Capitulo VI

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Aquella tarde soplaba una brisa fresca que mecía los árboles, las hojas que ya habían cumplido su ciclo caían al suelo dando unas pinceladas de color al asfalto.

Ambos chicos se detuvieron en una pastelería que les llamó la atención, se ubicaba en frente del parque principal del pueblo, la fachada era de aspecto rustico, las ventanas estaban tan limpias que funcionaban como espejo. En la entrada, unas mesas de madera color pastel te daban la bienvenida junto con los respectivos clientes disfrutando de una malteada y una rebanada de pastel. El lugar parecía ser bastante popular entre las personas de todas las edades.

Escogieron la única mesa vacía que encontraron en su interior. Una chica con un uniforme rojo y cabello negro les tomo su pedido, para dividirse la cuenta más fácil NamJoon pidió dos malteadas de chocolate y Jin dos pasteles: uno de limón y otro de chocolate.

Al recibir su pedido Jin se robó la fresa que decoraba el pastel de NamJoon y cuando recibió una mirada escéptica se apresuró a explicar que como él pagaba los pasteles tenía derecho a una parte de los dos.

Comieron sus rebanadas de pastel en silencio, desde el incidente de esa extraña declaración el ambiente se había puesto tenso entre ellos.

NamJoon cuidaba todo lo que decía y hacía, mientras que la mente de Jin estaba en cualquier lado menos donde debía estar.

Al recibir la malteada de chocolate a Jin se le vino a la mente Jiwon, trató de imaginarla cerca de su amigo y luego tirando la malteada al suelo, resultó ser una imagen desagradable.

—¿No te pasa que tu mente se esfuerza en recordarte cosas que odias?­­

—Es normal—aseguró NamJoon.

La tensión entre los dos se podía ver. NamJoon creía que todo era su culpa y debía arreglar lo que sea que hubiera roto, dejo caer su tenedor sobre el plato ahora vacío haciendo que el sonido rebotara.

—Jin, sobre lo de antes. No tiene que cambiar nada, ¿de acuerdo? De verdad me gusta estar contigo, no te tengo que gustar ni tienes que ser mi pareja o algo así—dijo eligiendo las palabras con cuidado—. Somos amigos, eso no va a cambiar ¿cierto?

No recibió ninguna respuesta en ese momento. Parecía que las palabras entraron a la mente de Jin y se quedaron ahí sin poder hacerse entender. La mesera apareció para recoger los platos vacíos y entregar la cuenta. Entregaron el dinero y se quedaron ahí, sentados sin decir nada.

Pasaron el resto del día caminando entre tiendas, no abrían la boca más que para hacer un comentario banal sobre algo como "ya va a oscurecer", "me gusta esa camisa", "me pregunto que venden allí".

Al final de una calle en picado encontraron una librería de libros usados, NamJoon por fin sonrió en todo el rato y corrió a entrar.

SeokJin nunca se había interesado en las librerías, pero el polvo y olor a libro viejo resultaba más cálido de lo que alguna vez pensó. El lugar tenía dos pisos, por las escaleras veía a NamJoon subir y bajar, tomar libros y luego dejarlos.

"Deberíamos venir acá más seguido si vas a estar así de feliz" pensó.

Nunca en su vida había leído tantas sinopsis de libros. Por todo lado se veían montones de historias de misterio, de romance, de aventuras, ¿siempre habían sido tan interesantes los libros? NamJoon le había implantado una pequeña chispa de amor por la lectura que le llenaba de curiosidad por todo ese mundo.

Quiso comprar unos cuantos libros pero no sabía si era lo correcto llevarlos a casa. Sus padres no se mostrarían muy alegres de que su hijo leyera historias "del mundo" bajo su techo. Cuando le explicó eso a su compañero este no se guardó sus comentarios:

Heaven hates you, but I love you  • NamJin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora