sonrió, divertido.

—Puedo ser un príncipe en privado, un maldito bastardo para el resto.

Poly llegó con tragos para los cuatro, pero Tim llegó con otras dos chicas. Brindamos.

La ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora