Heaven hates you, but I love you • NamJin •

Capítulo XXIII

"Lo que no te mata, te hace querer estar muerto". 

Caminando por el pasillo vio a dos chicos, el más bajo tenía las manos en la espalda y el otro chico se las sujetaba como un policía atrapa a un ladrón. Al confirmar sus identidades, Jin se escondió detrás de una pared. JungKook y HyungJin solían jugar al gato y el ratón, y por más que el más pequeño intentará esquivar las trampas siempre terminaba atrapado.

—Suéltame —espetó JungKook—. Te digo que me sueltes.

—Cierra la boca si no quieres que te la reviente.

—¿Más? —bufó irónico—. ¿Es posible?

Detrás de la pared, Jin cerró los ojos y se mantuvo en silencio. Su única pista de que sucedía en el pasillo eran los sonidos y palabras que provenían de ellos dos. Un golpe hizo eco en el pasillo vacío, HyungJin le había dado una patada a una puerta para abrirla. Jin se atrevió a mirar un poco, él todavía lo tenía agarrado de sus manos y le empujaba dentro de un armario. Él se resistía, así que HyungJin le dio una patada en las rodillas para que pudiera caer. Cerró la puerta de inmediato, sacó una llave de su bolsillo y echó seguro. JungKook golpeaba la puerta desde dentro.

—¡Sácame de aquí, idiota! ¿Qué te pasa?

—Quédate ahí, no quiero que contamines a nadie más en este lugar.

—No, pues, el salvador de la escuela. Ja, ¡ya sácame de aquí!

Tiró la llave al aire, esta reboto en el suelo haciendo un sonido metálico. Él dio la vuelta y dejó atrás a JungKook encerrado en un armario, casi dándole risa cada uno de los golpes que él daba a la puerta para intentar salir.

Jin se volvió a esconder de nuevo hasta que HyungJin ya no estuviera cerca y él pudiera salir a buscar la llave. Los gritos de enojo de JungKook le perforaron la cabeza, a cada segundo que pasaba su desesperación incrementaba.

Buscó la llave hasta que la encontró en una esquina contra la pared.

—¡Está bien, haré lo que quieras, pero sácame de aquí! —siguió JungKook—. ¿¡Hola?! ¡No me puedes dejar aquí!

Respiró profundo antes de abrir, porque no se sentía listo para enfrentar a JungKook. No lo haría, sino fuera porque la situación lo obligaba; no podía dejarlo encerrado e irse.

—¿Me estás escu...?

Al abrir, JungKook se quedó a media frase. Su nariz estaba sangrando, tenía la camisa y el sueter remangado así que pudo ver que sus muñecas estaban rojas. No estaba seguro si era porque HyungJin lo agarró de las muñecas para arrastrarlo o porque tenía cortadas en gran parte del brazo.

—Hola...

JungKook lo empujó a un lado con irritación para poder salir. Estaba a punto de irse ignorando por completo a Jin, sin embargo, como si acabará de hacer una decisión repentina, se dio la vuelta y, mirándolo fijamente, se pasó un dedo por encima de su labio limpiándose la sangre que le brotaba de la nariz. Levantó su mano y le mostró su dedo manchado de aquel líquido rojo.

—¿Sabes que me pasó?

—No.

—Mentira, siempre estás ahí viendo todo y nunca eres capaz de hacer nada. De verdad, no quiero verte.

—No nos vemos desde hace rato.

—¿Será porque me dejaste de hablar? No te entiendo, al principio todo estaba bien y ahora te alejas de mí. ¿Te doy asco o algo así?