Acabaron peinándome rápido, y poniéndome el vestido negro que Alex había elegido aquel día. Fuimos al centro comercial en un automóvil deportivo de Tim, Teresa, Danna, Poly y yo. No entendía cuál era la idea de que me viera así, pero lo entendí cuando entramos al centro comercial. Tim nos esperaba en la entrada.
Nos llevó a la tienda donde Alex compró mis vestidos, entré taconeando fuerte. Estaban en plena toma, pero Tim me pidió que lo devolviera a la tierra.
Entré al set, le di una cachetada que debió haber sonado hasta en China.
Él reaccionó, todos emitieron un sonido, entendían que debió haberle dolido.
—¡Eres un inmaduro! —dije, molesta.
Él se me quedó viendo, sorprendido y adolorido.
—¿Piensas que es así como lo estás haciendo? ¿Que me voy y tú te drogas y bebes hasta que no logras hacer algo bien?
Él tensó la mandíbula.
—Vas a levantarte de ese sillón, y vendrás conmigo —le dije.
Él se levantó sin debatir, lo siguiente que pasó fue que Teresa le dio una bandeja llena de comida, entre Danna y Poly lo obligaron a comer todo. Luego le dieron un café tras otro, hasta que estuvo sobrio de nuevo.
Yo me alejé, fui a ver qué habían grabado. Era la canción del vestido rojo, pero había una chica que estaba probándose los mismos vestidos que Alex había elegido para mí. Alex quería recrear su punto de vista sobre la elección de los vestidos, y yo probándomelos. Pero no se veía muy contento con la chica.
Tim se me acercó.
—Se entiende perfecto que eres tú —dijo—, ¿Le dejaste quitarte la ropa?
—Estaba borracha y sudorosa —dije.
—Es entendible, a Danna le da comezón esa tela.
Miré a Alex, me miraba mientras lo seguían llenando de comida.
—Me ha preguntado mil veces donde habías estado, nunca lo vi así —dijo Tim.
—Debes tener en claro que yo no soy rehabilitación.
—Lo tengo más claro, después de que terminemos con el disco se irá una semana a descansar.
—No lo premies, no lo merece —le dije.
—¿Qué propones?
—Que lo pongas a trabajar, que esté tan ocupado que ni siquiera logre pensar en que quiere beber o fumar.
—Con una condición.
Rodé los ojos.
—Yo debería poner las condiciones.
—Bueno, es más una propuesta, a JJ no le gustó la modelo, ¿Podrías tomar su lugar? Te pagaríamos.
—¿Bromeas?
—Por favor, por mí.
Caminé hasta Alex.
—¿Quieres hablar? —le pregunté.
Asintió.
Salí a hablar con él.
—¿A qué conclusiones has llegado?
—A que te amo —dijo.
Lo quedé viendo unos segundos.
—Te amo, Allie.
—Si quieres que te ame de vuelta, deberás esforzarte más.
—¿Me quieres? —preguntó.
Asentí.
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La Prohibida
RomanceDel campo, a la gran ciudad. Allie es simplicidad, Alex es una estrella. Ambos son cosas inesperadas para el otro, pero... ¿Podrán estar juntos?