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Un impaciente Mark se hacia ver, a través desde la ventana de una cafetería. Su taza se café estaba a medio terminar, mientras veía con impaciencia por la ventana.

De pronto, una figura masculina se hizo ver desde la puerta de la entrada de la cafetería.

Mark, inmediatamente se puso de pie y le hizo señas a aquel masculino.

—Hombre, ¿Para qué me querías ver? —cuestionó, sentándose al frente de Mark—. Creí que te había quedado claro la última vez que nos vimos.

—Se trata de HyeRi —directo al grano es como inicio la conversación.

—¿Qué? —masculló.

Mark asintió con impaciencia.

—Se ha ido, ha desaparecido de la faz de la tierra, nadie sabe en donde está —JinYoung se levantó como un rayo de luz de su lugar, haciendo resonar sus manos en la mesa.

Los demás lo miraron expectante.

—¡¿Qué?! —gritó, ganándose la mirada de todas las personas que se encontraban en aquella cafetería—, claramente te había dicho que la cuidarás como si fuese tu vida —acusó.

—¡Y lo he hecho! —se defendió, imitando la acción del pelinegro.

—Pues no lo parece, acabas de decir que nadie sabe en donde está HyeRi —JinYoung paso su mano por su cabello en gesto de frustración.

—Y-yo... perdón —el castaño se rindió, volviendo a sentarse.

—-¿Qué sabes? —el pelinegro imitó la acción del castaño.

—Sólo sé, que hoy cuando llegue a su casa, sus padres estaban desconsolados y que desde ayer no la han visto.

—¿Fue a clases? —indagó.

—Sí, como siempre la vi y me acerqué a ella —el mayor hizo una pausar, para pensar—, pero ahora que lo recuerdo bien, ella me evitó durante las últimas horas, como siempre me ofrecí a acompañarla y esta vez se negó. Nunca se negaba.

—Bien.

—¿Qué harás? —preguntó el mayor.

—Buscarla. —y con eso, JinYoung se marchó de aquélla cafetería a quién sabé dónde.

[•••]

HyeRi de nueva cuenta, se encontraba sentada en aquel escritorio, con la música a todo volumen.

JaeBum había salido desde ayer en la noche y hasta ahora no había vuelto, lo cual le pareció muy extraño a HyeRi ¿confiaba en ella? Sí era así, en verdad creía que la chica no se iría, y así iba a hacer.

HyeRi no tenía en sus planes marcharse de aquella cabaña, claro que al momento de que el pelinegro se fue, ésta trato de abrir las puertas, pero nuevamente JaeBum fue listo y las aseguró.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar la puerta cerrarse de golpe, HyeRi no le presto atención, pues sabía que era JaeBum el que acababa de llegar, así que sin ejercer algún movimiento por ir a verificar si era él, se quedó allí, pintando con las pinturas que traía en su mochila.

Giro hacia la puerta y se encontró con que JaeBum cargaba con un cuerpo, exactamente el de una mujer. Se podía ver que la sangre aún resbalan por su cabeza.

Otra víctima más.

Con esa eran dos víctimas que había podido presenciar HyeRi, la primera se trató de un chico, que curiosamente cursaba el mismo curso que ella, pero en otra universidad; ambos tenían la misma edad. Pudo saber sus datos, gracias a que JaeBum no logró deshacerse de todas sus pertenencias, así que por curiosidad, HyeRi tomo su identificación y de allí vio todo lo relacionado con el chico, ya muerto.

Y la segunda, era una chica, y está vez su asesinato fue reciente, pues acababa de llegar a la cabaña.

Si seguía así, la policía no dudaría en venir a investigarlo.

¿Y cómo no? Si JaeBum enterraba a sus víctimas en el bosque, justo donde se encontraba su cabaña.

Lo supo cuándo salió a enterrar a aquel misterioso chico.

Y para acabarla, ni siquiera era discreto en lo que hacia.

—¿La complaciste bien? —interrogó HyeRi, sin despegar su vista de su pincel.

JaeBum le miró con desconcierto.

—Sí, pero creo que sería al revés —respondió—, ella me complacio muy bien a mí.

HyeRi hizo una mueca de asco, resoplando con hastío.

—Y como tú estas aquí —volvió a hablar, llamando la atención de la muchacha—. No pude hacerlo aquí, aquí tengo todo lo que necesito.

—Sí quieres me voy y problema resuelto —atacó—, digo, ya podrías estar cómodamente con tus víctimas.

JaeBum sólo le dedico un frío cállate.

Salió de la cabaña con una pala en manos, mientras que sobre su hombro llevaba a la chica, que hasta ahora no se sabía su nombre.

HyeRi, observó a través de la ventana sin cortinas, como esta vez JaeBum se alejaba para sepultar el cuerpo más lejos.

Eso le pareció de alguna manera extraño, pero no se preocupó, pues no era su asunto.

Si llegaba a venir la policía por alguna queja, obviamente le echaría toda la culpa a JaeBum, lo acusaría de secuestro y ella se no se vería envuelta en problemas.

Fácil.

Un estronduoso ruido se hizo presente afuera de la cabaña.

Llevaba más de una hora y media, que había caído una tormenta, y para sorpresa a HyeRi como otras cosas, esto le tranquilizaba.

En cambio JaeBum, él se encontraba impaciente, aunque no tanto. El motivo de su impaciencia era que había dejado a SeHwa sola, bueno, no exactamente sola, pero si con la mujer que se encargaba de cuidarla cuando JaeBum estaba ausente.

De pronto, un estronduoso ruido se escuchó desde afuera, de pronto, unas fuertes pisadas se escucharon desde la sala, alarmando a JaeBum, quien inmediatamente se puso de pie, en posición de defensa. HyeRi imitó su acción.

Sin esperar advertencia alguna, la puerta fue abierta de forma brusca. HyeRi quedó petrificada al ver a la persona al frente suyo, acompañado de otro chico, el cual no quitaba su sonrisa maliciosa.

Era JinYoung.

Eyes on You ➸ JaeBum. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora