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HyeRi, en verdad se lo pensó mucho, pues la propuesta de JaeBum no era del todo mala.

Antes de que HyeRi se marchará del parque, JaeBum volvió a hablar, diciéndole que tendría que estar con él, pues en verdad le ineresaron sus dibujos con frases poco comunes.

Y ahora, HyeRi, estába sentada en su habitación, mientras coloreaba un dibujo más de una de sus tantas libretas, mientras razonaba la propuesta de JaeBum.

«No es del todo mala», pensó HyeRi.

Aún con sus auriculares a todo volumen, alcanzó a escuchar el grito de su madre, indicándole que bajará a comer.

HyeRi odiaba comer con sus padres.

A duras penas, bajo las escaleras.

Las comidas entre sus padres y ella siempre eran silenciosas. Nunca supo si era por el motivo de que no encontraban algún tema de que hablar con su hija.

Ó era el simple motivo de que a HyeRi no le gustaba entablar conversación con ellos, pues siempre sacaban el tema de sus estudios.

HyeRi en verdad le insistió a su padre de estudiar en el extranjero, pues en verdad quería irse de allí y respirar paz por una vez en su vida; pero todo se fue a la misma mierda cuando se lo negó.

Una vez que bajo, se llevó la sorpresa de que no estaban en la mesa, dispuestos a comer.

—HyeRi, alistaté que iremos a la casa de los abuelos, hoy es día de comida familiar —informó su padre.

¡Porqué no se lo imagino antes! Y porque no lo recordó antes, hoy como bien lo mencionó su padre, era día de comida familiar, lo cual significaba que tenía que convivir con los parientes de su madre. Odiaba eso. Y más, ya que todos la veían de forma extraña.

HyeRi no pudo evitar rodar los ojos.

Sin reprochar nada, subió las escaleras, dispuesta a vestirse porque ya sabía que si protestaba, de alguna manera sus padres terminarían ganado la discusión y algo que le desagradaba a HyeRi era ser derrotada y verse débil.

Escogió uno de sus muchos vestidos para ponérselo. Consistía en uno color violeta de tela pana con encaje blanco en las orillas de este (como la mayoría de sus vestidos).

Sabia que su madre haría un comentario respecto a su atuendo, pero sería en vano, ya que HyeRi no acata órdenes.

A menos que sean donde ponga en riesgo su vida, claro, HyeRi no es tonta como para querer suicidarse. Muchas veces lo intento o mejor dicho lo penso, ya que no soportaba lo estricto que eran sus padres con ella.

Pero, cada vez que pensaba en eso, lo descartaba de inmediato, pues tenía un promesa que cumplir.

Cuando le informaron sobre la muerte de su hermano, no pudo evitar sentirse derrotada.

Triste.

Vacía.

Pues, ella y su hermano en verdad eran unidos, así que una vez estando en el entierro de él, prometió que investigaría pase lo que pase, su asesino.

Porque si algo caracterizaba a HyeRi, es que lo que promete, lo cumple.

Y tal y como lo dijo, investigaría y acabaría con el asesino de su hermano. Porque HyeRi, no se comió ese cuento del suicido.

Sin pensar más, bajo a la sala, a esperar a sus padres para ir a la dichosa cena familiar.

Lo cuál odiaba.

[•••]

Al llegar, no se sorprendió, ni mucho menos se inmutó a las miradas de repulsión y de asco, provenientes de sus tíos y primos.

«¿Por qué nadie es normal?», pensó.

A estos pasos, en verdad estaba considerando la propuesta de JaeBum.

Y cuando decía que no se llevaba bien con nadie de su familia, lo decía en verdad, pues siempre la excluían de todo (ella estaba agradecida por eso), a excepción de su primo, JinYoung; al parecer el era el único que parecía importarle.

Y aunque, HyeRi no lo demostrará, le agradaba el pelinegro.

JinYoung, el primo extraño al igual que ella, apartado de todos, siempre sumido en sus auriculares y celular.

Ambos tenían la misma edad.

De apariencia de pocos amigos y de mirada extraña, con un poco de humor amargado, ese era él. El único al cual le agradaba a HyeRi.

El único con el que se lleva bien.

—¿No te gustan las reuniones, extraña? —comentó él, en tono burlón, al ver a la pelimorada apartada de todos y siempre en una esquina en el sofá.

—Lo mismo digo, doble cara —menciono HyeRi, sonriendo para sus adentros.

Así es, ambos tenían apodos pues JinYoung le llamaba así "extraña", pues se debió a que todo el mundo la mira de forma extraña y poco confiable. "Doble cara", Así era como le llamaba ella al pelinegro, pues el con ella mostraba un lado diferente a cuando estaba con otros.

¿Debería sentirse halagada? Sí.

—Sabes que no soy de esos que aman convivir. — JinYoung señaló a todos esos en la mesa.

—Lo mismo diría —HyeRi, a comparación con otros, con JinYoung si podía hablar, sin mencionar algo "extravagante", como decían sus padres.

Con él y con su hermano y en parte con Mark, eran los únicos con los que decía más de cinco palabras, pues en verdad le gustaba de su compañía. Y ni hablar de su hermano, al cual tanto extrañaba.

—¿Aún sigues indagando sobre la muerte de SooHyun? —pregunto de repente, JinYoung.

HyeRi no pudo evitar tensarse.

—Vayamos afuera. —Hablo y sin permitir que el pelinegro protestara, lo tomo de la mano, para ir hacia el patio trasero, donde era decorado con inmensos árboles.

En verdad parecía un bosque allí afuera.

—¿Y éso? —cuestionó JinYoung, recargándose sobre un árbol. HyeRi imitó su acción.

—No me gusta hablar del tema, mientras tengo a más personas a mi alrededor —él moreno la miró con sonrisa pícara, dispuesto a protestar, pero HyeRi tomo la iniciativa—. A excepción de ti, claro está.

—Bien, sueltalo.

Eyes on You ➸ JaeBum. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora