Jin sentía que tener que ir a estudiar era una especie de prueba para su vida. La escuela emanaba frialdad y los salones llenos de estudiantes se sentían más solitarios que los pasillos desiertos, su prueba era sobrevivir en ese lugar lleno de risas y regaños sin que una gota de oscuridad llegara a mancharle. "Solo céntrate en los estudios, así será más fácil", se tenía que repetir esas palabras a sí mismo para que sus padres no tuvieran que hacerlo. Desconocía lo que era tener amigos que llevaran su mismo uniforme; porque una de sus muchas reglas era no involucrarse a fondo con personas que no fueran de la iglesia a la que le llevaban sus padres. Así lo habían educado y no había tenido problemas con ello, porque las personas no se interesaban en conocerlo y él no tenía interés en conocerlos a ellos.
No le molestaba que la palabra soledad estuviera tatuado en su cuerpo, porque cuando se sentía solo cerraba los ojos y pensaba en Dios. Él era como un amigo que siempre estaba ahí para hablar. A veces escuchaba que sus compañeros se burlaban de él cuando cerraba los ojos, cuando eso pasaba, no se atrevía a abrirlos hasta que ellos hubieran parado de reírse. Había llegado a estar con los ojos cerrado por más de una hora, aun cuando no estuviera rezando. "No les hagas caso", no sabía muy bien si ese consuelo eran sus propios pensamientos resonando en su cabeza o la voz de Dios de la que tanto hablan en las iglesias. Prefería creer lo segundo.
-¿Sabes? -Le había dicho NamJoon un día al notar su hábito-. Por más que cierres los ojos el mundo va a seguir siendo el mismo.
Jin había podido controlarlo hasta ahora, había podido sobrellevar las burlas, la soledad y el miedo. Había podido controlar su vida con sus propias manos, hasta la llegada de Kim NamJoon.
Su vida había estado sujetada por finos hilos y no se dio cuenta de ello hasta que fueron cortados.
La vida de SeokJin era monótona y rutinaria, NamJoon llegó dándole a su vida una ligera y diferente perspectiva que no sabía que había estado necesitando. Su primer encuentro fue espontaneo. "Disculpa, ¿sabes dónde está el salón 2-B? Estoy perdido", fue lo primero que le dijo NamJoon. El 2-B era el mismo salón de Jin.
Su segundo encuentro fue premeditado. "¿Necesitas que te ayude para que te adelantes con los temas de las clases? Yo te puedo ayudar", se ofreció SeokJin sorprendiéndose de sus propias acciones.
Si le preguntaran cuándo se volvió amigo de NamJoon no sabría responder. Porque desde que se conocieron siempre estaban juntos, pero Jin todavía lo sentía como un extraño. No entendía porque NamJoon se sentía a gusto con su compañía. Y tampoco entendía esa mezcla de nervios y tranquilidad contradictoria que surgía cuando estaba con él.
Sin embargo, NamJoon no se sentía como Jin, él simplemente quería entender lo que pasaba por la mente de SeokJin. Porque por más que lo observara, no podía entender que había más allá de ese chico tímido que se refugiaba en un ser superior, que según él, no existía.
SeokJin volvió a su hogar, con tarea a reventar en la mochila y sintiendo burbujas en el pecho cada que la imagen del chico de intercambio aparecía en su mente. Abrió la puerta del departamento y la escena que encontró parecía sacado de una telenovela adolescente. Su hermana estaba gritándole a su madre y esta le respondió con una cachetada. Al ver eso SeokJin giro sobre sus propios talones para esfumarse y no querer entrar en el drama, pero su papá lo agarro por la espalda.
-¡Ella me echo de la casa! -se defendió antes de que lo pudieran regañar a él también-. ¡Yo le dije que apagara su música pero ella solo la puso más duro! ¡Literal tuve que salir en pijama!
-¿De qué rayos hablas? -masculló su padre. Se golpeó la frente con la mano cayendo en cuenta de algo-. Ah, ¿por eso teníamos tantas llamadas de los vecinos?
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Heaven hates you, but I love you • NamJin •
FanfictionDicen que todos tenemos una persona destinada, que todos merecemos alguien que nos agarre de la mano con fuerza y esté dispuesto a ir hasta el fin del mundo sin soltarla. También dicen que son solo unos pocos suertudos los que logran encontrarla. Ki...