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Era una tarde un poco lluviosa. El clima estaba un poco alocado. Era fin de semana y para HyeRi era un poco aburrido. No había nada ni tenía algo con que distraer su aburrimiento. Podría pintar o dibujar, pero la verdad era que no tenía demasiadas ganas.

Sus padres de igual manera o como siempre, no estaban. Habían recuperado la confianza de HyeRi, al igual que ella a ellos. O eso quería hacerse creer.

HyeRi no había vuelto a ver a JaeBum y eso de alguna manera le afectaba, sólo que HyeRi era lo suficientemente testaruda y orgullosa como para admitirlo.

Soltó un suspiro de aburrimiento, arrojando su celular lejos de la cama.
Con una idea decidida, se levantó de la cómoda cama, tomó su chaqueta, sus botas, el dinero suficiente y sus llaves de casa y salió en busca de algún auto que tuvieran en la cochera de su casa.

MinKi, como siempre, estaba allí, limpiando los autos.
Al ver a la pelimorada, le cuestionó con la mirada al verla ahí.

—Dame las llaves de este auto —ordenó HyeRi, señalando un auto gris último modelo.

—Lo lamento, señorita Lee, pero sus padres no me han dado el permiso para darle el auto —contestó.

—Ellos no están aquí, así que dame lo que te he pedido. Estoy de buen humor, así que no me lo arruines.

—Me temo que no puedo. En ese caso déjeme llevarla a donde desea. —propuso con una diminuta sonrisa.

—Olvidalo. Cuando trato de ser amable, los demás son lo opuesto. Por eso odio a las personas agradables.

HyeRi salió de la cochera de mal humor ya. Atravesó la cocina y salió de casa.

Iba a pasos lentos, queriendo disfrutar del agradable clima que tanto le gustaba. Al notar las pequeñas gotas que comenzaron a amenazar con caer más, HyeRi se puso el gorro de su chaqueta negra, con destino a un lugar que lograba relajarla.

[•••]

Al cabo de pasadas casi tres horas, HyeRi regresaba a casa con un nuevo color de cabello. Ya se podía imaginar las palabras de JaeHa al ver a su hija con un nuevo colorido color en su cabello. Pero eso no era lo que le preocupaba a HyeRi.

La ahora peliazul de las puntas y de un color negro como la noche sobre su cabello, caminaba cerca del mismo parque que frecuentaba. Justo estaba escogiendo una de sus muchas playlist's, cuando chocó con alguien, provocando que ésta retrocediera unos cuantos pasos; aturdida.

HyeRi estaba dispuesta a reñirle a la persona al frente de ella, pero se calló al ver quien era.

—¿HyeRi? —dijo el castaño, con una enorme sonrisa en sus labios, tomando por los hombros a la pelinegra-azul.

—Jackson.

—¿Qué hacías...? —inquirió él, viendo expectante a la chica.

Jackson entre abrió la boca de la impresión al ver a la chica con un nuevo color de cabello. En verdad le sentaba bien.

—Ahora eres... pelinegra... con puntas azules. Me encanta tu look —dijo, jugueteando con un mechón de su cabello.

HyeRi sonrió. Fue una sonrisa apenas visible, pero allí estaba.

En verdad le caía bien el chino, por no decir que desde antes se conocían, sólo que HyeRi siempre había sido despistada. Ambos cursaron la secundaria juntos, por lo que a HyeRi en verdad le agradaba el chino.

La vista de HyeRi se desenfoco del chico que jugueteaba con su cabello, hacia uno en especial que estaba a unos cuantos metros de distancia, quien llevaba de la mano a una dulce niña de cabellos castaños.

La mirada de ella y de JaeBum se encontraron, por lo que parecieron ser minutos eternos. Él seguía con su peculiar brillo en sus ojos sólo cuando estaba con esa niña.

JaeBum se cuestionó a sí mismo al ver a la chica que había raptado semanas atrás, sonreírle a aquel misterioso chico, quien se encontraba de espaldas del pelinegro.

HyeRi no lo notó, pero JaeBum la había observado desde que Jackson chocó con ella.

La vio sonreír. Cosa que nunca antes lo había hecho.

—Jae, ¿Me compras un algodón de azúcar? —preguntó SeHwa, tirando con insistencia de la camisa de JaeBum.

—Si, vamos —JaeBum cedió, rompiendo el contacto visual que había hecho con la ahora pelinegra-azul.

—¿HyeRi?

—¿Sí? ¿Qué pasa? —dijo ella; algo aturdida.

—Te perdiste unos momentos —dijo Jackson, incitandola a caminar.

—Oh.

—¿Te invito un café casero? Mi departamento está a unos minutos de aquí, será fácil llegar —invitó.

HyeRi vacílo un momento. Pensó en su respuesta y en la propuesta de Jackson. La verdad era que nunca antes había ido a solas al departamento de un chico. Así que ¿Por qué no ir?

—Bien. —aceptó y Jackson esbozó una enorme sonrisa y levantó sus pulgares en gesto de aprobación.

Luego el pelinegro la condujo hasta su departamento.

[•••]

—¿Vives solo? —preguntó HyeRi, viendo expectante la decoración del lugar donde vivía Jackson.

—¿Sí?

HyeRi sintió curiosidad.

—Oh —Jackson llegó a su lado y le tendió una taza de café con galletas—. ¿A qué se debía esta invitación?

—¿De qué hablas? —masculló él.

—Sí, por algo me invitaste ¿no es así?

—Bueno... sí.

Jackson de forma repentina, se tenso, provocando interés y curiosidad a HyeRi.

—¿Qué es?

—Ese chico ya sabes... JaeBum —HyeRi se mostró sorprendida a que él supiera la existencia de Im—. Sé quien es JaeBum y sé lo que hizo contigo, te obligó a irte con él...

—¿Cómo es que sabes eso? Nunca antes lo había mencionado. Nadie sabé de esto ¿Cómo...?

—Conozco a JaeBum, y se muchas cosas de él que puede no te gusten. —HyeRi podría jurar que la mirada de Jackson se oscureció.

—¿Por qué crees que no me gustaran sus cosas? No tenemos ningún lazo, Jackson —escupió.

—Eso es lo que tú crees. Ahora dime, ¿sabes lo que es realmente? ¿sabes? —preguntó Jackson con insistencia.

HyeRi supo al instante de lo que se estaba refiriendo.

—Lo sé.

—Creo que no sabes todo.

HyeRi comenzaba a cansarse de esto.

—Suelta la maldita verdad de la que hablas, Jackson —escupió cada palabra con hastío.

—Él mató a tu hermano.

——

Gracias por leer y perdón por no dar señales de vida de este fic. Voten uwu

Eyes on You ➸ JaeBum. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora