Escalé el semimuro, subí, y salté al patio de la casa del lado, luego fui a las escaleras, y bajé.
Caminé calle abajo, tomé el autobús.
Llegué diez minutos tarde a clases, seguía encabronada.
Mi teléfono comenzó a sonar cuando salí de clases, era Tim.
Me aparté para hablarle.
—¿Dónde rayos te has metido? —preguntó Alex, de pronto.
—Déjame en paz, cretino —dije.
Entonces alguien me quitó mi teléfono, era él, estaba atrás de mí.
—¿Qué haces aquí?
Las personas nos estaban mirando, él era muy llamativo.
—Vamos a hablar —dijo.
Me tomó la mano, y me llevó al baño de un conserje. Cerró por dentro.
Ni siquiera iba a preguntarle cómo sabía del lugar, podía imaginarlo.
—¿De qué quieres hablar?
—En realidad no tengo puta idea —dijo—, sólo vine aquí porque pensé que habías venido, y no sé por qué rayos estoy aquí, porque sólo eres una niña, y no debo darte explicaciones.
—Entonces deberías dejarme ir a mi siguiente clase, estás haciéndome perder el tiempo, y yo el tuyo, seguro tienes mejores cosas que hacer, pero descuida, volveré a tu casa después de clases, ¿Puedes devolverme mi teléfono?
Me lo dio.
—Te veo esta noche —dije.
Abrí la puerta, había un montón de gente esperando afuera.
Alex salió, me alcanzó.
—Hoy saldrá a la luz que estoy con Danna —dijo—, y estoy perdiendo la cabeza.
—Tú estás permitiendo eso —le dije, realmente molesta—, así como dejas que Tim te haga grabar esas horribles canciones.
Seguí caminando, y entré a mi siguiente clase. Lo dejé fuera.
Salí a eso de las cuatro de la tarde, tenía algo de hambre. Revisé mis redes sociales, subí otra fotografía. Estaba teniendo muchos seguidores, gente de la uni, personas que no conocía.
Coloqué mi cuenta en privado. Me escribió Jeremy.
"¿Quieres ir a comer algo?"
"¿Dónde te veo?"
Así fue como acabé en un restaurante barato, con ese chico que había besado estando borracha.
—Pensaba en que podríamos ir al cine —dijo.
—Paso —le respondí.
—¿Por qué?
—Tengo que ir a casa de... Alex.
—¿Quién es Alex?
—JJ Boy. Su nombre real es Alex. —le dije.
Sonrió.
—Tienes tanta suerte, es muy buena onda, nunca pensé que iba a estar en la misma fiesta que él.
De pronto, se quedó algo quieto, pensativo.
—Me llamaste Alex cuando te estaba besando.
—No lo recuerdo, estaba borracha —dije, mintiendo.
—Bueno, no importa, ¿Tienes una fiesta?
—No, me estoy quedando allí porque la casa de mi hermano está llena de narcotraficantes.
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La Prohibida
RomanceDel campo, a la gran ciudad. Allie es simplicidad, Alex es una estrella. Ambos son cosas inesperadas para el otro, pero... ¿Podrán estar juntos?