En el corazón de cada individuo se alberga un enigmático océano de sentimientos, deseos y miedos que se mueven al compás de quien navega por él. La pregunta que se había hecho a sí mismo de si debía dejar navegar en su interior a aquel chico insistente que amaba los libros y la música antigua se había respondido sola desde hace tiempo, pero desde que él le había dejado entrar, el agua estaba tan inquieta que a veces solo rogaba por el día en que llegara un descanso.
Todo era felicidad o todo era tristeza, sin embargo, en los momentos en los que deseaba paz no dejaba de apreciar esas olas violentas que le hacían doler el alma. Le gustaba todo lo que provocaba él en su cuerpo y mente, le hacía sentir vivo. Lo que sin duda no le gustaba era que las personas y situaciones externas, pero relacionas a él le provocaran un mal sentimiento en el pecho. No le gustaba que barcos no autorizados entraran, porque sabía que su único objetivo era desestabilizar la perfecta y tranquila desarmonía que había logrado crear.
Jin no sabía ni siquiera como debía actuar o que debía pensar después de un día en el que se había sentido como un inocente llevado a juicio. Al llegar la noche no sentía nada, era como si hubieran explotado dentro de él bombas llenas de sentimientos tan fuertes que lo dejaron derrotado en el suelo, con la incapacidad de sentir algo, con la mente en blanco y agotado.
No se sentía triste, ni decepcionado o con miedo. Solo no sentía nada.
La habitación estaba pobremente iluminada por una lámpara en el suelo, NamJoon estaba hartó de estar acostado así que se había levantado de la cama dejándolo a él solo. Tomó la pequeña lámpara de su mesita de noche y la puso en el suelo al lado de su biblioteca. SeokJin se sentía demasiado cansado como para mover cualquier musculo, había llorado lo suficiente esa mañana, tanto que ahora se encontraba seco tanto en lágrimas como en emociones.
De alguna forma habían conseguido ese día libre, cosa que ambos agradecieron porque no se sentían con fuerzas de presentar un examen y menos de ver a sus compañeros.
"Chicos, vayan a sus casas, yo hablaré con los profesores de la situación." Les había dicho Younha después de que NamJoon le mostrara lo que escribían de él en ese chat. Chat que no dejaron que Jin leyera, pero del que se hacía una idea bastante acertada de lo que era.
Los dos chicos estaban tan bajos de ánimos que no pusieron objeción, SeokJin pensó un momento en sus exámenes de inglés. Había estudiado tanto, ¿y para qué? Para que al final una situación inesperada le impidiera estar en capacidad de recordar cualquier conjugación básica en inglés.
Habían pasado el resto del día mirando películas en internet recostados en la cama. No dijeron una sola palabra relacionada al tema, ya habían hablado suficiente en esa terapia con donde solo se disculparon, lloraron y se quejaron de lo injusto que era todo.
El director los quería en terapia por una cosa, pero ellos empezaban a ver que la necesitarían por algo muy diferente.
SeokJin observó a NamJoon en la esquina de la habitación, se encontraba sentado en el suelo rodeado de pilas de libros que sacó de su biblioteca solo para poder entretenerse un rato. Leía algunas páginas de un libro y luego pasaba a otro diferente, como si no pudiera concentrarse. NamJoon se refugiaba en los libros siempre. No importaba si estuviera feliz, desesperado o perdido, en los libros siempre encontraba su lugar, su hogar. Jin solía tener un lugar así, pero era un lugar problemático que solía traerle más daño que confort. En ese momento no le importaba, así que cerró los ojos y se puso a rezar. Había intentado dejar a Dios de lado, pero siempre volvía a él, ¿lo hacía eso un tonto? ¿Lo hacía un tonto refugiarse en un ser que no sabía si existía?
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Heaven hates you, but I love you • NamJin •
FanficDicen que todos tenemos una persona destinada, que todos merecemos alguien que nos agarre de la mano con fuerza y esté dispuesto a ir hasta el fin del mundo sin soltarla. También dicen que son solo unos pocos suertudos los que logran encontrarla. Ki...