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—No pienso estar todo el día aquí encerrada —riño HyeRi, cruzandose de brazos.

—Esto no es un jodido hotel.

—Mis padres no son unos idiotas como tú —dijo alzando una ceja—. Ellos me tienen prohibido salir ¿No crees que les resultará extraño que su adorada hija no se encuentre en casa? —comentó con un tono de ironía en su voz.

—Yo no te obligué —contestó JaeBum, mientras colocaba sus manos atrás de su nuca, recostandose en un sofá.

—¿Acaso tenía otra opción? —volvió a cuestionar—. No, porque seguías diciendo que los matarías y yo claramente no quería irme con mis tíos a Australia.

—No querías venir por las buenas, entonces tuve que recurrir por las malas.

—Como sea —dijo sentándose en la silla que estaba al frente de una mesa—. ¿Me dejaras trabajar en paz, ya?

—Haz lo tuyo.

Sin esperar alguna otra protesta, HyeRi saco de su mochila su cuaderno ya con sus dibujos, sus lápices y por último, saco su celular y sus auriculares. Era más fácil que se concentrará si escuchaba música.

—¿Necesitas hacer...?

—Sí —Lo interrumpió, pues era muy obvia su pregunta.

JaeBum sólo se limitó a resoplar, pues odiaba que lo interrumpieran, pero sólo por está vez iba a dejarlo pasar, pues la pelimorada se encontraba haciendo su trabajo.

Y si necesitaba concentrarse escuchando de su música, no protestaría.

HyeRi estaba sumida en su libreta y por si fuera poco, la música la tenía a todo volumen, tanto que hasta JaeBum lograba escuchar. Si de por sí, el cuarto en donde ambos estaban estaba en silencio, en estos momentos lo único que se podía escuchar era su música.

«Esa niña quiere quedarse sorda» pensó JaeBum.

JaeBum estuvo prestando atención a la canción que se reproducía y se sorprendió de que esa canción no era como las que escuchaba él.

Era distinta.

Al parecer esa chica de cabellera morada escondía muchas sorpresas, pues aunque no lo quería admitir, la canción en verdad concordaba con lo que ella escribía.

Era como si eso la inspirará y todo lo que sentía lo plasmara hacia esas hojas.

—Listo, he acabado —comentó de pronto la chica, provocando que JaeBum abriese los ojos.

—Al fin —exclamó él. JaeBum, camino directo hacía el escritorio donde posaba la pelimorada, y sin esperar alguna otra cosa tomo la libreta entre sus manos.

HyeRi sólo se limitó a rodar los ojos.

—¿A dónde vas? —cuestionó JaeBum, al notar que HyeRi se había puesto de pie, con la mochila en su hombro, dispuesta a irse.

—¿Pensaste que me quedaría aquí sin alguna protesta? —JaeBum sólo se mantuvo en silencio, lo que incito a HyeRi a seguir con su comentario—. No verdad, pues si, querido JaeBum, yo también soy un ser humano como tú y yo también tengo necesidades —mencionó con un ápice de sarcasmo en su intento de sónar adorable.

—¿Y luego?

—Iré a comprar algo de comida —le avisó—. ¿Qué? ¿Acaso me ibas a tener aquí sin comer? No, No quiero desnutrirme.

JaeBum volvió a resoplar y de un brinco, se puso de pie, dejando cuidadosamente la libreta a un lado del escritorio.

HyeRi le miró dudosa.

—Espera aquí, No salgas ¿entendido? —JaeBum advirtió, mostrando su dedo índice.

HyeRi sólo asintió y se encogió de hombros.

HyeRi, no quiso protestar o hacer algún comentario, respecto a la huida de JaeBum, sólo por está vez le haría caso y se quedaría en esa cabaña con olor a sangre de varios días.

Tal vez iría a asesinar a alguien o tal vez iría a torturar a alguien, para después asesinarlo a su manera, claro después de usarlo para su beneficio. Ó tal vez iría a vigilar a su hermana. Sólo tal vez.

HyeRi, En verdad estaba aburrida en aquel lugar, el ambiente en aquel lugar, era silencioso, demasiado lo cual era perfecto para la chica del flequillo morado.

No tenía algún otro medio con el cual divertirse, sólo contaba con su libreta, lápices y su celular, el cual no pensaba encender ya que llevaba un rato apagado por si a sus padres se les ocurría rastrearla.

A parte de todo eso, contaba con su mp3, en donde tenía diferente música de su agrado. Así que, retomando, se sentó en la silla del escritorio, colocó los audífonos de su mp3 y se dispuso a comenzar a dibujar cosas sin sentido, que poco a poco irían cobrando forma o sentido.

Siempre era así.

Abrumada por la música y el silencio de la cabaña, se sacudió de su lugar, pues ya se había cansado de hacer aquello, así que poniéndose de pie, nuevamente, se dirigió hacia la puerta de la habitación, donde salió hacia lo que resta de la cabaña.

Se sorprendió al notar que no había seguro alguno que protegiera la puerta de la habitación en donde hace tan sólo minutos atrás se encontraba.

Salió a curiosear por la cabaña, era de obvio que tenía que saber como era el lugar donde estaría de prisionera.

En serio, no se sorprendió al entrar a aquella habitación, donde se encontró con distintos métodos de tortura. Pero tortura sexual, en el se hayaban distintos tipos de látigos y demás cosas, No lo habría notado sino se hubiera adentrado hacia la habitación e haber indagado en uno de los muchos de los cajones de una cómoda.

Salió lo más rápido que pudo, pues en cualquier momento podría aparecer un JaeBum enfadado y lo menos que quería en estos momentos era discutir. Así que se lo ahorro volviéndose hacia la habitación.

No haber comido por horas la ponía de mal humor.

Eyes on You ➸ JaeBum. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora